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Chapter 476: Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 76: Yo seré suficiente.

Al norte de Nigeria en los límites con el bosque mágico, dos personas estaban esperando en medio de la noche.

Una era una joven mujer de facciones encantadoras y el otro era un gigante musculoso y alto que tenía una expresión seria.

"¿Preocupado querido?" Preguntó Agatha a su esposo.

Tenía que levantar su cabeza para mirarlo debido a que era bastante grande, pero su físico tan musculoso y atractivo, era una delicia a los ojos.

"Sí. Hay demasiadas emociones de por medio. Ellas pueden realizar algunas acciones por ira que tal vez luego se arrepentirán." Murmuró Antón con un suspiro.

Agatha al escuchar esas palabras dio una sonrisa viendo la preocupación de su esposo.

Las palabras de Antón eran ciertas, había demasiadas emociones de por medio en esta misión y eso llevaría a que cualquier persona actuara de forma precipitada.

"Alice es la que más me preocupa. A diferencia de su hermana, que está tratando de mirar más allá de la venganza, nuestra pequeña glotona sigue poniendo a su hermana como su todo." Dijo Antón y dándole una mirada apenada, murmuró. "Ella no se controla cuando alguien daña a su hermana."

Sus hijas se cuidaban demasiado entre ellas y lo hicieron desde que fueron pequeñas.

De una forma curiosa ambas eran los limitadores del otro y si bien eran diferentes en pensamiento, ambas se equilibraban bien.

Sin embargo, ambas tenían el defecto que una vez que alguien se metiera con su hermana, los límites y valores no tendrían importancia al igual que las consecuencias.

Alice estaba más enojada que Aurora por el ataque a la ciudad.

Esa ciudad construida a la mitad de la nada representaba la esperanza de Aurora, el deseo de progresar y seguir avanzando, a la vez que era el pilar emocional que tenía.

Era normal que, si alguien trataba de arruinar ese pilar de estabilidad, las personas que dependían de ese lugar se enojaran y…

"Y está bien. Ellas tienen que protegerse entre ellas." Respondió Agatha y recibiendo la mirada de su esposo, declaró. "Y en cuanto al gremio, no me interesa. ¿Y que si tortura a todos? ¿Los devora o le hace algo peor?"

Que Alice llevara solo a los miembros de la Empresa Apicius con ella fue debido a que no deseaba mostrarle lo que haría a otra persona que no controlara o que pudiera callar, todo porque no deseaba que su hermana supiera que seguramente 'exageraría'

"Es un castigo desmedido. Entiendo sobre castigar a los líderes del gremio, pero a sus miembros… Si ella los asesina a todos será excesivo." Señaló Antón con seriedad.

Su esposo actuaba siguiendo la idea de 'diente por diente', pero ese concepto era limitado y era una forma de no excederse y perderse en la venganza.

Él apuntaba a ir a por los líderes que controlaban todo y técnicamente fueron quienes ordenaron la traición, en vez de ir por los miembros del gremio.

Para Agatha ese pensamiento, era nada más que una broma.

"Sigo sin entender. Si fuera yo quemaría todo el gremio hasta sus cimientos con toda su gente dentro. De la misma forma que hice con la sede del Gremio The Eternal Guards." Respondió Agatha y recibiendo la mirada de su esposo, sonrió y murmuró. "No me importo quienes estuvieron dentro."

Ni siquiera percibió quienes estaban dentro del gremio, solo vio que estaban todos los líderes y los quemó a todos sin importarle absolutamente nada.

Su esposo hablaba de límites, de no perderse en las emociones y para Agatha eso contaba para aquellas personas que la sentían.

Ella no sintió ninguna emoción cuando quemo todo el edificio, de la misma forma que no sentía nada cuando eliminó a otras personas que no le agradaron.

Alice era igual que ella… Por eso defendía a su hija con todas sus fuerzas y no la detendría cuando deseaba hacer algo por su hermana.

