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Chapter 3: Prologo (III)

Había pasado una semana desde que ponía moverme bien, aun necesitaba el bastón para sostenerme, pero las niñas se ven sanas, después de todo he desinfectado toda la casa, barrí y lave cada uno de los lugares complicados, use lo último que tenia de jabón para hacer eso, cuando se me acabo simplemente hice más, usar mis conocimientos de química para hacer jabón es sencillo.

Me había dado un buen baño, me quite la barba y el bigote, limpie todo mi cuerpo cuanto pude, luego cuando me mire al espejo parecía más joven, es extraño, pero parezco de 21 años, aunque se supone que debería tener 26, creo que cuando el ángel me trajo aquí rejuveneció mi cuerpo a un día antes de comenzar a salir con mi esposa lo sé porque no tengo la quemadura que me hice con ácido en mi mano derecha, estoy muy delgado, pero no tengo tiempo para hacer ejercicio, pero debería.

Esa noche cuando las hermanas menores comieron y fueron a dormir, distraje mi mente limpiando los platos, los utensilios de cocina, aun me duele el cuerpo cuando lo muevo, aunque el dolor es menor con cada día que pasa.

La mayor de las chicas se me acerca y me dice:

- Gracias por ayudarme- ella guarda las escobas en un pequeño cajón.

- Es lo menos que puedo hacer, después de todo ustedes me salvaron- le respondo -además me dejaron quedarme aun siendo un desconocido.

Ella niega con la cabeza -no, no lo eres- luego muestra una sonrisa sincera -aunque no lo recuerdes ahora, eres nuestro padre.

No puedo decir nada frente a esas palabras que salen de ella tengo un nudo en la garganta, solo puedo salir de la casa para intentar tomar aire para que no me vea llorar, solo espero que ella no me vea, la noche es hermosa, el cielo se encuentra despejado, se observan todas las estrellas junto a la luna, la cual tiene un color verdoso.

Al observar los alrededores solo veo que nos rodea un extenso bosque, junto a la casa hay un largo camino de tierra por donde pasan carrosas. Por los instrumentos que he usado en la cocina puedo decir que no me encuentro en la edad media como en el libro de Mark Twain "un Yankee en la corte del rey Arturo" gracias al cielo no me encuentro en esa mugrosa edad media, si fuera así estoy más que seguro que hubiera muerto o quizá nadie sabría leer y tampoco me dieron ventaja como a Jhon Carter en la "serie marciana" de Edgar Rice Burroughs, bueno, nunca pensé que esas cosas pasaran, estas cosas solo pasan en las novelas isekais. Lo que me intriga es que las personas pueden usar magia o hechicería como lo hace la mayor de las tres chicas. Aunque sea de noche la luz de la luna brilla intensamente, lo que me permite observar detenidamente la casa en donde me encuentro, es realmente antigua o está mal cuidada, sea lo que sea su condición es pésima, la madera de las paredes esta mohosa, la puerta se encuentra con aberturas, algunas tejas están rotas y la entrada está cubierta de mala hierba, nadie ha cuidado de este lugar en mucho tiempo, tampoco puedo culpar a tres niñas de eso. En especial si estas viven solas en medio de la nada, no me atrevo a preguntarles sobre lo sucedido, pero soy consciente de que su madre (el ángel) fue quien me invoco. Para matar el tiempo le pregunto a la mayor de todas quien me responde que ella tiene nombre y que de ahora en adelante la llame Maki, aunque me lo diga, para mí es muy difícil llamar a alguien que apenas conozco por su nombre. Ella se encontraba leyendo ese extraño libro que no puedo entender.

- ¿Por qué puedo hablar con ustedes, pero no puedo leer ningún texto? Le pregunto, sucedió lo mismo en la cocina, la mayoría de los frascos estaban marcados y no sabía lo que decían, simplemente me guie por el olfato y color.

- Es gracias a un artefacto- responde ella señalando el collar que cuelga en mi cuello -esta te permite entender y traducir las palabras que digas y escuches, pero no sucede lo mismo con los textos, de hecho, aunque con lo hábil que eres deberías aprender el lenguaje y la escritura básica en menos de un mes.

- ¿Quueeeee?

- Silencio papá, Anna y Antonia duermen- ella me hace un gesto para que module el sonido- mamá fue muy lista, ya que me dijo que cuando volvieras no entenderías nuestro idioma, así que compro ese artefacto.

Me disculpo con ella por lo del ruido.

- No te preocupes papá.

< ¿Así que un artefacto mágico?> pienso mientras toco el collar, parece que el ángel tenía todo planeado.

Le pido las herramientas para limpiar la entrada de la casa, además de que si me puede prestar libros básicos para aprender a leer. Ella me dice que debería descansar ya que es tarde, pero prefiero decirle que con eso puedo distraer mi mente, además de arreglar la casa, como fuera ella me ayudo un rato, luego regreso a sus estudios.

Al otro día luego de arreglar la parte frontal de la casa o al menos una parte, porque aún me falta mucho por recoger y arreglar. Me pongo en la tarea de aprender la lectura básica de este mundo, mi maestra es Maki, y mi compañera de clase es la menor Anna, básicamente es volver a aprender a leer y escribir. Anna solo nos observa, ella ya sabe todo lo básico y avanzado en la lectura, además también es una usuaria de magia muy capacitada. Mientras intento aprender las letras y demás cosas ella crea dos esferas mágicas con sus manos y se pone a jugar con ellas, Maki se molesta continuamente porque distrae a la menor.

- Papi deberías ir a la escuela conmigo, serias mi compañero de clase- dice Anna sonriendo.

