La cara de excitación que Rowina tenía me dió asco. Lo que más me impacto fue el hecho de que ella solo vistiera una simple camisa negra y que solamente le llevaba a cubrir los muslos.
Fui hacia afuera y por poco no termine vomitando la bilis.
Busque a Hércules y entré sin golpear la puerta del despacho, y Sherlock y él se sorprenden por el atrevimiento.
Hércules ve que estaba en un estado muy malo. Notó que había vomitado y se preguntó que había pasado.
-- Sherlock, sabés que hizo mi tío, verdad?-- le pregunté.
-- No, tuve que hacer un par de recados-- y no entro en detalles.
-- Creo que ambos deberían ir hacia la habitación y mirar por sus propios ojos-- fue lo único que dije.
Obviamente ellos fueron atrapados por la curiosidad y fueron hacia donde yo les había dicho.
Salí de la casa y me quedé por un tiempo, sentada en un banco de la plaza más cercana.
Traté de calmarme y de sacar el miedo que sentía. Me resultaba algo difícil de creer lo que mi padre me había hecho y no poder recordarlo. Lo único que parecía volver y con mucha fuerza era la tortura física, emocional y el lavado de cerebro que Ivanhoe me había hecho.
Me odie a mí misma por haber permitido que él se me acercara de nuevo y me haya manipulado a su antojo.
Me sentía sucia y asquerosa.
No sé por qué recordé un nombre y regrese a casa para decirle a Hércules sobre eso.
-- Quieres que Becca recuperé su memoria?-- y la voz de mi tío llegó hasta mis oídos.
-- No soy yo quien debe decidir eso-- y podía imaginarme cómo Hércules cruzaba sus brazos cuando no estaba de acuerdo con algo--. Pero en mi opinión, no quiero que recuerde si eso hace que la pierda.
-- Bueno, yo tampoco quiero recordar ni tener algún recuerdo, pero no sé puede hacer nada cuando mi memoria quiere que lo haga-- y me encogí de hombros--. Sólo recordé ahora un nombre: Cedric.