Las pocas emociones que llegara a sentir debían ser apreciadas.

"Entiendo a lo que te refieres. El Gremio Toros Rojos en vez de traicionar directamente y apuñalar la ciudad por la espalda, se retiró. Tal vez pensando que no deseaban luchar en contra de sus antiguos camaradas o se encariñaron con los ciudadanos. Quizás dejar que Alice se encargara fue desmedido." Dijo Agatha y mirando a su esposo, reveló. "Pero Alice tiene otros valores y estoy segura de que, si ella asesina a todos de la forma más cruel posible, lo considerara misericordia."

Era imposible saber la razón por la cual el gremio se retiró en vez de apuñalarlos por la espalda y ahora que dejo que su hija se encargara del gremio, las posibilidades de saber la respuesta eran aún más bajas.

Lo que Agatha, si estaba segura, era de que, si su hija asesinaba a todos los miembros del gremio y se detenía en ese punto, era considerado misericordia.

Después de todo, cada miembro del gremio tenía familia, conocidos y amigos… Alice era alguien capaz de ser extremadamente vengativa y a diferencia de ella, su hija no tenía miedo a las consecuencias.

Agatha tenía que limitarse y controlar las consecuencias ya sea por su propia imagen o trabajo, pero Alice solo debía pensar en si sus acciones enojaban o no, a su hermana o le causarían molestia.

"Alice le importa la familia, empezando con su hermana y en menor medida, nosotros. Una vez que alguien cruza esa línea, ya no hay límites y ninguna acción es desmedida." Respondió Agatha y mirando a su esposo, declaró. "Estoy orgullosa de que ella aprendiera el valor de la familia de nosotros."

La familia era importante, tal vez esa fue la única enseñanza que pudo enseñarle a sus retoños.

Un valor que toda la familia pregonaba y aceptaba… Algo que incluso Antón no podía negar y la mejor prueba era que a pesar de que posiblemente pensaba que Alice estaba mal por lo que estaba por hacer, la dejaba.

O la razón por la cual esta misión se estaba llevando pese a que, si no se manejaba bien, la iglesia se vería como una entidad que actuaba arbitrariamente.

Tal vez para algunos esa importancia parecería desmedida, pero para Agatha todavía era menor.

"Me gusta que seas cariñoso, amable y lamentes tus acciones pensando en las consecuencias, pero me enamore de ti, debido a que harías lo que sea por la familia." Murmuró Agatha y elevándose en un vuelo, beso a su esposo y señaló. "Nuestra familia."

Antón dudaba, cuestionaba y lamentaba sus acciones, sabiendo perdonar y dejando pasar pequeños errores, pero al final era el Gigante de Acero que haría lo que tuviera que hacer por su familia.

Aunque esa familia fuera anormal.

Agatha abrazando a su esposo por el cuello y dejándose caer en esos gigantescos brazos, disfrutó del beso y el suave abrazo.

Le parecía gracioso como su esposo la abrazaba con sumo cuidado como si temiera romperla con sus musculosos brazos.

"Si quieres luego de esto puedes ser mi sujeto de prueba para mi magia de transformación..." Murmuró Agatha y sintiendo una masiva cantidad de presencias que se acercaban, añadió. "Aunque será luego de que terminemos con todo esto."

Su esposo que había entendido la ambigüedad de su tono, asintió y la dejo en el suelo, tratando de mantener su expresión tranquila.

Agatha dio una risa.

No iba a hacer que él se volviera más pequeño, ella iba a crecer y necesitaba probar la movilidad de su cuerpo y no había mejor lugar que la intimidad para hacerlo.

Riéndose mientras observaba como un enorme ejército de bestias aparecía a lo lejos, la expresión de ambos no cambio.

Era de noche, pero resultaba posible observar debido a que la visión de ambos ya había dejado de ser simple y podían ver el inmenso número de bestias mágicas y criaturas de todo tipo que se acercaban a la distancia.

