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Chapter 3: Capítulo 2

Una de las fechas más importante para un niño de edad temprana es su cumpleaños, al tener una situación difícil debido a las decisiones de su madre, tenía que salir a trabajar esa tarde, era para la visita de un cliente muy importante, se dedicaba a los bienes raíces así que a veces tenía que viajar por días, debido a su atractivo y su carisma era muy popular en su trabajo.

Debido a la situación tan importante tenía que dejar a su hijo en casa de su amiga la cual conocía de toda la vida, después de su fallido matrimonio se habían vuelto muy unidas, era el apoyo que tanto necesitaba, cuando decidió contarle lo que había pasado en su matrimonio, decidió apoyar a su compañera de secundaria, al ser tan cercana conocía todo lo que le había ocurrido en su juventud, como su vida había girado ciento ochenta grados después de casarse con el "Príncipe" apodo qué le habían puesto las dos cuando lo conocieron, era el hombre perfecto guapo, Adinerado y claro enamorado de una de ellas.

Su amiga siempre le había dicho que era muy afortunada al encontrar a su príncipe, lo había coincido en un concurso de canto en el centro comercial, el concurso era improvisado, cuando el presentador había pedido a alguien del público que subiera para participar, las dos amigas pertenecían al grupo de canto de la escuela, animada por su amiga subía al escenario.

"El príncipe" la escucho cuando pasaba con sus amigos, al verla se enamoró perdidamente de ella.

No sabía su nombre, pero si conocía el uniforme era muy reconocido en esa región la escuela de chicas de Arte todos lo que creían tener talento hacían una audición solo pocas podían pasar la prueba.

Después de unos días a las puertas del colegio u chico de un auto deportivo esperaba en la salida.

Todas estaban expectantes a quien buscaba, después de unos minutos las dos amigas caminaban a la salida despreocupada de la situación caminaron entre la gente que se aglomeraba en un costado, sin darse cuenta pasaron desapercibidas.

Al verla el chico camino hasta alcanzarla y tocar su hombro, al voltear vio un chico guapo qué le sonreía, alto con un ramo de flores, le pidió hablar unos minutos, ella accedió y ese fue el inicio de su lamentable vida.

Las semanas pasaron y su relación fue madurando, para ella era como el sol de su vida, siempre mostrándole los placeres del dinero, lo influyente qué era su familia, al final después de terminar la escuela él le pidió que se casaran.

Muchos estaban en contra en especial sus maestros, como una chica con un excelente futuro se iba a perderse así, para convertirse en la esposa de alguien, al final ella acepto era un sueño hecho realidad todas las opiniones se dividirán, pero eso no fue suficiente para poder cegar el amor que sentían ellos.

Después de una boda de ensueño ella se despidió de todos sus amigos y familiares y nadie supo de ella, hasta el día que llego con su pequeño hijo de regreso as u antigua casa. Había cambiado dejo de ser esa adorable niña risueña de alegre sonrisa, todos podían notar qué algo había cambiado nada era igual, nada.

La tarde qué Heinrich se disponía a pasar la noche con su vecina la pequeña Leila, era tres años menor tenía una risa un poco peculiar era parecida a una risilla nerviosa, eso la hacía sentir incomoda por eso evitaba a toda costa reír para no llamar la atención.

Al ser tan introvertida, se le dificultaba el interactuar con cualquier persona, su madre tenía muchos problemas, siempre tímida y retraída, pero todo eso cambio cuando conoció a su vecino, con su peculiar carisma qué solo se podía comparar con la de su madre, físicamente diferente cabello negro ojos azules y grandes, su nariz era tan simétrica a su cara y los labios rojos como una cereza, alto para su edad, al llegar llamo la atención.

Cuando muy alegremente se presentó a las dos, realmente Leila sintió confianza para acercarse.

Las mujeres platicaban amenamente, hasta que Estefanía madre de Heinrich, comenzó con las recomendaciones, tales como qué le gustaba comer y las caras que hacía cuando estaba molesto, etc.

