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Chapter 2: Prólogo

En la actualidad.

Localidad Dunkeld, Escocia.

2022.

—Ha pasado mucho tiempo desde que hablé de él ¿Sabe?—dijo aquel viejo mientras se sentaba con ayuda de su bastón lentamente en el sillón de la sala de su acogedora casa.

—¿Fue alguien importante para usted, verdad? —preguntó Grace, una joven chica de no más de 25 años que estaba de pie frente a él.

—Lo fue querida, realmente lo fue —dijo el hombre con una mirada nostálgica.

Ambos se quedaron en silencio mientras ella terminaba de acomodar todos los aparatos que había traído a la casa del hombre para poder hacer una entrevista buena y decente.

—¿Puedo hacerle una pregunta antes de comenzar? —de repente soltó la muchacha, revisando que los últimos ajustes de la cámara estuvieran bien.

—Claro —le contestó aquel viejo mostrándole una sonrisa amable.

Ella se quedó unos minutos pensando en silencio tratando de encontrar las palabras correctas para poder proceder con su pregunta; había pasado gran parte de su tiempo buscándolo, oyendo una que otra historia que la gente comentaba sobre él; realmente se había sorprendido bastante cuando el Señor Smith aceptó su entrevista sin que ella tuviera que hacer mucho esfuerzo por convencerlo, realmente creyó que le iba a costar, pues le habían dicho que desde ese día, en el que había sucedido una de las peores desgracias para el mundo, varias habían sido las personas que quisieron entrevistarlo para saber un poco más sobre su historia, ver si los rumores que se esparcían de él eran ciertos y el cómo había llegado hasta ahí luego del incidente, sin embargo, él había rechazado cada una de sus invitaciones, volviendo su pasado en un completo misterio incluso desapareciendo después de eso.

—¿Por qué… decidió aceptar mi entrevista, Señor Smith? —le hizo por fin la pregunta, acomodándose sus gafas que le ayudaban con su miopía.

—¿Esa es su duda? —le cuestionó el anciano riendo un poco.

—Sí, es decir, ¿Por qué aceptó una entrevista conmigo, cuando todos mis demás compañeros ya se habían dado por vencidos por que usted siempre se negaba? —complementó.

El señor suspiró —La muerte cada vez está más cerca para un viejo hombre como yo —contestó —He vivido mucho… y después de tantos años, me pareció que es un buen momento para contar mi historia.

—Comprendo... —dijo ella asintiendo con la cabeza —Entonces... ¿Le parece bien si comenzamos? —esta vez le preguntó sentándose en el sillón que estaba frente al viejo, mientras que de su bolsón sacaba una libreta donde había escrito unas cuantas preguntas que le haría más adelante.

Aunque no tenía nada planeado para preguntarle con certeza.

—Cuando usted desee —aludió, mientras se arreglaba el poco cabello lleno de canas que le quedaba y se colocaba bien sus lentes redondos.

—Está bien —susurró dando el click para que la cámara comenzara a filmar —La fecha de hoy es: 2 de noviembre del 2022 —expresó ella mirando el pequeño calendario que tenía en su libreta —Estamos con el señor Lyam Paul Smith, uno de los sobrevivientes del suceso en Nueva York del 13 de enero 1969, el día en que comenzó la Tercera Guerra Mundial o cómo hoy en día se la conoce: La Guerra Roja.

—Así es.

—¿Cómo es que estaba el mundo en ese momento Señor Smith?

—Como todos saben, finalizada la Segunda Guerra Mundial, la Alemania Nazi que era liderada por Adolf Hitler fue derrotada y perdió la guerra contra los Aliados —comenzó a relatar —Pero como si el mundo no tuviera suficiente, poco tiempo después, las dos grandes potencias de este bando vencedor quisieron quedarse con el liderazgo del mundo: Estados Unidos contra la URSS, o como también se la conocida entonces la Unión Soviética. Ellos… estaban en constante rivalidad, querían imponer su modelo social, político y económico al resto del mundo —dijo empleando un tono confuso, mientras miraba a Grace que estaba muy atenta a su relato.

