—Me… envenenaron…—lloriqueó el Gordo Han mientras lágrimas caían por sus mejillas.
—¡Objeción! ¡Esto es absurdo! ¿Cómo puede una rana tener veneno? —se quejó Llovizna.
Zhang Yang rio y dijo: —¡Vamos! Incluso algo como la leche o… o… huevos pueden ser venenosos. ¿Qué es tan extraño de una rana que escupe veneno?
El Gordo Han continuó llorando solo: —Guaaa… Me tiraron en la cara…
—Iuuu —dijeron las chicas asqueadas y se alejaron del Gordo Han.
Zhang Yang y Cientiros se tiraron a reír cuando entendieron lo que dijo el Gordo Han.
—Está bien. Jaja… No puede inseminarte seme… digo, ¡veneno de rana! —Zhang Yang rápidamente corrió a su cuerpo.
—¡Tanque novato! ¿Cuánto aprendiste a ser indecente como el Gordo Han? —dijo Llovizna, mirándolo y reprochándolo.