Cuando Lu Xinyi entró en el vestíbulo del edificio, ya era fuera del horario de oficina. Las luces estaban ya tenues, pero en algunos pisos todavía había gente ocupada como si intentaran entregar frenéticamente algo a tiempo y pronto. Llamó al elevador y esperó a que las puertas se abrieran.
Yan Cai, un miembro del personal de seguridad de la empresa de Shen Yi, le siguió después de haberla reconocido como la mujer que había acompañado al jefe Yi el día anterior.
—¿Señorita Lu? ¿Qué hace aquí? —le preguntó.
—Estoy buscando a Shen Yi —dijo inexpresivamente, con la voz sin expresión alguna. El hombre podía sentir la peligrosa aura que emanaba de la pequeña mujer como si amenazará a cualquiera para que no se le acercara. —¿Todavía está aquí? —El tono frio sorprendió a Yan Cai.
—Por lo que sé, el jefe Yi no se fue todavía. ¿Algo anda mal señorita Lu?