»...Estados Unidos por su lado, proponía un modelo político y económico basado en El Capitalismo el cual que se basaba en un gobierno donde se priorice las instituciones, empresas privadas antes que fortalecer los servicios públicos. Por el contrario, la URSS promovía El Comunismo, que por el contrario a la anterior ideología, hacía que el gobierno dé prioridad a las políticas y servicios sociales y públicos, un gobierno donde es propietario de los recursos públicos de la región, para luego distribuirlos entre la sociedad.

»...En un comienzo, recuerdo que ellos comenzaron a competir en muchos ámbitos: acuerdos comerciales, fabricación de armamento, competiciones deportivas hasta en exploración espacial.

»...Todo por demostrar que su sistema y manejo era superior al del otro.

»...Mientras pasaba todo esto y con el tiempo, a este suceso lo llamaron "La Guerra Fría" porque, a pesar de que existía una tensa relación entre estos dos países, no habían llegado a enfrentarse con fuerzas militares, es decir —se calló por un momento tratando de buscar palabras sencillas —aunque ambos tenían ejércitos poderosos y también contaban con armas nucleares, ninguno de los dos se habían animado a atacar al otro.

—¿Cómo tomaba todo esto la población de ese entonces? —preguntó entonces

—Bueno, las personas supersticiosas creían que pronto se desataría una guerra, incluso llegaron a hacer revueltos en la ciudad…, muchos los llamaron "locos", incluyéndome, sin saber que ellos tendrían la razón más adelante, pues uno de los líderes políticos había tomado la estrategia que Hitler tomó cuando comenzó la Segunda Guerra: invadió al otro cuando menos se lo esperaba —dijo el anciano sin titubear, removiéndose en su lugar.

Vaya que Grace sabía de memoria aquella historia, pues mientras crecía la escuela se encargó de darles el conocimiento de aquello, trazándolo como el hecho más importante del mundo, dándole muchos colores de hermosos tonos en el proceso.

Pero una cosa era conocer la historia y otra vivirlo en carne propia, ¿Verdad?.

Al ver que el Señor Smith había terminado de responder, continuó con la siguiente pregunta:

—¿Cómo es que era su vida antes de que llegase ese día?

El viejo pensó por unos segundos —Para ese entonces, mi vida era un caos —respondió entonces, mostrado una sonrisa, como si en su mente se de a poco se desatarán sus recuerdos.

—¿Por qué lo dice? —cuestionó ella curiosa.

—A pesar de que en esos años madurar a temprana edad era una obligación, yo tenía 25 años; era joven —calló unos segundos —y tonto —argumentó.

Entonces la chica, intrigada, volvió a hacer la misma pregunta:

—¿Por qué lo dice?

—Para que todo se pueda comprender, debo empezar a contarle desde el día en donde todo comenzó —contestó esta vez un poco más serio.

—¿Y cuál fue ese día? —preguntó ella con cierto desconcierto.

—En 1962, el 10 de febrero de 1962 en Nueva York —contestó soltando u suspiro —a pesar de que han pasado los años, lo recuerdo con gran claridad ¿sabe? —se detuvo —como si hubiera sucedido ayer…

—¿Qué sucedió el 10 de febrero de 1962 Señor Smith? —Grace cuestionó una vez más, viendo añoranza en los ojos del hombre.

—Ese día era mi boda —respondió viéndola —yo estaba inseguro de todo, estaba realmente nervioso y no mentiré, también estaba inconforme. La iglesia en la que me casaría estaba a unas cuantas cuadras del Central Park y yo me había refugiado ahí, en ese parque, caminando por todo el lugar con un traje de color negro delgado, con solapas estrechas que mi madre había mandado a hacer para la boda; sabía que tenía que casarme, pero estaba asustado, es decir, tenía solo 19 años y ya tenía que preocuparme por formar y mantener una familia, que en ese momento no era algo que buscara.

»... Recuerdo haberme dicho a mi mismo reiteradas veces: No eres el único que haya pasado por esta indecisión y duda, de cierta forma, me vi ridículo.

