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Chapter 811: Mundo Shinobi - Señores de la guerra - 475

Kain y Yoruichi volvieron a la habitación de esta última en el hotel. Kain llevaba su haori blanco, kimono y hakama. Yoruichi vestía una bata blanca e iba desnuda por debajo.

Yoruichi miró los alrededores y vio que todo estaba como lo dejo. Su cama abierta y desordenada. Su armario abierto y la ropa que ocupo el día anterior regada en el piso. Por último, miró a los ventanales que daban al balcón y vio las manchas de sangre. Eso la volvió triste, porque significaba que Rizu realmente había muerto. Ella agacho su rostro y se abofeteo a sí misma con dureza.

Kain la quedó mirando, observando el comportamiento y leyendo las expresiones en su rostro y a donde se dirigía la mirada. Era claro que Yoruichi se arrepentía de actuar de forma apresurada y matar a Rizu. En una noche su percepción del mundo había cambiado.

Cuando Yoruichi se iba a abofetear una tercera vez, Kain dio un paso adelante y la detuvo. Yoruichi lo miró con los ojos acuosos, al borde del llanto. Ella forcejeo para que él la soltara, pero Kain no la soltó y la siguió mirando a los ojos. Yoruichi agacho la mirada, vencida y triste. Ella entendió que su autoflagelación no traería a Rizu a la vida, ni repararía la enemistad que había formado con Kain.

—Al final— dijo Yoruichi con voz suave —nunca me dijiste tu verdadero objetivo—

—¿Cuál sería mi objetivo?— preguntó Kain con una sonrisa en los labios

Yoruichi lo quedó mirando, le gustaba esa sonrisa. Puede que fuera solo una actuación, pero era una muy buena. Al menos, ella sentía que la sonrisa de Kain le daba paz. Ella había perdido en todo el sentido de la palabra. Ahora ni siquiera sabía si esta misión era posible desde el principio ¿Acaso lo podía tocar?

Yoruichi levantó su mirada, tuvo que levantar mucho la barbilla para superar la diferencia de estatura. Él de cabello blanco y ojos azules. Ella de cabello purpura, piel morena y ojos rojos.

Yoruichi se mordió el labio inferior y estiro su otra mano. Kain la quedó mirando a los ojos y dejo que ella le tocara la mejilla —gracias— dijo

Kain curvo la comisura de los labios hacia arriba, ya que ella no entendía ni dimensionaba todo lo que le entrego sin ni siquiera darse cuenta. Sin embargo, Kain estaba jugando el juego mejor que nadie y no tenía ninguna necesidad de enseñar su mano. Puede que ella nunca se dé cuenta de todas sus pérdidas y si lo hace algún día, solo sonreirá sabiendo que no pudo hacer nada contra él.

—¿De qué hablas?— preguntó Kain, su mirada era suave y amigable, entregándole un sentimiento de alivio. Al menos, esa era su intención —todavía tienes que compartir tus conocimientos—

—Yo— dijo Yoruichi, ella se mordió el labio inferior con un sentimiento de indefensión en su pecho, como si no pudiera hacer nada —lo sé, dame un par de días—

—Como quieras— dijo Kain

Yourichi le acariciaba la mejilla con suavidad y se fijaba en sus ojos. Ella sonrió y le preguntó —¿No tienes miedo de que me escape y no cumpla mi promesa?—

—No ¿De qué te serviría? ¿Adónde irías?— preguntó Kain

Yoruichi tomo una profunda respiración y asintió con pesar. Para bien o para mal, ella estaba atrapada en este mundo. Solo debía tener cuidado del monstruo que la trajo aquí para matar a este otro monstruo con una hermosa cubierta de ser humano.

