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Chapter 4: 3

La tarde pasó muy rápido. Hicimos cosas simples, como salir a caminar, cenar, escuchar su música favorita y esas cosas. No volvimos a bailar, y creo que fue mejor así. No estoy acostumbrada a esos acercamientos, no puedo negar que fue divertido aprender algo nuevo.

—Ya es hora de bañarte, Dylan.

—¿Puedo esperar a que mi padre venga?

—Tu papá aún no va a llegar; además es mi trabajo.

—Deberá ser incomodo ver a alguien como yo desnudo.

—¿Estás avergonzado por eso? ¿No se supone que sea yo quien lo esté?— reí divertida.

—Es la primera vez que me baña una mujer, es normal estarlo.

—Hagamos una cosa. Te tapas, yo te ayudo con el champú y tú te bañas solo. ¿Te sentirás más cómodo así? Te juro que no voy a mirar— Dylan soltó una risa contagiosa, y reí.

—No voy a saber si estás mirando o no, aunque en realidad no me estaría malo, pero sería muy incomodo para ti.

Tengo ventaja de que no puede ver mi expresión de vergüenza en este momento.

—Bueno, hagámoslo.

Busqué en su cuarto las cosas y las llevé al baño.

—Me daré la vuelta. Puedes irte quitando las cosas ahí.

Me di la vuelta y esperé a que me avisara.

—Listo.

Me acerqué a Dylan y lo ayudé a entrar al baño. Miré en todo momento a otro lado. Cerré la cortina y busqué el lado de la pluma para abrirla.

—¿Cuál es la caliente? —abrí la primera que toque.

—Está muy fría.

—Lo siento, debe ser la otra.

Le ayudé dándole el equipo y él se bañó solo. Le pasé la toalla y se secó. Jamás había estado tan nerviosa en mi vida. Le pasé la ropa y se fue vistiendo.

—La camisa te la pusiste al revés. Permíteme ayudarte — le quité la camisa y vi que en su costado tenía una cicatriz.

—¿Qué te pasó ahí, Dylan?

La cicatriz se veía que fue profunda y que tuvieron que cogerle varios puntos.

—Trataron de robarme y el ladrón me apuñaló.

—Dios mío.

—Así es, por ese ladrón es que perdí la visión.

—¿Fue quien te dio un golpe en la cabeza?

—Sí por haber tratado de defenderme.

—Dios mío. ¿Pudieron meterlo preso?

—No, logró escapar. Debe estar dándose una buena vida en este momento, y a mi me la acabó.

—No te acabó la vida. Estás aquí, Dylan. Estás vivo y eres fuerte para sobrepasar esta prueba y más. Confía en ti.

—Rachel, ¿Por qué no pude conocerte cuando estaba bien?

—No hubieras podido. A veces las cosas pasan por un propósito, aunque ahora no sepas cuál es.

—Me gusta como eres. Imagino que debes tener una sonrisa muy bonita.

—Terminemos de vestirte— arreglé su camisa y se la puse.

Luego de ayudarlo con su aseo, lo ayudé a recostarse en la cama.

—Ha sido un día largo y debes estar cansado — lo cubrí con la sábana.

—No te vayas todavía, por favor.

—No me iré, me quedaré aquí hasta que te duermas, ¿De acuerdo?

—¿Al lado mío?

—Bueno, en la silla de aquí al lado— reí nerviosa—. Estaré en la habitación del lado por si acaso necesitas algo durante la madrugada. Tocarás está campanita y volaré para venir a ti.

Dylan sonrió relajado.

—Esta bien. Buenas noches, Rachel.

—Buenas noches, Dylan.

Cerró sus ojos y parecía un bebé. Realmente es muy lindo. Me quedé observándolo hasta que se durmió. Luego me fui a dar un baño y me quedé en espera del Sr. Homer. Le di el reporte completo de todo lo que hicimos y luego me fui a la habitación que me asignó. Estaré quedándome aquí por ese mes.

En la madrugada Dylan se levantó y escuché la campana, me levanté de volada a su habitación y estaba sentado en la cama.

—¿Necesitas ir al baño o tomar algo?

—Quisiera comer algo.

—Bien, te haré algo liviano.

—Perdóname por despertarte para eso.

—Estoy para ayudarte.

Bajé con él a la cocina y le preparé un emparedado de jamón y queso.

—¿Mi papá no se despertó?

—No, debe estar profundamente dormido. Llegó muy tarde hoy.

—Solíamos comer a esta hora. Debe estar cargado del trabajo, es una lastima que no pueda ayudarlo como quiero.

—Pronto podrás hacerlo.

—¿Qué tal si mañana vamos al parque?— sugirió Dylan.

—Me parece buena idea, hace mucho no voy.

—Yo solo fui una vez.

—Entonces hay que divertirnos mañana —ambos sonreímos.

Cuando Dylan terminó de comer, subimos a su habitación. Se sentó en el borde de la cama y creí que se caería, me asusté tanto y lo sujeté simulando un abrazo.

—¿Estás bien?

Dylan comenzó a reír y no entendía la razón.

—Eres muy rápida.

Estábamos frente a frente y tenerlo así de cerca hizo que mi corazón se acelerara. No sé porqué estoy sintiendo estas cosas.

—Lo siento — quise soltarlo, pero Dylan sujetó mi mano.

—No tienes que disculparte por algo tan simple. No pasó nada, Rachel— su mano era muy cálida y suave.

Al ver sus ojos más de cerca, son muy hermosos. Ese color café y la luz del cuarto, hacía que se vieran más claros. Es como si me hechizaran al verlos. No sé porqué siento una conexión tan extraña con Dylan. Apenas lo conocí hoy, y no sé porqué estoy sintiendo estas cosas.

—Debes dormir. Mañana vamos a madrugar.

—Buenas noches, Rachel— soltó mi mano y sonrió.

Lo ayudé acostarse y lo cubrí nuevamente.

—Buenas noches, Dylan. Mañana será otro día.

—Un día menos — su expresión se vio algo extraña al decir eso.

—Descansa— apagué la luz del cuarto y me fui a mi habitación.

Tenía que salir de ahí, mi corazón quería salirse del pecho. ¿Desde cuando padezco de taquicardia?


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