Después de una hora de platica, se despidió de su hijo y salió de la casa, el semblante del chiquillo cambio radicalmente, fue muy notorio para las dos, sin pensarlo, Leila camino donde estaba el pequeño niño le tomo de la mano y le dijo

- Todo estará bien no debes de sentirte con miedo, las mamás salen todo el tiempo, a veces por días, pero eso no quiere decir que dejaran de amar a sus hijos –

El pequeño asintió con la cabeza, los dos comenzaron a caminar a las escaleras, subieron a la habitación sin antes recibir un leve aviso de Tania la madre de Leila.

- Los iré a buscar cuando sea la hora de la cena, mientras diviértanse –

solo voltearon a mirarla y siguieron su camino hasta su habitación, al llegar soltó su mano y corrió hasta la cama se colocó de rolillas metió su mano para sacar un contenedor de plástico donde tenía libretas y crayolas, compartió y los dos comenzaron a dibujar, casi no hablaron estaban tan conservados qué no necesitan hablar mucho, después de unas horas la madre entro al cuarto para avisarles qué ya era hora de cenar, sin decir palabra Heinrich se levantó y tomo la mano de su pequeña compañera y fueron directo al baño para lavarse las manos, la escena hizo qué Tania se conmoviera dio media vuelta y se fue.

Tomaron a ciento en la mesa y comieron tranquilamente, muy discretamente la mujer quiso hacerles platica para saber su estado de ánimo lo cual fue un rotundo fracaso, los dos no eran buenos conversadores, al final se rendido y los dejo comer tranquilos.

Cuando por fin terminaron se levantaron de la mesa y Heinrich, volvió a tomar la mano de su compañera de juegos y subieron al llegar al baño se lavaron los dientes y siguieron su rutina de dibujar en el cuarto, a si pasaron las horas, Laila al ser más pequeña se quedó dormida en el regazo de su amigo, no se quiso mover para no despertarla, pero quedarse quieto solo hizo qué él también se quedase dormido, los dos recargados en la cama.

Cristina los encontró dormidos y coloco a cada uno en sus habitaciones la casa contaba con un cuarto de huéspedes, ya entrada muy la noche, Heinrich se despertó al escuchar sollozos afuera de su habitación, al ir a investigar se topó con la pequeña Leila la cual lloraba fuera de su cuarto, al parecer había tenido una pesadilla, camino rápido y le pregunto, porque estaba a fuera, entre sollozos le contesto qué quería ir al baño solo que le daba miedo la obscuridad, decidió acompañarla la espero a que saliera y la dejo en la entrada de su puerta, cuando trato de soltar su mano, la niña no lo dejo diciendo que tenía mucho miedo y que no quería dormir sola, las lágrimas brotaban de sus ojos así que sin decirle nada la llevo a su recamara y la subió a su cama los dos se quedaron dormidos por el resto de la noche.

Su amistad al pasar los años se intensificó más, cuando Cristina tenía que salir de viaje Leila se tenía que quedar en la casa de Estefanía, prácticamente vivían en las dos casas, una de esas noches algo horrible paso, el padre de Heinrich llego en la madrugada, fuera de si por el alcohol, quería ver sin excusas a su hijo, Estefanía accedió con la condición qué no lo despertara, entro al cuarto y lo encontró dormido abrazado de su amiga.

La molestia del padre se hizo notoria comenzó a levantar la voz, esto hizo qué sé despertara, al darse cuenta camino hasta la cama para abrazarlo, le dijo que lo extrañaba y quería llevarlo con él, que viajarían mucho y visitaría muchos lugares, que sería muy divertido, el pequeño tallo sus ojos y se separó un poco de su padre, seguía insistiendo qué si quería en ese preciso momento se irían, Heinrich giro su cabeza y vio que su amiga dormida aun tan plácidamente.

El pequeñín tomo la mano de su padre y con una sonrisa que no parecía la de un niño le dijo.