Kain levantó su mano, tomo la de Yoruichi y la apartó de su mejilla. Él no le soltó la mano. Le sostuvo la mirada y le dijo —en una hora estará listo el desayuno. Debes darte una ducha y vestirte ¿Quieres que llame una sirvienta para que te ayude?—

Yoruichi negó con la cabeza y respondió —siempre he podido arreglarme por mí misma, pero a Rizu le gustaba ayudarme ¿Me esperarás?—

—No es bueno— respondió Kain —la gente podría hablar mal de ti. No hay una excusa plausible para que yo salga de tu habitación por la mañana—

Yoruichi sonrió y le preguntó —¿Tienes miedo?—

—Claro— respondió Kain con una sonrisa juguetona —mis esposas me podrían golpear—

Yoruichi se tapó la boca y soltó una pequeña risita. Ella quedó mirando a Kain con tristeza y le dijo —espérame por favor—

—Está bien— respondió Kain

Yoruichi asintió, se dio la vuelta y camino a la puerta del baño. Sin embargo, a mitad de camino se detuvo, soltó las amarras de su bata y la dejo caer. Ella miró hacia atrás y le preguntó —¿No quieres entrar conmigo? A estas alturas dudo que haya algo que te sorprenda—

—¿Eres consciente de lo que me estás pidiendo?— preguntó Kain

Yoruichi agacho la mirada y después volvió a mirar hacia atrás esperando su respuesta. Su cabello purpura estaba amarrado en una coleta, los hombros delicados, la espalda estrecha, un físico atlético y unas caderas anchas. Su trasero estaba perfectamente levantado e inflado como un par de burbujas. Ella lo miraba con esos ojos felinos tan seductores.

Kain mostro una pequeña sonrisa y se quitó el haori. Camino hacia ella y lanzó el haori a la cama. Él llegó detrás de Yoruichi y la abrazó por la cintura. Ella levantó su rostro y miró hacia atrás. Kain se tuvo que agachar para que sus labios coincidieran. Kain la beso con suavidad, ella solo lo siguió en el movimiento, pero llevó sus manos a las manos de Kain y las guio a sus senos. Tenía una textura suave, redonda y de tamaño promedio.

Sin embargo, Kain entendía que había mejores lugares para tocar y solo dejo una de sus manos en el seno derecho. La otra mano la bajo a la cintura y comenzó a acariciar la región del abdomen. Yoruichi comenzó a respirar con dificultad, mitad por la falta de aire y mitad por la excitación. Kain fue espaciando sus besos, apartaba la boca para que ella se acostumbrara a respirar. Él la miraba a los ojos y la continuaba besando. Yoruichi se quiso dar la vuelta, Kain la soltó un poco y ella se giró. Quedaron frente a frente. Kain acercó su mano derecha a la barbilla y le levantó el rostro. Ella lo miró a los ojos, Kain se agacho de nuevo y la beso. Yoruichi fue reciproca en los besos y sintió las manos de Kain en sus caderas. Era un agarre firme, pero sin llegar a ser doloroso. Él la guiaba a la cama con cuidado, hasta que ella toco con las piernas el borde de la cama. Kain detuvo el beso y la guio para que se recostara. Yoruichi apoyo la cabeza en la cama y sintió la incomodidad de la coleta. Ella levantó su rostro, Kain la ayudo sujetándola de la nuca. Ella se quitó la cinta con que se amarraba el cabello. Su cabello quedó suelto y ella apoyo su cabeza en la cama. Miró hacia arriba, Kain estaba mirando, esos ojos azules sobre ella. El cabello blanco peinado hacia atrás, pero uno a uno iban cayendo los mechones de cabello blanco a los lados del rostro.

Kain acercó su rostro y la beso, Yoruichi se colgó de su cuello y sintió como la mano de Kain se volvía a deslizar por su vientre, pero esta vez bajo más todavía. Él llegó a los muslos, los acaricio por el interior y subió hasta el monte de venus. Lo acaricio con cuidado y bajo directamente a vagina. Pasos la punta de sus dedos con sutileza y ella sintió algo que no había experimentado en esta vida. Todo su cuerpo se contrajo y soltó una exhalación caliente. Kain sonrió al ver su reacción y la continúo besando.

Kain se apartó un poco de Yoruichi y se abrió el kimono hacia los lados, su torso con los circuitos de sello quedó expuesto. Yoruichi lo encontró misterioso porque era como un tatuaje, pero a simple vista podía ver que había algo especial con la forma y el dialecto escrito, pero no entendía lo que era. Ella estiro sus manos y toco el abdomen, subió hasta el pecho y después bajo a la cintura. Ella lo miró hacia arriba. Kain se agacho, la beso y sintieron el contacto de la piel del otro: cálida, suave, tersa. Ambos eran jóvenes.