»... Recuerdo que era invierno y la nieve estar más blanca que nunca…, estaba tan distraído que choqué con una persona, haciendo que nos cayéramos duramente al piso; mi primera reacción fue llamarlo "Asno" —dijo soltando una sutil risa —seguido de eso lo escuché protestar, sin embargo yo solo me levanté del piso limpiándome, pedí disculpas y me marché, sin siquiera mirar de quién se trataba.

»... Caminé como un tonto durante un tiempo más hasta que me cansé, y luego me dispuse a buscar una banca para sentarme a fumar un cigarrillo, que en ese instante me servía de gran ayuda contra el estrés que estaba padeciendo —se quedó en silencio por unos segundos —fumaba con mucha frecuencia en aquellos años —aseguro antes de continuar—, no pasó mucho tiempo cuando un hombre de pelo castaño oscuro, casi negro, vestido formalmente y con una gabardina que le llegaba poco más abajo de las rodillas, se sentó a mi lado sonriéndome y me preguntó con una seguridad inigualable:

»—¿Por si acaso usted no raptó al novio de la boda que está cerca de aquí?.

»Inmediatamente me puse en alerta, ¿Cómo es que lo sabía?, ¿Acaso se había dado cuenta por mi vestimenta? No parecía tener poco más que mi edad.. ¿Era un acosador?, ¿Quién demonios era y por qué me hablaba como si me conociera?, para ese tiempo

»—Pasé por la iglesia de aquí cerca, hace unos instantes y lo supuse, tampoco se haga de ideas incoherentes —me había explicado.

»Traté de ignorarlo buscando mis cigarrillos en mis bolsillos, sin embargo no encontré la cajetilla, pensé que quizá lo había dejado en casa y no me había dado cuenta, hasta que aquel hombre metió sus manos en sus bolsillos, la sacó y me la mostró.

»—¿Buscaba esto? —dijo riéndose un poco.

»—¡C-cómo es que lo tiene usted, en q-que momento me asaltó? —Le había preguntado aturdido y un poco asustado.

»—Vaya, primero me golpea, me llama "Asno" y ahora cree que soy un ladrón, magnífico —contestó irónico, lanzándome el paquete de pitillos.

—Oh ¿Él era la persona con la que chocó antes? —preguntó la entrevistadora, con una sonrisa disimulada en los labios.

—Sí, había sido esa persona, y yo había estado tan metido en mis pensamientos que no me había dado cuenta del momento en que mis cigarrillos se habían caído de mi bolsillo.

»Ciertamente, ese hombre quiso devolverme la cajetilla y quizá por eso se había sentado a mi lado, así que con vergüenza, me disculpé unas cuantas veces por el insulto que le había dicho; realmente creí que era lo único que quería y pensé que luego de eso se iría, pero no. Él se quedó a pedirme un cigarrillo.

—¿Un cigarrillo? —le preguntó Grace fruncido las cejas y anotando algo en su libreta, muy metida en el relato del Señor Lyam.

»Titubeante se lo di y él lo agarro gustoso, entonces yo también saqué uno para mi y busqué, otra vez entre mis bolsillo vacíos, el pequeño mechero que siempre traía conmigo, pero tampoco lo encontré, quizá se me había caído también, no lo supe en ese momento. Él se dio cuenta de mi frustración, entonces buscó entre sus bolsillos y me ofreció el suyo, ahora es cuando me pregunto… el por qué traía un encendedor ese día y sobre todo, ¿Por qué me había pedido un cigarrillo?, pues tiempo después me confesó que a comparación de mi, a él no le gustaba fumar…

»... Después de que él dio su primera calada, me preguntó:

»—¿Por qué está aquí? —cuestionó viendo en dirección de unos niños jugando con la nieve—Es decir, ¡Es el día de su boda!, debería de estar allá, sin embargo aún está aquí sentado, enfriándose, ¿Por qué?.

»—¿En qué le incumbe esto a usted? —pregunté yo, un poco molesto. No terminaba de comprender qué es lo que buscaba.