- Papi, yo si quiero ir, me gustaría mucho, pero no puedo dejar sola a mamá, alguien tiene que cuidarla, no te preocupes papito, no te preocupes, tú puedes seguir viajando y divirtiéndose mucho, yo me encargo de cuidarla –

Al escuchar esas palabras, bajo su cabeza y derramó una lagrima, abrazo a su hijo

- Hijo, quiero verte, aunque sea una vez en las vacaciones, piensa en ello yo también a veces necesitaré qué me cuides, crees que puedas hacerlo –

El chiquillo con una sonrisa en su rostro asintió con la cabeza. Soltó a su hijo y le beso la frente se despidió diciendo que pronto se verían, le dijo adiós con su manita, se despidió diciendo que lo amaba y salió del cuarto.

Atrás de él salió su madre bajaron las escaleras y se sentaron en la sala, Heinrich se recostó y abrazo a su amiga para quedarse de nuevo dormido.

Leila después de un rato despertó, salió del cuarto por que escucho voces, camino a las escaleras, al mirar a la sala vio a los dos padres de su amigo abrazados enfrente de ellos en una mesita una botella de vino y dos copas, segundos después sintió como le tomaban la mano, era su amigo, giro para verlo y los dos comenzaron a caminar al cuarto, pidió ir al baño y mientras estaba en el, pregunto quién era el hombre que estaba con su tía. Al salir lo vio muy desconcertada ya qué no había recibido respuesta a su pregunta.

- Vamos a dormir él es mi papá y los dos tienes que hablar cosas de padres –

- Porque hermano, creí que no tenías papá como yo –

- El amor, es así, aunque mis papas no puedan vivir juntos, eso no quiere decir que no se amén –

- Ah es como en el libro que leímos –

- Así es hermana, quien perdona ama más, o es el que pide perdón, el cual no puede vivir sin esa persona-

- Los papas son muy raros –

- Si también lo pienso –

Caminaron tomados de la mano y se quedaron dormidos abrazados el uno del otro.

Esa esa escena se repetía gradualmente, el padre de Heinrich jamás se quedó a vivir con ellos, al tiempo regresaba, ebrio de madrugada y todo terminaba al amanecer, nunca se quejó de sus acciones tan infantiles, tampoco se le vio triste, deprimida por la situación y nunca reclamo.

Poco tiempo después parecía que así era su relación, el pedía perdón y ella lo recibía con los brazos abiertos, ebrio llegaba con flores y regalos tratando de que ella lo perdonara poco tiempo después dejaba de ir y enviar regalos, una temporada después regresaba llorando, pidiendo perdón y la rutina se repetía.

Al principio Heinrich lo llevo bien, pero al paso de los años esto se volvió un problema, muchas veces discutió con su madre por dejar qué la tratara así, ella con una sonrisa le decía que amaba a su padre y que él iba a cambiar, a veces tiraba algo y salía de la casa para irse con su amiga, se quedaba ahí hasta que se le pasaba el enojo, después de un tiempo regresaba.

La relación padre e hijo se deterioró tanto que dejo de ir a verlo, de verdad odiaba lo que le hacía a su madre, todo cambio un verano cuando su madre lo obligó a ir con él. Las peleas y los reclamos se acaban, esas vacaciones de primavera de la secundaria dieron un giro, la relación de ellos se fortaleció tanto que viajaba por su iniciativa.

Con el tiempo la llegada a la secundaria superior, trajo demasiada presión a Heinrich, era el centro de atención por ser apuesto, pero tenía el defecto de ser frio y cortante con las personas, aun así logro superar su primer año, a pesar de ser tres años mayor que Leila perdió dos años en consecuencia de las peleas legales de su madre y padre.

A diferencia de Leila que no era para nada sociable, hablaba poco, era reconocida por buena estudiante sus notas siempre eran altas, pero de verdad odiaba a sus compañeros, por su timidez era tachada de presuntuosa y arrogante, esto le había causado muchos problemas el ultimo año ya que no estaba Heinrich con ella todos sabían que no podían meterse con ella o la pasarían muy mal.

