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Chapter 602: Mundo Shinobi - Chunin - 267

Considerando que Kaoru se iría de viaje de entrenamiento en poco menos de un mes, ella decidió seguir a Kain al campo de entrenamiento del equipo de Hiruzen. Para eso corrieron hasta la muralla Oeste y la saltaron. Después avanzaron por el bosque durante un par de kilómetros y se detuvieron frente a una gran extensión de tierra donde un niño de piel blanca los esperaba.

Kain se detuvo, sonrió y alzo su mano en señal de saludo a medida que avanzaba. Al mismo tiempo, Kaoru le tomo la mano izquierda y caminaron juntos.

El niño se levantó de la roca y ondeo su mano varias veces en señal de bienvenida. Él vestía un largo kimono gris con bordes de color azul oscuro. Su piel destacaba por lo blanca que era al punto de parecer que estaba pintada mientras una sombra purpura delineaba sus ojos por encima del parpado superior.

A medida que avanzaba Kain, se preguntaba si el abuelo Orochi tan arrugado y de rostro malhumorado, se vería así de tierno en su niñez.

—¿Segura que está bien?— preguntó Kain

Kaoru le sujeto la mano con firmeza y le respondió —sí, voy a estar bien. Sensei siempre es amable con Kaoru—

—Está bien, si hay algún problema hablare con Mari-san y le diré que estuvimos entrenando. De seguro se alegra—

—Sí, sensei siempre está diciendo que debería luchar con Kain-sama— respondió Kaoru —pero para Kaoru luchar con Kain-sama es un momento especial—

Kain también sujeto la mano de Kaoru con firmeza y asintió.

Una vez que llegaron delante del niño de piel blanca, Kain lo miró a esos ojos inocentes y sonrió —¿Cómo estas Orochi?— preguntó

—Bien, nii-san— respondió Orochimaru con una pequeña sonrisa en sus labios, después miró a Kaoru y le dijo —buenos días, Kaoru-san—

—Buenos días, Orochimaru-chan— respondió Kaoru con una sonrisa amable y sincera que hizo ruborizar a Orochimaru. Si cualquier otro le hubiera dicho "chan" se hubiera molestado, pero ante Kaoru solo podía agachar la mirada considerando que ella era muy bonita.

—Nii-san, íbamos a entrenar— dijo Orochimaru tratando de enmascarar su vergüenza

—Claro, vamos a entrenar— respondió Kain de buen humor, se acercó y le desordeno el largo cabello oscuro hasta los hombros. Era igual al de su madre, Naoko —¿Por dónde empezamos?— preguntó

—Shuriken— respondió Orochimaru con la cabeza gacha y una sonrisa en los labios al ser tratado con tanta familiaridad. El abuelo Orochi era amable, pero era demasiado frio y tosco en sus cuidados.

—¿Seguro?— preguntó Kain con una sonrisa juguetona —no es por nada, pero debo ser el mejor en todo Konoha—

Orochimaru levantó su rostro y dijo con una expresión seria —entonces entrenemos—

Kain asintió y junto a Kaoru y Orochimaru caminaron durante cincuenta metros hasta detenerse frente a tres árboles con un tronco grueso. Kain sacó sus pergaminos de sello y empezó a sacar unas dianas redondas hechas de paja. Las puso a la mitad del árbol y sacó una decena de kunais.

—Vamos, Orochi, muéstrame cómo lo haces— dijo Kain con una sonrisa rebosante de confianza. A su lado estaba Kaoru miraba como él conversaba con Orochimaru.

—Nii-san primero— dijo Orochimaru

—Si lo hago primero después no lo vas a querer intentar— respondió Kain —así que ve primero—

Orochimaru apretó los labios formando una línea como si estuviera acomplejado, pero asintió. Entonces llevo su mano derecha a la mochililla colgada en su espalda a la altura del cinturón y sacó tres shuriken con forma de estrella. Él miró las tres dianas puestas a diez metros de distancia y en el centro de cada árbol. Avanzó su pie derecho hacia adelante, se puso de lado y llevo su mano con los shuriken al pecho. Se concentró en el centro de la diana y lanzó los tres shuriken en un rápido movimiento. Las tres estrellas hechas de acero volaron cortando el aire y dieron en el centro de cada diana.

Al mismo tiempo, Kain sonrió con agrado y comenzó a aplaudir en señal de admiración. Orochimaru se dio la vuelta y en lugar de sentirse elogiado, le dio vergüenza.

—¿Qué pasa Orochi?— preguntó Kain en un tono de voz profundo al notar como el niño agachaba la mirada —lo hiciste bien, puede ser que seas mejor que la mayoría lanzando shurikens—

—Orochimaru-chan, no le prestes atención, Kain-sama es demasiado exagerado para los elogios— dijo Kaoru con una sonrisa divertida.