»—Lógicamente —se hizo al pensativo por un momento —En nada —aseguró —Pero justo ahora se me antojó tener una conversación —dijo girando su rostro, esta vez mirándome.

—¿Una conversación? —preguntó Grace también confundida.

—La misma pregunta hice yo —confesó soltando una risa —me contestó diciendo que sabía que yo tenía una problema y dando otra calada me dijo que le contará cuáles eran.

»—¿Por qué le contaría mis problemas? —contrataqué.

»—Entonces lo admite —aseguró él sonriente.

»Vaya que era un hombre muy entrometido e insistente, yo no entendía el porqué de su curiosidad y en vista de que vio que no quise contestarle, volvió a hablar:

»—¿Sabe? A veces pienso que está bien que uno quiera mantener sus problemas en secreto, para no ser visto como alguien débil o vulnerable, pero a veces... escuchar consejos de extraños es algo bueno. Pueden saber incluso más que nosotros mismos

»Como si aconsejar a personas que no conocía fuera algo que hiciera todos los días.

»... Se creó un silencio entonces, yo tenía la mirada baja y cuando la levanté para observarlo vi que ya se había acabado su cigarrillo y estaba con las manos dentro de sus los bolsillo, con los ojos cerrados; parecía disfrutar el momento. De un momento a otro, como si se hubiera dado cuenta de mi intensa mirada sacó una de sus manos para arreglarse su oscuro cabello y ahí fue cuando pude divisar que alrededor de su dedo anular izquierdo, llevaba un anillo de oro brillante, entonces terminando, apagando y tirando mi cigarrillo, no pude evitar hacerle aquella pregunta:

»—¿Está casado?.

»Lentamente vi como abrió sus ojos y giró para verme, se dio cuenta que no despegaba mi mirada de su anillo, recuerdo haberle visto sonreír ante eso y poco antes de responderme, dio un respiro profundo.

»—Hoy es nuestro segundo aniversario —contestó sorprendiéndome.

»Se veía joven, como yo y ya tenía dos años de casado. Por un momento pensé: ¿Quizá esta es mi señal para decir "sí" frente al altar sin importar que sucedería después?.

»—Los padres de Vivien y los míos se hicieron amigos desde antes que naciéramos —comenzó diciendo —siempre tuvieron el sueño de que ambos llegásemos a ser esposos cuando tuviéramos la edad adecuada —yo lo escuchaba muy atentamente —Solíamos hacer todo juntos, siempre hemos sido amigos, mejores amigos —corrigió —un día simplemente pensé: "¿Qué mejor que pasar el resto de tu vida con tu gran amiga de la infancia?" —terminó diciendo mientras observaba su anillo de boda.

»—¿Pensó que su amistad se convertiría en amor? —cuestioné, curioso.

»—Podría decirse que sí —respondió de la misma manera —Es complicado cuando te das cuenta —complementó.

»A pesar de todo, yo no me encontraba seguro de decirle lo que me pasaba, así que cuando él me preguntó que sí amaba a futura esposa, contesté que no la "amaba de la forma en la que creía", una vil mentira, pues no la amaba en lo absoluto —dijo recordando con diversión aquel momento.

»—No me diga que usted tiene idealizada la idea de ese tipo de amor que solo existe cuando dos personajes de un libro se enamoran. —comentó burlándose.

»Aunque ese realmente ese no era mi problema, sino que, siempre había creído que sería yo quién escogería a la mujer con la que pasaría el resto de mi vida y no mi madre; en ese momento sentí que quién tenía idealizada la forma del amor, era él.

»... Sin embargo, luego de eso, me aseguró que sea en la situación en la que me encontrase, lo que le había pasado a él, me pasaría a mí y que no dudase, ni piense en lo que iba a ser en un futuro, si no que me enfocara en construir mi presente, que las cosas se iban a dar solas y eso lo vería con el tiempo.

»—Piénselo, tiene dos caminos —decretó luego de pedirme otro cigarrillo y pedirme que yo se lo encendiera, pues aún traía en mis manos su mechero —O corre directo a la felicidad, que realmente siento que se la merece casándose con aquella muchacha que lo espera, o se queda a la espera de un gran amor de libro que quizá nunca encuentre. —soltó mientras abría sus brazos hacia el cielo, haciéndome reír.