Solo tenia una amiga una chica que siempre pedía hacer equipo con ella, pero era excluida por la condición de su familia, esta descendían de los gitanos los cuales estaban muy orgullosos, esto le causaba muchos problemas esa era la razón por la cual Aceptaba su amistad y decidía participar en la escuela con ella, solo hablaban si era necesario a ella no le gustaba hablar de Heinrich y Jayah no tenía permitido platicar de sus tradiciones, por miedo a la critica.

Esas vacaciones fueron muy tensas ya que Heinrich había discutido con su padre por no ceder en un capricho de auto, lo cierto es que no sabia que esa zona era muy húmeda y a petición de su madre le había dicho que no lo comprara por miedo a un accidente, era raro que la mamá de Leila saliera de vacaciones para visitar a su padre, pero la enfermedad de este la hizo ir a visitarlo.

No muchas personas sabían de la extraña relación que tenía con su padre, era algo que ni entre ellas platicaban era vergonzoso, la abuela de Cristina era una mujer muy reconocida en el circulo social, debido a su estadía en la escuela de música, su hija Eleonor se casó con un musico de la calle esto hizo que se fragmentara su relación de madre e hija, decidió olvidar que existía su hija hasta que una tarde la policía llamo a su casa para ir a la estación de policía de Medilan ciudad donde se encontraba de jira con su esposo lo había escuchado en la noticias.

Al llegar la hermana de Derian estaba en pijama y con un bebe en brazos,

- Señora cristina soy Mara hermana de Derian –

- ¿Tú sabes que paso?, me llamaron para que me presentara –

- Si, lose es trágico lo que paso, mi hermano y su hija ellos estuvieron en medio de un atentado de bomba de esta ciudad, lamentablemente no sobrevivieron –

- ¡Que estas diciendo!, ¡¿mi hija está muerta?!

- La mentó darle la noticia de esta forma –

- Tu que puedes llegar a lamentar, si ni siquiera me conoces –

- Pero conozco Eleonor, la mejor madre que pude tener –

- Tan buena madre fue, que ahora llevas un bebe en tu regazo –

- ¡oh!, no es mío es mi sobrina Cristina –

- ¿Qué dices? ¿Es mi nieta? –

- Si, estoy aquí para dársela, ella me pidió que si algo le pasara llamara a este numero y que le diera a mi sobrina –

Cristina no puede soportar todo y se desmaya es una mujer adulta la cual sufre del corazón afortunadamente unos minutos después se tranquilizo.

Después de hacer la papelería para poder llevarse a su hija y darle cristiana sepultura, conforme fue creciendo a su nieta nunca le hablo de su madre y mucho menos de su padre. Así pasaron los años hasta que la pequeña Cristina conoció a su amiga.

La abuela se convirtió en una persona diferente no quería que interactuara con nadie, solo los de la academia les tenia permitido estar, nunca veía televisión y mucho menos escuchar la música del momento, esto para evitar los errores de su madre, la cual quedo perdidamente enamorada de ese cantante, no podía soportar que la historia se repitiera, así que tomo la decisión de casar a su nieta con un viejo adinerado que ya había expresado su interés a su abuela.

La cual al ver la oportunidad no dudo en aceptar, la vio tan emocionada con la boda de su amiga que decidió decírselo asta que salieran de la escuela.

Cristina jamás acepto, pero ella era su única familia y no podía quedarse sin ella, pocos meses después viajo al extranjero y en ese país desconocido contrajo nupcias con un hombre extraño.

La anciana estuvo enferma y ella tubo que regresar a cuidarla, unos meses después falleció, fue la decisión de su marido que allí se quedara en aquella casona con su hija, la familia no estaba desacuerdo con su matrimonio y sufría mucho con su pequeña hija.