—¿De qué hablas, Kaoru?— preguntó Kain confundido —cuando alguien hace algo bien debe ser reconocido—

Kaoru solo negó y en lugar de ver a Kain, vio a Hashirama-sama. A Kain solo le faltaba reírse de forma escandalosa para ser su copia de carbón.

Kain frunció el ceño al ver a Kaoru sonreír sin razón alguna, pero no le dijo nada y se acercó a Orochimaru. Se detuvo a su lado y le dijo con voz amable —mira, Orochi, cuando uno lanza un shuriken o kunai, debe tener presente…—

Kain le fue explicando algunos preceptos sobre utilizar armas arrojadizas a Orochimaru mientras este último se olvidaba de la vergüenza de ser aplaudido con demasiado entusiasmo. Era como si Kain hiciera de algo pequeño, algo grandioso. Al mismo tiempo, solo pudo ver la sonrisa de Kain y la amabilidad en su mirada, sintiéndose tan cercano a él como a su abuelo.

—Bien, mi turno— dijo Kain. Orochimaru se hizo a un lado, Kain llevó sus manos a las mangas de su haori blanco y sacó una decena de kunais en cada mano. Se concentró en las dianas delante de él, extendió sus manos hacia los lados y cuando iba a lanzar los kunais, Kaoru le tomo la mano derecha.

—¿Qué sucede Kaoru?— preguntó Kain mirándola a la cara, ella tenía una sonrisa que no lo era.

Kaoru con una expresión molesta, dijo —Kain-sama vino a enseñar a Orochimaru-chan, no a presumir delante de él—

Kain miró hacia una esquina y lo pensó un poco, después guardo todos los kunais dentro de sus mangas mientras soltaba una carcajada. Kaoru negó con su cabeza al ver esto, porque era exactamente como se comportaba Hashirama-sama con Kain cuando le enseñaba algo. Bueno, Hashirama-sama era el dios shinobi que presumía delante un niño de siete años. Kain solo era un guerrero experimentado ¡pero aun así presumía delante de un niño!

—Lo siento, Kaoru-chan— respondió Kain con una gran sonrisa —a veces me emociono más de la cuenta—

—Sí, recuerde que vino a ayudar— respondió Kaoru

Kain asintió, después miró a Orochimaru que lo miraba asombrado y le dijo —lo siento, Orochi, ahora viene mi turno—

Entonces Kain llevó su mano derecha a la manga de su haori y saco tres kunais. Después miró a las dianas y lanzo los kunais con una sutileza que hizo ver el movimiento elegante, pausado y fluido. Los kunais volaron cortando el aire y también dieron en el centro de cada diana.

—¿Qué tal? Soy bueno ¿verdad?— preguntó Kain con una gran sonrisa

Orochimaru solo pudo sonreír ante este nivel de habilidad. Se notaba el entrenamiento en la forma de lanzar porque el movimiento era fluido y natural. Sin embargo, tres kunais no eran para tanto. No obstante, si podía lanzar una veintena de kunais sin fallar, era una habilidad asombrosa.

Después siguieron lanzando kunais de forma relajada e incluso Kaoru se unió al ejercicio. Ella no podría considerarse una maestra de los kunais como Kain, pero seguía teniendo una habilidad superior a la mayoría, pudiendo lanzar hasta cinco kunais y competir con Kain hasta la marca de los veinte metros de distancia. Desde ahí en adelante, se veía abrumada por la habilidad de Kain. Por otro lado, cuando el entrenamiento se transformó en una competencia entre Kain y Kaoru, Orochimaru solo los quedó mirando y sonrió feliz de poder estar a su lado.

—Veo que se están divirtiendo— dijo Hiruzen a gran voz

Kain, Kaoru y Orochimaru se voltearon y lo vieron venir a paso lento mientras era acompañado por Tsunade y un niño de cabello gris y alborotado. Hiruzen iba vestido con un kimono azul oscuro de bordes color crema y una camiseta manga larga hecha malla. Las marcas en sus ojos como pequeños colmillos destacaban en su apariencia mientras una barba de chivo lo hacía ver maduro. Al mismo tiempo, Tsunade avanzaba con cara de pocos amigos y mirando hacia otro lado. Su cabello rubio iba arreglado en una coleta mientras llevaba puesto un kimono de color calipso y pantaloncillos cortos por debajo. Por último, el niño de cabello gris tenía un cabello alborotado como el de Sakumo, pero tenía unas largas líneas rojas bajo sus parpados que le llegaban hasta las mejillas. Vestía un kimono gris con los bordes frontales de color verde y las mangas de color naranja como si fuera fuego.

—Oh, Saru, no esperaba que Biwako-san te diera permiso para venir a entrenar tan temprano— dijo Kain en un tono juguetón con más de un significado implícito.

