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Chapter 4: Capítulo 4

MINUTOS ANTES

—Abuela, tengo mucho miedo— expresó Dian Victoria, dando a conocer sus emociones a Rosa.

—No temas mi niña, aquí estarás a salvo de todas aquellas personas malvadas.

Rosa señaló a un costado de la habitación, a través del campo de energía que las rodeaba a ambas se podía ver a la madre de Dian, Victoria, siendo amordazada por una decena de personas junto al padre de la misma niña, siendo maltratado injustamente. Ambos individuos se encontraban a no muy lejana distancia uno del otro, posiblemente podrían tomarse de las manos si se lograban estirar los más que sus cuerpos lo permitieran, pero tanto a Victoria como a Frederick los tenían amarrados de sus manos por la parte de atrás de sus cuerpos, lo que permitía su poca movilidad.

Dian Victoria tenía los ojos llenos de lágrimas, aunque no entendía al 100% lo que ocurría, un sentimiento sí lo tenía bien claro en su interior y era el peligro en el que esas personas mayores, que por unos cuantos años había llamado 'padres', corrían un peligro que su corta imaginación podía manifestarle.

—Quiero que todas esas personas se vayan de aquí— dijo Dian en medio de un llanto, su voz se oía muy suave cosa que su abuela Rosa con mucha dificultad logró escucharla.

La abuela no le respondió a la niña, en ese preciso momento estaba concentrada en mantener el campo de energía que las protegía a ambas de toda la situación en la que se habían visto involucradas de alguna manera.

Dian podía ver a su madre ahí parada en medio de la habitación, moviendo los brazos tal cual su abuela estaba haciendo momento antes que Victoria Rosalinda apareciera en aquella habitación, presenció el momento en el que las personas del pueblo en dónde vivía entraron furiosos como nunca antes las había visto. La pequeña niña vio como capturaban a su madre y como la mantenían cautiva, pero no era lo único de lo que fue testigo aquella noche que cambió la vida de la familia Augustus-Rosalinda. Observó como su padre, quien la había llevado hasta ese lugar, era cautivado también por aquellas personas que no dejaban de gritar y exigirles alguna cosa a sus dos padres.

—Mi querida Dian— habló la abuela Rosa de manera suave— cierra tus ojos mi pequeña, todo pasará pronto.

Aunque las palabras de aquella mujer mayor lograban tranquilizar de cierta manera a la pequeña niña de cinco años de edad, Dian no hizo mucho caso a lo que su abuela le pedía ya que ella permaneció con los ojos abiertos por mucho tiempo más, observando todo lo que le hacían a sus padres.

Dian presenció como su padre era asesinado por aquella multitud de personas que habían invadido la casa que pertenecía a su abuela Rosa, aquellas personas exigían a su padre a que hiciera algo que ella no podía entender, le exigían que dijera quién era el fenómeno de la familia, cosa que Frederick no respondió ya que aquel hombre no sabía y tampoco lograba entender todo lo que aquellas personas le pedían que respondiera. Sin embargo, Victoria quien estaba a unos metros de aquel hombre sí comprendía lo que le preguntaban, ella sabía perfectamente que estaban buscando a alguien que pudiera ser hechizos e invocar magia, sólo que ella lo único que no comprendía es como se habían enterado de aquello, la única de su familia que podía hacer eso era su madre, Rosalinda, que ahora se encontraban en el campo de fuerza escondida con su pequeña niña y la cual siempre había sido bien cautelosa en realizar cualquier hechizo o algún poder que la pudiera delatar ante su sociedad.

Ante aquel interrogatorio que le hacían a su esposo antes de morir, Victoria recordó lo sucedido un par de horas más temprano, cuando aún estaban en la sesión de fotos que se tomaba la familia entera, sus otros dos pequeños ya no se encontraban ahí cuando sucedió lo de Dian Victoria, cuando aquella niña perdió el control de sus emociones y las expulsó al exterior haciendo que Victoria perdiera el equilibrio y cayera al suelo soltando a la pequeña y dejándola en libertad. En ese momento había comprendido que su primera hija había heredado lo que se había saltado su generación, los poderes que su madre Rosa tenía. Fue también cuando comprendió que su hija ahora corría peligro y de los más grandes. Cuando Dian Victoria había salido corriendo de ahí, Victoria Rosalinda pidió a su esposo que la siguiera y que la trajera de regreso lo antes posible, pero lo sucedido aquella tarde no sólo fue presenciado por su familia, sino que también estuvo presente otra persona quien había sido el que delató a la pequeña niña ante toda la sociedad de Serendipia, el fotógrafo.

Al recordar todo eso, Victoria miró a un costado, donde sabía que su madre y su hija yacían escondidas por el campo de fuerza, aunque ella no podría verlas, sabía que ellas sí la podían ver y en su pensamiento le hablaba a su madre donde le repetía una frase "Nuestro fotógrafo nos delató, ahora corren peligro".

Victoria repetía la frase mientras miraba a un punto fijo en la nada, porque sabía que su madre tenía el don de poder leer el pensamiento de aquellos que le mirarán atentamente a los ojos y eso era justo lo que estaban haciendo en aquel momento. Este don era conocido como "Minte deschisă" pero sólo podía suceder si ambas personas se mirarán a los ojos fijamente, servía muy bien en caso de interrogatorio o para sacar información. De aquella manera la abuela de Rosa supo lo que su hija intentaba comunicarle minutos antes de perderla.

Luego de que el padre de Dian muriera con una herida a la mitad de la garganta, el mismo destino le deparó a Victoria Rosalinda. La pequeña niña presenció la muerte injusta de sus padres, cosa que no pudo soportar y su llanto invadió todo el lugar el preciso instante que su madre había dado su último aliento de vida, el grito de su llanto fue tan poderoso que logró romper el hechizo de su abuela por completo dejándola a los dos expuestas al mundo una vez más.

Una niña sufría por la pérdida de sus padres y no había nada que la detuviera en ese momento, su llanto más poderoso que cualquiera otra cosa presente logró destruir lo que había a su alrededor, incluyendo la casa en la que habitaban, sólo quedaron la abuela Rosa y la pequeña Dian en aquel lugar, las demás personas que había segundos antes se habían desintegrado por completo. Rosalinda vivía por primera vez un poder tan grande que lograba arrasar con lo que estuviera cerca.


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