»Un "amor de libro", esas palabras me hicieron pensar por un instante en aquel entonces. ¿Realmente yo esperaba encontrar ese tipo de amor? recuerdo que me pregunté a mi mismo; me había enfocado tanto en mis ambiciones físicas presentes y futuras, que nunca había pensado en eso hasta ese momento, sin embargo recuerdo también, que una pregunta se me vino a la mente sin poder evitarlo, cuando lo vi por unos segundos, relajado, sentado de perfil mirando hacia el cielo mientras fumaba como un experto.

»—¿Y si encuentro el amor después de casarme?.

Grace miró sorprendida a aquel hombre de avanzada edad.

—¡Sintió algo! —aseguró ella, a lo cual el anciano solo le dedicó una sonrisa.

»¡No me pregunte del por qué le hice esa pregunta! —dijo entonces el Señor Smith —pues ni yo mismo sé de dónde vino y lo dije de manera inconsciente —continuó —fue algo inesperado tanto para él, como para mí y es que por un momento nos quedamos en silencio, incluso llegué a creer que mi pregunta de cierta forma fue incoherente.

»—No tengo idea, pero de algo estoy seguro —me contestó aquel caballero sosteniéndome la mirada —Aquí sentado jamás lo encontrará — me aseguró y se levantó de la banca —Vaya rápido a la iglesia, que su novia esta alterada esperándolo, mientras usted está aquí hablando con un completo extraño, vaya y cásese —argumentó —¡Jesús! ¡Qué vergüenza!, ¡Que dirá la gente de usted por ser tan impuntual!, ¡Lárguese ya!, ¡Rápido, vaya a casarse! —me animó empujándome, viendo que yo no movía ni un músculo, causando que soltáramos risas.

»Ambos ya estábamos de pie, uno frente al otro, aún nos reíamos por lo ocurrido hace segundos y no podría explicar lo que sentí exactamente cuándo nos quedamos en un silencio bastante cómodo, mirándonos el uno a otro risueños.

»—Me agradó charlar con usted ¿Señor...? —pregunté entonces al fin.

»—Clifford —completó él —Charles Clifford —Dijo tendiéndome su mano.

»—Hasta otro encuentro Señor Clifford, fue un placer —dije yo tendiéndole la mía, completando el saludo.

»Él solo sonrió mostrándome sus dientes.

»—Realmente preferiría estar conociendo a Frank Sinatra...—dijo en modo de broma —Pero de todos modos también fue un placer ¿Señor Lyam...?.

—Espere —lo interrumpió Grace —¿Cómo es que sabía su nombre? —preguntó confundida.

—Charles solo dijo: "Lo escuché de la madre de su futura esposa" y se rio por ver mi cara de completo espanto.

»—Smith, Lyam Smith —entonces le contesté por último.

»Y entonces ambos nos miramos y nos sonreímos por una última vez antes de marcharnos por distintas direcciones.

»… Con una sensación linda, rara y desconocida para mí, me fui del lugar en dirección a la iglesia y en el camino me pregunté: ¿Por qué no me marché? ¿Por qué me quedé hablando con… él...?

»… Ahora lo entiendo. —dijo entonces el viejo mirando hacia la cámara con la misma mirada: feliz y nostálgica.

—¿Qué entendió? —volvió a interrumpir la muchacha suponiendo lo que vendría a continuación.

—En el fondo, mi corazón lo supo desde el primer momento.

Entonces ella lo comprendió y de repente, todos aquellos rumores, comenzaban a cobrar sentido.

—Pero si se marcharon... —habló ella intrigada —¿Lo volvió a ver?.

—Oh querida, es algo que nadie se lo esperaba, pero sí —contestó —Yo en ese entonces no creía en el destino, ni en las casualidades, no creía en muchas cosas, sin embargo, todo cambió cuando lo volví a encontrar 4 años después, en 1966.


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