Solo viajaba a verlo cuando lo pidiera su enfermedad lo requería, pero tenia que viajar sola ya que era muy peligroso para la pequeña que estuviera cerca de la familia.

Ese verano el padre de Leila había tenido una caída a caballo en la caza de zorros, lo cual había provocado que su enfermedad lo mantuviera en cama.

Su madre tuvo que tomar la decisión de dejarla sola, todos estaban preocupados, pero el que estaba al borde de la histeria era Heinrich, no quería salir de viaje para que ella no estuviera sola, pero su madre se oponía.

- ¿Por qué? Es imperativo que vaya, ¿Acaso es obligatorio? –

- Entiende si no lo haces, tu padre se va a molestar –

- Y sabes que se enoja mucho, en verdad no quiero pasar por eso, va a creer que es mi idea –

- No quiero que tengas problemas por mi culpa –

- Heinrich, por favor has lo que te pido –

Al final todos salieron de viaje y la dejaron sola su madre no tenía fecha de regreso, pero su tía y Heinrich si solo era una semana que estarían fuera.

Al final decidieron dejarla con la maestra de canto amiga de años de su madre, una mujer muy seria esto no fue del agrado de Heinrich, aborrecía a esa profesora, pero estaba tranquilo era una mujer que apreciaba a Leila.

La semana paso rápido y regresaron de sus vacaciones, su madre no regresaba aun se quedaría con su tía.

Las clases comenzaron y Heinrich podría estar tranquilo sabia que Leila estaba en su escuela y no preocuparse si alguien la molestara a demás su amiga Jayah también estaba en su salón, ella podía repeler todos los abusos aun así el no dejaba de cuidarla.

Los primeros meses fueron muy estresantes la preparatoria por ser la única de la ciudad todos los jóvenes estaban ahí personas que jamás había visto, todo se calmo cuando se dieron cuenta de la familia de Jayah esto hizo perder el interés en ella.

Y no era debido a Heinrich, sino a su apariencia su piel era blanca enfermiza, cabello negro y ojos avellana era la sensación donde estaba. Al final su antipatía por la gente y su amiga lograron que fuera rechazada.

La rutina era la misma de todos los años, iban juntos a la escuela y en la entrada se separaban, lo problemático del asunto es que parecían enamorados siempre tomados de la mano, esto causaba un frenesí en los compañeros, ninguno de los dos había tenido un noviazgo esto causaba mas chismorreo.

Al llegar la temporada de Halloween una chica llego a su colegio era hermosa, pero tenía pinta de problemática, todos sabían ya en el pueblo que se tuvo que mudar con sus abuelos debido a la amenaza de la policía estaba dentro de una pandilla de motociclista y ella conducía para el colegio en una.

Eso fue una revolución y no tardo en estar perdidamente enamorada de Heinrich, su rudeza la hacía ser temeraria estaba a costumbrada a tener lo que deseaba y el no seria la excepción.

Al paso de las semanas Heinrich no se fijaba mucho en ella, después de ser invitado un centenar de veces a pasear en moto este la rechazaba siempre, a la salida buscaba a Leila y se iban juntos. Después de unas semanas al terminar el desayuno Jenny se dio cuenta que Heinrich estaba malhumorado a si que se dio la tarea de preguntar a los chicos si alguien sabia que pasaba.

- Baja la voz –

- Que pasa ¿Por qué? ¿No podemos preguntar?

- No, no se puede Heinrich esta molesto por que su prima saldrá con sus amigos del salón, es para una actividad, pero él está molesto

- Eso es raro –

- Querida todo en el es raro –

Nadie dijo mas y nadie se atrevía a acercarse a no ser que fuera algo requerido a la escuela, pero Jenny vio una oportunidad y no la dejaría pasar, tenia que conseguir lo que se había propuesto, aunque significara poner todo en juego.

A la salida lo abordo cuando estaba parado en el poste para despedirse de Leila.