Estaban al límite del bosque mágico y ese ejército de bestia pertenecía a Kax, la segunda bestia de la Señora de las Bestias, que también estaba aquí.

Traer a alguien como Liam fue la mejor decisión debido a que hizo un trabajo excelente.

Había descubierto completamente los planes de Allannia con el bosque mágico y sabía que estaba conectado con los Rinkhals que iniciaron la guerra en el interior del bosque.

Utilizó a Kax que era la segunda bestia contratada en secreto, para crear un segundo ejército y serle de apoyo a los Rinkhals, para que ellos actuaran.

Casi logró atrapar a la gobernante del bosque y poner todo ese lugar bajo su mando, pero sus hijas lo detuvieron y por eso envió a esa bestia y otro ejército a atacar Zerzura.

Mientras a la vez apoyaban a los Rinkhals que estaban luchando en contra las otras tribus del bosque.

"Una pena que no pueda seguir coqueteando." Murmuró Agatha mientras volaba en el aire con su esposo en dirección a ese masivo ejército.

La presencia de dos bestias de rango SS pudieron ser sentidas, pero ninguno de los dos se inmutó.

El bosque mágico estaba en guerra y que ella pudiera comunicarse con esa gran pantera que gobernaba la zona, le hizo posible formar una estrategia beneficiosa para ambas.

Pidió que todas las bestias atacaran a los Rinkhals y sus aliados dentro del bosque para terminar todo el trabajo rápido.

Era imposible que la Señora de las Bestias se quedara quieta dejando que su plan fracasara.

Ahora ese masivo ejército no solo iba a apoyar a los Rinkhals, sino que iban al centro del bosque mágico para tomar el lugar y controlar a todas las crías posibles, para de esa forma controlar a la gran bestia que gobernaba a los demás.

"Cariño, te dejaré a ese Xenosmilus a ti. Esa bestia fue la que se enfrentó a Alice." Señaló Agatha y viendo que su esposo asentía, añadió. "Yo me encargaré de la mujer y su oso."

En medio de ese enorme ejército de bestias estaba el Xenosmilus que controlaba todo y luego estaba Allannia, montando a su oso, conocido como Múller.

El plan de Allannia era bueno, pero lamentablemente se hizo con demasiados enemigos.

Zerzura y el bosque mágico se enfrentaban a un enemigo en común y ese mismo enemigo los volvió aliados.

Si no fuera tan ambiciosa, era posible usar a sus dos bestias mágicas y a sus dos ejércitos, para derrotar al General y controlar toda la zona.

En vez de eso, ocultó un ejército y planeó en contra del bosque mágico mientras dejaba a su ejército principal se protegiera en contra del General.

Aterrizando a unos veinte metros del ejército, Agatha al observar el gran número de bestias, dio una sonrisa.

"Pensé que había asesinado a la mayoría la última vez. No me di cuenta de que algunos se escaparon." Dijo Agatha y mirando a la mujer que controlaba todo, añadió. "Supongo que están bien entrenados, los que escaparon volvieron a su dueña."

Allannia era una mujer guapa, pero ahora tenía una mirada fría y seria en su rostro que era imposible de ocultar.

"¿Qué hace aquí el Gigante de Acero y la Luz de Plata?" Preguntó esa mujer y mirando fríamente a ambos, añadió. "Pensé que la Iglesia del Tiempo y el Espacio estarían tratando la paz con los demonios."

Era una pregunta sincera que llevaba cierta curiosidad, pero a la vez hizo que las bestias de los alrededores empezaran a actuar.

Varias bestias de rango S, entraron en una formación buscando rodearlos y el gran Xenosmilus lo rodeó por la espalda.

El vínculo telepático de una domadora con sus bestias era impresionante y Allannia no era una domadora de rango SS por nada.

"¿Importa?" Dudó Agatha sin contener su sonrisa.

Pudo ver como su esposo empezaba a tensar sus músculos y su cuerpo empezaba emanar un profundo deseo de batalla, dejando ver las venas por sus brazos.

