Encontrar sitio donde aparcar en el Main Street en plena jornada laboral era un sueño. Pero no de los que te salían gratis, a veces lo encontrabas pagando una multa aún estando seguro de que la señal de "no aparcar" parecía haber surgido de la nada.Y por si fuese poco había tenido que pasar de las preguntas inquisidoras de Sarah y de varias llamadas de Kim para poder estar allí tan temprano .
- ha llegado a su destino - comentó el "Google Maps" con la típica robótica voz femenina.
Serena se preguntó si alguna vez esta le habría pertenecido a un humano. No fue hasta una cuadra mas adelante cuando encontró plaza para aparcar legalmente, dejando las puertas de la cafetería en donde había quedado atrás .
Cerró la puerta del coche y caminó hasta la cafetería, su móvil comenzó a sonar y vio que se trataba de Kim quien la llamaba por quinta vez.
Mientras andaba hasta la cafetería intentó imaginarse el panorama en la compañía. Los documentos para el cierre del contrato con los franceses estaban en su oficina, tarde o temprano Kim se habría dado cuenta que hoy no iba a presentarse. Y Elliot solo insistiría en contactarla para evitar la pérdida del negocio entre manos.
Su suplantación no seria una perdida, además , Elliot ya la había citado para una charla que tendrían hoy, la cual seguramente trataría de su despido y como mucho una denuncia de acoso a su hija.
Entró finalmente al "Delice du france', Se estaba decidiendo que iba a pedir cuando avisto a Catalina sentada en una esquina, había un maravilloso aroma proveniente de la cocina danzando en toda la estancia. no había desayunado, y los croissants rellenos que vio de paso en una mesa no tenían mala pinta.
Hacia años que no la veía y en verdad no sabia como sentirse, su corazón era un cúmulo de emociones y altibajos ritmos cardiacos, pero la monja parecía estar tranquila, tenía un librito entre manos y leía con atención mientras frente a ella yacía una humeante taza de café y dos croissants de chocolate.
- por lo que veo, el tiempo avanza sin ti- dijo Catalina de repente sonriéndola con unas cuantas arrugas marcadas alrededor de sus ojos. al parecer había visto venir a Serena aun sumida en su lectura - por favor toma, asiento.
Ella ya había elegido una mesa para dos y no le dejaba lugar a preferencias, era el extremo opuesto de la mesa o el suelo.
-me he permitido ordenar un café y croissants por ti - prosiguió la monja mientras guardaba su libro el bolso blanco que tenía a sus pies.
- esta bien - respondió Serena mas tajante de lo que había pretendido.
-¿te ha costado mucho encontrar el sitio?- prosiguió ella y Serena negó con la cabeza.
- llevaba tiempo pasando por aquí cada vez que salgo del trabajo pero no me percate del restaurante - respondió esbozando una sonrisa casi forzada.
Su acompañante la sonrió con la peculiar amabilidad que la caracterizaba - bueno, yo tampoco fui la que descubrió este sitio- bebió de su café con delicadeza- desde que Kloe fue adoptada solía citarme aquí, según su padre este es su restaurante favorito- dio otro sorbo- le gustan los croissants de chocolates, las galletas con pepitas y... la leche - se rió con armonía , como cuando no solo estabas contando un chiste sino también un recuerdo- pero fría, recién salida de la nevera.
Serena sonrió inconscientemente con una mirada curiosa. Para ella el echo de saber de quien hablaban pero no conocerla era como tener un sabor dulce impregnado en el paladar pero no recodar de donde provenía.
- ¿Po...podrías hablarme mas sobre ella?- preguntó a su fuente de información, la cual la sonrió con genuina alegría pasando por alto el escalofrió que recorría su cuerpo - ¿cómo...cómo es?- se remojo los labios sin saber por donde quería que empezaran a describirla- yo...
- ¿Quieres ver si se parece a ti? -la interrumpió Catalina y serena simplemente asintió poniéndose mas nerviosa aun a mediación que ella hurgaba con el dedo en su móvil y luego se lo mostró - ¿Qué te parece?
***
A treinta minutos de la cafetería '' Delice de france'' Sarah O'neil encontró sitio para aparcar a la primera.
Su frustración se podía notar en la manera en la que cerró la puerta al salir de su auto, había poco transito en la acera donde se encontraba la imponente compañía que había venido a visitar. La ''HOLMES ENTERPRISES'' parecía un cilindro enorme diseñado con grandes cuadriculares cristales de un color azul que no trasparentaba.
Había dos hombres corpulentos de seguridad en la entrada. Si supieran que venía a agredir a su jefe tal vez no la habrían dejado pasar con total libertad como ahora. Fue al escritorio de la recepcionista y preguntó donde podía encontrar al aludido, se le podía ver sin cita previa, pensó presionando el botón que la llevaría al último piso, si mal no recordaba a Serena le daban miedo las alturas estar en el octavo no le haría mucha gracia.
Sonrió a sus pensamientos y se apoyó a la pared para hacer mas fácil mantenerse de pie con sus tacones negros de aguja, su vestido era recatado de un rojo carmín sobre las rodillas pero por muy debajo de la cabellera que la llegada a mitad de los hombros.
Algo que notó al salir del ascensor es la forma en la que iban vestidos los empleados, la secretaria de por si ya parecía una modelo de portada bastante elegante pero por lo visto era algo que compartían todos los empleados, ya se venía haciendo a la idea de como debía ser la persona con la que iba a lidiar.
Entró directamente a la oficina ignorando las llamadas de atención de la secretaria.
-Señor Holmes lo sient...-empezaba a excusarse la empleada dado que ni siquiera llamó a la puerta
-he venido a hablar con usted sobre mi amiga, es nueva aquí, Serena Jean Catherine- espetó con hostilidad y dando a entender con los brazos cruzados que solo tenían dos opciones. :
Traer a seguridad para que la sacaran a voces y montar un escandalo o decir a su lacaya de dejar les solos para que montase un escandalo privado.