- Llama a casa si te sientes mal o lo quesea –

- Si, esta bien, solo iremos a la biblioteca y terminaremos el proyecto es toda la clase la que ira –

- Entiendo eso –

Después de unos minutos Jayah se acercó.

- Leila tenemos que irnos, esta platica ya sale de lo normal –

Heinrich miro alrededor y en efecto eran el centro de atención, dio la media vuelta y ella se despidió con la mano

- Te espero en casa –

No volteo y camino para la salida trasera, antes de llegar ahí Jenny lo esperaba con su casco en la mano y una botella de vino.

- Vamos, acepta mi invitación –

- Si esta bien –

- OK, se el lugar perfecto para nosotros –

La sensación de conquista no se hizo esperar en su rostro sabia que solo era cuestión de tiempo y un poco de paciencia subieron a la moto y espesaron a recorrer el camino a la laguna al llegar ella estaciono la moto a la sombra de un enorme sauce llorón el cual le daba la privacidad que quería.

- ¡Ansiaba conocer este lugar, pero esperaba que fuera contigo! –

- Que tiene de especial este lugar es una laguna –

- ¿Nadamos? –

- No quiero -

Platicaron de su ciudad y cuál era la razón por la cual la enviaron, el día se volvió tarde y el vino se termino un poco mareado por no haber comido nada en el día, pidió que lo llevaran, lo cual se negó asta que no se echaran un chapuzón, fue una discusión fuerte ya que él no quería y ella estaba obstinada en que entraran al final, no pudo conversarlo pero eso no impidió que tomara un baño, comenzó a desvestirse asta que dar en ropa interior y meterse al agua.

La tarde estuvo nublada debido a la temporada de lluvias que se avecinaba y esa tarde llego para refrescar el clima una lluvia ligera era el aviso para todos resguardarse.

- Debemos de irnos este lugar es peligroso cuando llueve, ¿no quieres perder tu motocicleta o sí? –

- Bien, maldito clima ni esta a mi favor –

- No digas tonterías y vámonos –

- Ok –

Tomaron sus cosas y se fueron, no tardaron mucho en llegar a casa, pero se reusó a que lo dejara en la puerta a si que se bajo a unas cuantas cuadras. Esto hizo molestar mucho a Jenny.

El vino de verdad había hecho de las suyas se sentía mareado y con mucho calor a un a pesar de la lluvia que refrescaba el pueblo, cuando entro a su casa tía Cristina estaba como loca, al parecer Jayah le había marcado para decirle que Leila había tenido una discusión con una chica al salir de la biblioteca y esta decidió regresarse caminando, pero empezó la lluvia y estaba preocupada.

Eso fueron dos horas antes y la lluvia arreciaba llamaron a la policía, pero tenían que esperar cinco horas para darla como desaparecida, su tía estaba llorando y su madre trataba de consolarla.

- Iré a buscarla tía no debes de preocuparte –

- No querido si te pasa algo no me lo voy a perdonar –

- Tía, aquí la única distraída es Leila, saldré a buscarla y creo saber donde esta a demás ya estoy mojado a si que no es ningún problema –

- Hijo, ten mucho cuidado parece monzones de verano y eso me preocupa –

- Si madre, me voy debe de tener miedo estar sola a fuera –

La parte del bosque que todos los días recorrían era una franca que rodeaba la ciudad, si no había llegado de seguro estaba en la cueva o en la casa del bosque que muchas veces fueron.

Al llegar a la cueva no estaba ahí, así que se dirigió a su segunda opción.

La casa no estaba en buen estado no tenia puertas y una sola ventana que cubría de la lluvia de los agujeros del tejado, la encontró con la falda desgarrada de los arbustos la mochila le servía para recostarse la ropa empapada por la lluvia, su pelo suelto, estaba dormida, al entrar empezó a sentir un dolor de cabeza tal vez era el frio o el cansancio o la lluvia, pero la botella de vino no ayudaba, se acerco a tratar de despertarla pero tenia fiebre, ella siempre había sido sensible para los cambios de temperatura, su cara estaba roja y su cabello tapaba la mitad de su cara, la camisa mojada dejaba ver el sostén que traía era de un color negro con encaje blanco, la temperatura de su cuerpo comenzó a subir, jamás la había visto de esa forma tan sensual, a pesar de estar enferma su cuerpo húmedo resaltaba su figura bien proporcionada.