Hiruzen se ruborizo, tosió mirando hacia otro lado y respondió —solo es un entrenamiento, no es para tanto—

—Uchiha, se más respetuoso con sensei. Te di permiso para que respires el mismo aire que yo, pero no te perdonare tu insolencia— dijo Tsunade con un tono de voz despectivo

—Oh, Senju— dijo Kain con una sonrisa juguetona mientras llevaba su mano a la barbilla y se acariciaba el mentón —eso sería interesante de ver—

Tsunade bufo hacia un lado como si estuviera indignada, pero se ruborizo.

Al mismo tiempo, el niño de cabello gris frunció el ceño, apunto a Kain con el dedo índice y preguntó con un tono de voz estridente —¿Quién es este tipo?—

—Kain— respondió Kain mientras lo evaluaba por lo que es, según aprendió del gran jugador y de Rei-chan. El niño tenía una gran fuerza producto de su esfuerzo, de ahí su contextura firme y más robusta que la de Orochimaru. Sin embargo, no tenía talento en nada en particular. Podría ser una titanita centellante o solo un guijarro de acuerdo al esfuerzo futuro.

—¡¿Quién te crees que eres para hablarle a sensei de esa manera?!—

—Su amigo, y tu ¿Cómo te llamas?—

—No te digo— dijo el muchacho haciendo una morisqueta y mostrando la lengua.

Kain soltó una risita ante la actitud del niño —dime ¿Te gustaría entrenar?— preguntó

—Kain— dijo Hiruzen un poco preocupado porque un monstruo como Kain vaya a entrenar con el niño problemático de su equipo —mejor, dejémoslo así—

—Oh, pero ¿Por qué? Parece interesante— respondió Kain con una sonrisa juguetona

—Uchiha, no te metas con Jiraiya— dijo Tsunade un tanto preocupada por esa sonrisa peligrosa —está bien que sea un poco cabeza hueca, pero no lo molestes—

—¡¿A quién llamas cabeza hueca, pecho plano?!— grito Jiraiya

—A ti, estúpido— grito de vuelta Tsunade

—Suficiente, no vinimos a pelear— intercedió Hiruzen de malhumor.

—Saru-san— dijo Kaoru mientras se ponía al lado de Kain y realizaba una pequeña reverencia —dijiste que la próxima ves tendrías unos mejores estudiantes—

—Kaoru-chan, no digas eso— dijo Hiruzen mientras miraba a la pequeña Hyuga de ojos malva y hermosa sonrisa.

—O-o-oye ¿Quién es esta belleza?— preguntó Jiraiya echando humo por la nariz como si estuviera ardiendo por dentro. Se acercó a Kaoru, se detuvo delante de ella y realizo una gran reverencia —me llamo Jiraiya, mucho gusto— enderezo su espalda y le extendió la mano —¿podemos estrechar manos?—

Kaoru soltó una melodiosa risita y se cubrió la boca con la mano, después miró a Hiruzen y le dijo —realmente tus estudiantes son algo especiales— después miró al niño de cabello gris solo unos centímetros más bajo que ella y asintió con una suave sonrisa —claro que podemos, como tú senpai te deseo lo mejor, Jiraiya-chan— entonces extendió su mano para estrecharle la mano, pero Tsunade se adelantó y empujo a Jiraiya hacia un lado.

—Kaoru-nee, esa cosa está sucia, no la toques— dijo Tsunade, se acercó a Kaoru y la abrazo como si la estuviera protegiendo mientras miraba a Jiraiya con malos ojos.

Por su parte, Jiraiya cayó sobre su trasero, apoyo sus manos en la tierra y grito enojado —¿Qué haces, pecho plano?—

—Cuidando a Kaoru-nee de un mocoso libidinoso como tú— respondió Tsunade con un rostro de pocos amigos —ella es demasiado pura para ti—

Jiraiya y Tsunade continuaron argumentando sobre Kaoru mientras Kain se acercó a Jiraiya que aún seguía en el suelo y le tendió la mano.

—Vamos, déjalo— dijo Kain mientras miraba a Jiraiya y él lo quedaba mirando algo asombrado —ella siempre es así con la gente que le agrada. Ya ves, en vez de llamarme por mi nombre siempre me llama "Uchiha" como si fuera un insulto. Siempre ha sido así—

Jiraiya le tomo la mano y dejo que Kain lo jalara para que se pusiera de pie.

Al mismo tiempo, Tsunade frunció el ceño y le preguntó enojada mientras miraba hacia otro lado y sus mejillas se ruborizaban —¿A quién le iba agradar un apestoso Uchiha como tú?—

—¿Ves?— preguntó Kain a Jiraiya con una sonrisa amable, lo cual asombro a Jiraiya porque de ser verdad, ella no lo odiaba, sino que se sentía atraída. No obstante, Kain solo le había dicho que le agradaba y nunca hablo de sentimientos amorosos.


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