Su esposo no era solo musculoso, era grande, su cuerpo siempre creció en su totalidad y ahora daba la impresión de que ese crecimiento estaba siendo estimulado.

"¿La iglesia intervendrá también en los asuntos de África?" Cuestionó Allannia y observándola, dudó. "¿No temen a que nuevos enemigos se levanten en su contra?"

África era un continente abandonado en donde muy pocas naciones quedaban, pero estaba controlada por individuos poderosos.

Normalmente luchaban entre ellos por diversos intereses, pero era posible que, si un 'invasor' venía, trataran de unirse para enfrentarlo.

Más al oeste estaba Raiden junto a otro gran rango SS, en el sureste estaba Ronald Einhorn y al este se encontraba el Pirata Somalí.

El número era alto, pero si veían que la iglesia venía a intervenir, era posible que los señores de la guerra de rango S, también se unieran en una coalición para evitar que la iglesia actuara.

La Iglesia del Tiempo y el Espacio buscaba la paz con los demonios y en este momento causar estragos en otra área, creando enemigos iba a ser un problema.

"Es mejor que nada escale. Después de todo, no creo que su dios, este interesado en traer calma a África." Señaló Allannia de forma solemne.

Estaba siguiendo la idea de que el Dios del Tiempo y el Espacio ignoraría esta región como prácticamente lo hizo con todo el mundo y que solo la iglesia se movería siguiendo la idea de neutralidad.

Actuando solo cuando algunos asuntos importantes sucedieran, muy similar con los demonios.

"Si la iglesia permanece neutral. Estoy segura de que los otros grandes señores de la guerra, también estarán al margen con sus propios asuntos." Añadió Allannia.

La participación de Agatha era la participación de la iglesia y era posible que una gran intervención no solo alteraría a los señores de la guerra locales, sino que podría ser negativo para la imagen de la iglesia a nivel mundial.

La iglesia siempre mantuvo una neutralidad y solo actuaba cuando había temas que importaban o que podrían causar problemas al mundo en su totalidad.

Demonios, sectarios u organizaciones secretas que buscaban cosas tan tontas como la dominación mundial o alguna idea de ese tipo.

Sin embargo…

"Yo inventé la idea de neutralidad. En ese momento era molesto participar en algunos asuntos. Por eso lo utilicé." Reveló Agatha y riéndose de forma entretenida, mirando a Allannia, cuestionó. "¿Crees que Aión le importa la neutralidad? Él es extremadamente parcial. ¿Por qué crees que este mundo acabo de esta forma?"

Entendía que las personas religiosas como la Cardenal Brousseau, creyeran que su dios era bueno y buscaba ayudarlos, pero que alguien al azar lo creyera… Era divertido.

El tiempo era indiferente ellos también… Esa idea tonta se le ocurrió a ella cuando hubo un asunto en el cual no deseaba actuar.

Allannia abrió y cerró su boca de forma bastante graciosa y Agatha continuó.

"Y no te preocupes, nadie vengara tu muerte o causara problemas. Después de todo, estoy aquí porque Aión me pidió que trajera estabilidad al mundo, derrotando a una peligrosa Gran Señora de la Guerra que buscaba causar estragos." Reveló Agatha con una mirada sonriente y 'honesta'.

Su esposo que estaba en modo batalla tuvo cambios de expresión, pero fue Allannia quien paso de sorpresa a ira.

"Eso es mentira." Señaló Allannia enfurecida.

Tal vez era ambiciosa, pero no era como si su ambición arruinaría al mundo como lo hizo ver, no obstante…

"Lo sé y tú lo sabes, pero los demás no lo saben." Precisó Agatha y viendo como la expresión de esa mujer se distorsionaba, añadió. "Al menos que tengan una forma de comunicarse con Aión, pero lo dudo. No da su número fácilmente."

Se volvió a reír a carcajadas.