Cuando la cargo y la puso en su regazo el cuerpo frio era muy refrescante, su labios empezaron a rozar su cuello y eso fue diferente, sus pechos fríos rozaban su pecho caliente, sus caderas eran grandes trato de recordar como era su cuerpo pero solo recordó que tenía un torpe caminar, no era un largo tramo a la casa, desde ese lugar debajo de un árbol a unos metros de su casa no pudo seguir caminando tenia que detenerse, sentía que se desvanecía de un mareo callo de rodillas y esto hizo que dejara caer a Leila, al tratar de acomodarla para recostarla en el sauce el olor de su cabello y su cara sonrojada por la fiebre le provocaron sentimientos que jamás había tenido no pudo contenerse mas y la beso momentos después tuvo que recostarse, no la aparto de su lado, poco a poco el también perdió la lucidez por la fiebre.

Cuando tomo conciencia estaba en su cama con ropa seca, pero Leila no estaba, la busco, pero un mareo lo regreso, en ese momento entraba Leila con un tazón de sopa y unas toallas.

- ¡Detente te vas a ser daño! –

- ¿Qué paso? –

Corre hasta está el.

- Calma todo está bien mi tía y mi mamá fueron a dejar al doctor –

- ¿Explícame que paso? –

- No se muy bien yo desperté ayer, pero me dijo mi tía que fuiste a buscarme y nos encontraron después de unas horas en el sauce que esta en la entrada, estábamos mojados y con fiebre –

Coloca sus manos en la cabeza haciendo un esfuerzo para recordar.

- Si ya recuerdo todo… -

En ese instante la imagen de su cara sonrojada y el rose de sus labios llego de golpe a sus recuerdos.

- Recuéstate tienes dos días dormido –

- ¿Dos días? –

- Si, lo lamento mucho, es mi culpa, soy una inconsciente –

- Tranquila todo esta bien –

Levanto las manos para que se acerque y coloca la charola en el buro, cuando su cara choca con su pecho el olor característico de ella, aquel que había provocado ese beso, regreso. En ese preciso instante entran su tía y su mamá.

- ¡Hijo despertaste! –

- ¡Cariño, estábamos muy preocupadas por ti!

- Esta lucido, mamá –

Las lagrimas de las tres mujeres salieron a borbotones de sus ojos.

- ¡Estoy bien! –

- Llamare al doctor para que me diga si es necesario ir a la clínica –

Salió corriendo de la habitación, Cristina la siguió.

- Estábamos muy preocupados creí que te había pasado algo –

- Tranquila ya estoy bien me siento bien –

Pero ese olor no dejaba de entrar en su cerebro y causaba sensaciones de excitación en su respiración

- ¿Te pasa algo?, ¿tienes fiebre de nuevo?

- Tengo hambre –

- ¡Quieres que te ayude? –

- Es vergonzoso lo are yo –

- Tranquilo, estamos nosotros solos, a demás te hará sentir mejor –

- Esta bien –

Termino de comer y se sintió somnoliento.

- Quiero dormir un poco mas –

- Espera a que llegue el doctor, tiene que analizarte dormido no se puede, bajare a dejar esto –

- Lo que digas –

Sale de la habitación y minutos después el doctor entra, su mamá los acompaña.

Le hacen la revisión general y afortunadamente no hay nada fuera del otro mundo, la deshidratación, el cansancio, la fiebre y el hambre eran todos los males de los cuales tenia que recuperarse.

