Ceniza y el Hilo del Caos
La ceniza también respira.
En un mundo quebrado por su propia fe, los niños son moldeados en silencio: no para vivir, sino para servir al miedo.
Judhead nació sin alma, o eso dijeron los inquisidores del Santuario. Pero cuando los Hilos de Sombra comenzaron a moverse por voluntad propia, comprendió que el dolor también podía ser un lenguaje.
Siete jóvenes sobreviven a la purificación, siete fragmentos de una humanidad extinguida. En ellos, la magia no es don sino herida; la obediencia, una forma de muerte.
Más allá del mar de ceniza, donde el mundo se abre en ruinas, algo los observa. Una fuerza olvidada, un eco antiguo, el verdadero corazón del caos.
En la ceniza no hay redención.
Solo memoria.