Kain apartó su boca y la quedó mirando —después de esto, ya no hay vuelta atrás— dijo

Yoruichi lo quedó mirando y asintió.

Kain le acaricio la mejilla, le dio un pequeño beso en los labios y un segundo, él apartó su rostro, llevó su mano a la entrepierna y sacó lo que había en su pantalón. Kain beso a Yoruichi y entro en ella poco a poco. Yoruichi gimió de dolor, pero su quejas fueron ahogadas por los besos. Kain empujo poco a poco en su interior hasta que toco el fondo. Él lo hizo con cuidado, no era la primera vez que lo hacía con una mujer pequeña.

Kain bajo al cuello, lo beso, era delgado y terso. Después continuo a los senos que eran como dos naranjas, suaves y tersas. Kain se introducía en ella y Yoruichi lo abrazaba mientras él llegaba a lo más profundo.

Kain apartó su rostro de los senos, subió por el cuello y llegó a la boca. Yoruichi fue voraz en su reencuentro. Ellos se besaron apasionadamente. Yoruichi quedaba oculta bajo Kain, solo se veían sus manos en la espalda de Kain y sus piernas abiertas. Kain la beso una última vez y lo dejo todo dentro de ella.

Kain detuvo el movimiento de sus caderas, pero la siguió besando. Él sentía la típica ligereza después de terminar su negocio. Él apartó su rostro y quedó mirando a Yoruichi. Ella respiraba con dificultad, tenía la mirada lánguida y sus senos subían y bajaban mientras trataba de recuperar el aliento.

Kain acercó su rostro y la siguió besando durante un par de minutos hasta que se calmaron. Kain se derrumbó al lado de ella y Yoruichi se acurruco contra su pecho. Kain la abrazó sintiendo su cuerpo pequeño y delgada.

Kain apartó su rostro, estiro su mano y le acaricio las mejillas mientras la miraba a los ojos —vamos a bañarnos— dijo

Yoruichi le dio un beso en los labios y asintió. Kain se levantó, pero Yoruichi no se pudo levantar y en su lugar, frunció el ceño. Kain hizo una pequeña sonrisa y la ayudo lo suficiente para que se sanara su himen, pero no para restaurarlo.

Media hora después, Yoruichi se puso un kimono de color naranja y un obi negro que se ajustaba a su cintura. Ella se sentó frente al tocador para peinar su cabello y Kain la quedó mirando desde el borde de la cama.

Kain sacó un habano, lo encendió y lo comenzó a fumar.

—Vas a dejar toda mi ropa pasada a humo— dijo Yoruichi

Kain sonrió y pensando que no sería bueno dejar rastros, camino al balcón. Él abrió la ventana y dejo que entrara la brisa matutina. Ciudad Tengu estaba rodeada de praderas, lagos y bosques, así que llegaba un aire limpio y agradable. Kain miró la sangre manchando el balcón. Ya estaba seca, pero era demasiado horroroso. Así que movió su mano y las manchas se desvanecieron como si fueran polvillo soplado por el viento. Kain miró a la distancia y continúo fumando su cigarrillo.

Sonaron los pasos de un calzado de madera acercándose por la espalda. Kain siguió fumando y mirando al horizonte. Yoruichi lo abrazo por detrás y se quedó así durante un par de minutos.

—¿Qué nos pasará ahora?— preguntó Yoruichi con su frente pegada a la espalda de Kain

—Nada en especial— respondió Kain —hoy no hay reuniones y en la tarde hay un evento, pero por su naturaleza, no pensaba invitar a los daimios ni a sus familiares—

—¿Qué sucederá?—

—Una prueba de sucesión entre un maestro y su discípulo—

Yoruichi entendió que era un evento íntimo y a veces se extendía una invitación a otros guerreros excepcionales para que fueran espectadores de dicho evento —entiendo, pero, yo me refería a nosotros dos— dijo

—Bueno, eso depende de hasta donde quieras llegar— respondió Kain con tranquilidad


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