Bajé al laboratorio para ver si habían dejado a Rowina libre y mi tío Jekill no estuviera causando demasiados problemas como antes.
Me preguntaba si el tío Baquo seguía con vida y si lo estaba, esperaba que estuviera a salvo donde estuviera escondido. Sólo esperaba que Ivanhoe no lo haya encontrado y matado.
Me sorprendió mucho al ver que ella aún seguía metida en la jaula. Estaba en cuatro patas como si fuera un animal en celo. Gritaba de placer al ser penetrada por un bastón de hierro forjado, de esos que usan la gran mayoría de la tercera edad, para ayudarse a movilizarse.
Mi tío Jekill sintió placer al hacer esto. Se masturbaba y cuando se veía que iba a correrse, detenía la penetración y le tiraba su semen en la cara.
Vomité, ya que me produjo asco al ver cómo la estaba sometiendo.
Era cruel, aún si ella fuera la hermana del culpable de las pesadillas que me visitan a la noche, no se merecía eso.
No me esperaba ese comportamiento en mi tío. Era como si se tratara de una persona totalmente diferente a la que yo conocía.
-- El doctor Frankestein fue el único que te violaba cuando nos descuidábamos por un momento en el laboratorio-- menciona mi tío Jekill después de un largo rato en el cual había reinado el silencio.
-- Por qué?-- y no pude evitar preguntar eso principalmente.
-- Supongo que él fingió ver algo que no era-- se encoge de hombros--. Becca, simplemente ya dejaste de vivir durante ese período y el cretino se olvidó de ti-- concluyó.
-- Cómo fue eso?-- pregunté, ya que no sabía si debía sentirme algo aliviada de que me haya olvidado por un momento.
-- Simplemente Macbeth lo drogó y yo me encargué de dominarlo un poco antes de que lograra escapar de nuestro control-- me mira--. Aprovechamos la ayuda que nos dieron Ofelia y Hamlet, y logramos sacarte del laboratorio.