¿Cómo podía no reírse? La persona que podía oficialmente comunicarse con Aión, era el Sumo Pontífice Abraham y en cuanto a todos los demás cardenales, solo recibían mensajes y no se comunicaban de forma bilateral.

Eso significaba que las palabras de una autoridad de la iglesia como ella, serian la voluntad de ese dios y de toda la iglesia.

"Si mientes perderás el favor de tu dios." Dijo Allannia buscando el último atisbo de esperanza.

Un paladín que actuaba en contra de la voluntad de su dios caería perdiendo sus poderes y en el caso de alguien con tanta autoridad como ella, era posible que fuera echada o encarcelada en la iglesia.

Pero…

"No es mi dios." Respondió Agatha y observando sus alrededores sonrió y señaló. "¿Y no te lo dije? Aión es parcial."

Cubriendo varios kilómetros alrededor de este masivo ejército, el espacio fue cortado de la realidad como si un gigante, hubiera arrancado una porción del espacio.

En los límites de este lugar, la realidad estaba distorsionada de una forma extraña mientras que la 'noche' continuaba de forma misteriosa.

"Yo… Yo…"

Allannia se puso pálida al ver una pequeña porción del poder de un Dios Primordial y sobre todo al verlo actuar.

Ella era ambiciosa, pero su ambición no debería haber llamado la atención de una deidad para que actuara.

Y no lo hizo.

"No necesitas preocuparte. Aión solo está cumpliendo mi petición para cerrar este lugar y darnos un campo de batalla que pudiéramos destruir." Informó Agatha y con una sonrisa, se elevó al cielo y declaró. "Después de todo, no necesito a un dios para eliminarte. Yo seré suficiente."

******

Melorrill dio una mirada a lo lejos mientras sus pupilas cambiaban de forma.

"¿Qué sucede?" Preguntó Xezor con curiosidad.

"Solo me preguntaba cómo le está yendo a Agatha." Respondió Melorrill y mirando al inmenso bosque que estaba bajo sus pies, murmuró. "Espero que grabe su batalla."

Bajo sus pies en medio del bosque mágico miles de bestias corrían a alta velocidad en dirección en donde la batalla estaba por tener lugar.

La luna iluminaba los alrededores, pero todos tenían una capacidad natural para ver en la oscuridad y ahora cientos de bestias mágicas se estaban moviendo.

Por el cielo también estaba llena de leones alados y águilas de fuego que dejaban estelas a su paso.

Si uno sentía bajo la tierra era posible que pudiera percibir a los goliathus que también estaban actuando.

Ya habían arrasado con varias defensas de los Rinkhals que estaban en esta área y estaban en dirección a en donde estaba la cabeza de esa tribu y sus aliados.

Las presencias de rango SS en el área, dejaron en claro que las fuerzas del bosque se estaban moviendo con todo.

Pronto estallaría la batalla final que definiría el destino de todo el bosque.

"Sé que seré mala, si lo digo, pero espero que pierdan." Murmuró Melorrill mirando a esas bestias.

Ninguna de esas bestias podría ver que lo estaban siguiendo y era imposible que alguien la pudiera notar cuando deseaba esconderse.

Aunque desearles mala suerte a las bestias que supuestamente debía vigilar no era agradable, era necesario.

"Lo dices porque deseas participar, ¿no?" Dudó Xezor y dando un suspiro, pidió. "Por favor, abstente a enojar a Agatha con tus acciones."

Agatha le pidió que vigilara que el resultado fuera como deseaba y eso significaba que tendría que actuar si las cosas no iban como esa gran Archimago deseaba.

Básicamente tendría que matar a las serpientes y a sus aliados, para darle la victoria a la felina de este lado.

Sin embargo, era posible que ni siquiera tuviera que participar, ya que las fuerzas eran más poderosas de lo que había imaginado.

Melorrill bajo sus hombros y siguió volando.

Sintiendo que ella no iba a tener demasiada participación esta vez.


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