- Tal vez- le devuelvo la sonrisa.

Es curiosos, ella tiene el mismo color de mis ojos.

Para mejorar mi aprendizaje escribo en un libro las traducciones del idioma de este mundo a mi idioma natal.

Llegada la noche las tres chicas se van a sus cuartos, yo sigo estudiando hasta altas horas de la noche hasta que me duermo por el cansancio.

El sol se alza nuevamente en el horizonte, siempre he tenido la costumbre de despertar temprano, las chicas aún se encuentran durmiendo creería que me levante a las 5:00 AM puesto que aún no sale el sol y no encuentro ningún reloj que me diga la hora real, así que decido ir a la cocina y buscar que puedo hacer de desayuno. Desgraciadamente solo encuentro lo mismo del día pasado, lavo, corto y preparo el alimento para las chicas, busco en la alacena y encuentro lo que parece chocolate, en este nuevo y extraño mundo me gustaría vivir una vida tranquila.

En las noches les contaba todos los cuentos que se me de memoria a las pequeñas. Después de todo el humano que diga que no recuerda los cuentos infantiles que le decía su madre cuando era pequeño es un mentiroso.

Me había acostumbrado a la rutina, las niñas se veían felices. Todas las mañanas las menores se alistaban para ir a la escuela, mientras que la mayor se iba directamente a la casa de una amiga para seguir con su estudio.

Mientras aprendía el nuevo idioma, escribía las traducciones en el cuaderno.

En los próximos días haría mi primer amigo.

****

No creí que pudiese volver a descansar tanto tiempo, no tengo idea de que hora del día es, llevo días durmiendo hasta tarde por fin puedo descansar, al despertarme completamente, observo a mis hermanas. Ellas aún siguen durmiendo tranquilas en sus camas, me alegro mucho, pero debo despertarlas ya que deben ir a la escuela y yo debo seguir con mis estudios. Me encanta despertarlas, tomo una pierna de Anna la saco con fuerza de la cama, hago lo mismo con Antonia mientras me rio de ellas.

- ¡Qué te pasa rufiana! Refunfuña Antonia

- Zzzzzz -Anna sigue dormida como una piedra

- Despierten par de flojas- tu vuelves a la escuela y Anna va a su primer día de clases -ve y báñate de una vez Antonia.

Tomo a Anna y la sacudo para que despierte.

- ¡Wahhhhhhhh!

- Por fin despiertas, ve y a bañarte rápido.

- Ñoooooooo- responde adormilada.

- ¿Antonia la bañera ya está llena?

- Siiiii-responde ella limpiándose las lagañas.

Tomo a Anna y la lanzo a la bañera aun con su pijama puesta, ella comienza a llorar, - Espero no hacer lo mismo mañana-. Debo ser estricta con ellas, Mamá era igual y ahora que no está ella, es mi responsabilidad educarlas duro, ya que papá es muy blanda con ellas. Al salir de nuestro cuarto nos recibe un delicioso olor en la mesa, papá había preparado el desayuno, se veía muy gracioso con el delantal que encontró, en la mesa había 3 platos de caldo junto a 3 tazas con chocolate.

- Buen día chicas- nos recibe papá, llevaba un delantal y sonreía, su sonrisa brillaba como el sol- por cierto, Maki, no deberías ser tan dura con tus hermanas- exclama un poco preocupado.

- ¡No papá! – respondo- estas dos mocosas deben acostumbrarse a la realidad, la vida es dura.

Como si no les importara lo que digo ellas simplemente pasan a mi lado.

- ¡SIIIIIIIII COMIDA! Gritan Anna y Antonia, quienes corren a la mesa. No las detengo, hace mucho que no comíamos algo decente y cada uno de los platos que hace papá es mejor que el otro.

- Delicioso- dice feliz Anna -no se parece a la horrible comida de Maki.

- Estoy escuchándote sabes.

Ella me hace una mueca y sigue comiendo, Antonia está concentrada en su plato.

- Cuida tus modales en la mesa- le reprimo -no quiero que ensucies el uniforme.

- Papá sonríe- dice Antonia, mientras sigue devorando su comida.

- Si quieren más pueden decírmelo- exclama papá asomándose desde la cocina.

Por su puesto repetimos.

Anna pregunta.

- ¿Papi vas a acompañarnos el primer dia de escuela?

- No creo que pueda, de hecho, no sé si pueda- responde.

Me uno a la conversación:

- Por ahora papá debe descansar, la próxima reunión de padres él puede ir.

- ¡siiii! Exclama con alegría Antonia.

Después del desayuno el me pregunta sobre donde conseguir carne, huevos pollo y pescado, verduras y otras cosas más.

- Hay un mercader que pasa cada 3 días a la semana, casualmente pasa hoy, pero solo pasa en las mañanas es por eso por lo que no podíamos comprar alimentos para la casa - Habitualmente comemos en la escuela.

- ¿Qué utilizo para comprar los alimentos? Pregunta el- se están acabando los víveres de la alacena, además dudo que sean vegetarianas.

Saco mi cartera, le entrego unos billetes y algunas monedas en sus manos.

- Con esto compra todo lo que desees, un vendedor ambulante pasa cada 3 días, jamás le he comprado.

Creo que a él se le olvido el valor de cada cosa, así que le explico.

Un billete equivale a 10 monedas de plata.

Una de plata a 5 monedas de cobre.

Nos despedimos, utilizo un hechizo de teletransportación para llegar a la entrada de la escuela y dejar a mis hermanas, luego viajo a la casa de una amiga para estudiar para un examen de ingreso a la academia de magia.


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