- Deberás faltar lo que resta de la semana, es mejor que no excedas tus fuerzas, eres joven, pero eso no quiere decir que puedas hacer cosas que dañen tu salud –

- ¿Doctor algo más? –

- Solo que la enfermera que lo cuida siga su trabajo lo esta haciendo bien –

- Claro doctor –

- No debemos bajar la guardia si regresa la fiebre no dudes en llamarme –

- Si doctor, lo acompaño –

- Ahora duerme y descansa ese es tu medicamento y una buena alimentación –

- Gracias –

- Si doctor, yo tomare las indicaciones como dice-

- Eso espero –

Salen de la habitación, al bajar de las escaleras Leila con cara de preocupación los observa, el doctor se acerca a ella y le toca la cabeza.

- Tranquila el esta bien sigue con tus cuidados eso lo hará sentir mejor, debe descansar –

- Si doctor –

Su mama le toma de la mano

- Iremos a dejar al doctor regresamos mas tarde recuerda que debe descansar y tu también –

- Si, madre –

Las dos mujeres y el doctor salen de la casa, sin importarle nada corre escaleras arriba y entra a la habitación, estaba recostado con su brazo tapando sus ojos, se quedo parada observándolo, pensando que por su actitud tan infantil casi perdían la vida.

Una voz ronca la hizo regresar a la realidad

- ¿Qué haces ahí? ¡ven, aquí! –

Con lágrimas en los ojos corrió y se arrodillo a un lado de la cama.

- ¡Perdóname! no sé qué habría hecho si algo te hubiera pasado yo me muero –

Trato de enderezarse, pero el dolor en su cabeza lo impidió

- Tonta ven aquí, ¿Que locuras dices? –

Se levanto y se metió a las mantas que el había levantado para que se recostaran juntos.

- Soy una tonta, perdóname –

- Es verdad eres una tonta, pero ven aquí, deja pensar esas cosas, no llores mas mi cabeza retumba vamos a dormir bien –

- Si, hermano esta bien –

Sin decir una palabra más los dos cayeron en un sueño profundo.

Su madre y tía llegaron más tarde no quisieron molestarlos a si que se fueron a dormir también.

Esa noche el monzón no paro, los truenos y relámpagos importunaban el sueño de Heinrich la fiebre regreso, el cuerpo de Leila parecía un radiador, cuando trato de quitarse las mantas para refrescarse el aroma lo embriago, giro la cara para seguir el olor, cuando enfoco la vista ahí estaba en bata de dormir beige que hacia resaltar su piel blanca, nunca había notado que su ropa ahora era ajustada, sus mejillas estaban sonrosadas por el calor, la mano le tapaba la media cara su curiosidad lo hizo moverla quería ver de nuevo esa cara sonrojada, al moverla esta hizo pucheros que hicieron sacarle una risilla provocando que soltara su mano dejándola caer en la almohada el olor lo embriagara de nuevo, esto provocó que el se acercara a besarla delicadamente en los labios, el rose suave pero avasallante , la hizo despertar.

Sus ojos se ancharon como platos, el los mantenía cerrados, cuando los abrió los ojos de sorpresa que lo miraban fijamente causo una reacción diferente al no ser rechazado este intensifico el beso, haciéndolo más intenso y enérgico giro su cuerpo solo por instinto, paso su mano detrás de la cintura su peso era diferente sentía que lo oprimía recordó ese momento en la cabaña abandonada cuando la había cargado sus pechos que rosaban su cuerpo, estaba perdido en su embriaguez pero la resistencia pulmonar no era igual de los dos Leila lo empujo para poder respirar.

Sin decirse palabra alguna se giro y tapo su cara con su brazo, Leila no podía creer lo que había pasado, estaba confundida y no podía asimilar lo que había pasado, se levantó bruscamente, pero Heinrich, la detuvo.

- No me dejes, por favor –

Sus palabras entraron a su cabeza y sin hacer sonido regreso a su lugar, se giró y la abrazo como muchas noches anteriores y se quedaron dormidos, el ruido de la tormenta esta vez no pudo importunarlos.


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