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Chapter 31: Praderas verdes ahora vacías

Frente a una gran marco de piedra donde alguna vez hubo una puerta de madera que cubría la entrada, Shin estaba mirando el exterior de pueblo donde había pasado la última semana.

Iba a adentrarse en el continente de la muerte por lo que necesitaba prepararse y descansar lo suficiente para estar a su mejor estado antes de salir.

Ahora había llegado el momento de dejar el pueblo que era el último lugar donde la gente vivía en este continente.

Pero por mucho que siguiera siendo un lugar peligroso, los mercenarios aun venían para ganar dinero, por eso había un edificio del gremio de mercenarios en este pueblo sin nombre.

Había buscado alguna misión para adentrarse al continente de la muerte por un tiempo pero sin llegar muy lejos ya que se decía que mientras más hacia el centro era más peligroso, por eso la mayoría de las personas solo se limitaban a explorar la periferia.

Aunque se llamara continente en verdad no era muy grande comparado con Grigarm, era por lo menos un poco más pequeño que la mitad de este. Llegar al centro del continente donde se encontraba la capital destruida del imperio Kaptza llevaría alrededor de unas dos semanas en carruaje sin detenerse.

Y Shin solo viajaría un par de días como máximo para encontrar bestias que estuvieran a su nivel.

"¡Oye, tú!"

Shin escucho a alguien que gritaba en su dirección y vio a un grupo de personas encabezada por el hombre que lo llamaba.

La misión que había elegido en el gremio era en grupo, Shin aún no se sentía preparado para explorar por su cuenta un lugar tan peligroso. Por lo menos no por ahora.

Shin camino hacia el grupo de personas que se preparan para salir y miro de cerca a todos los miembros del grupo provisional.

Según le había dicho la persona encargada, había pocos grupos conformados previamente de las mismas personas.

Aunque el encargado no le había dicho el motivo de esto, no fue difícil para Shin suponerlo.

'No pueden formar grupo de nuevo si mueren…'

La tasa de mortalidad de los mercenarios en esta zona era alta…tal vez demasiado, por esa razón no se veía a los mismo mercenarios regularmente.

De vez en cuando se veían mercenarios que venían emocionados en grupos por la gran fortuna que les esperaba en el continente de la muerte, pero luego de un par de semanas o incluso una sola expedición regresaban la mitad y se iban del continente sin ganas de continuar después de perder a sus preciados compañeros.

Solo había algunos pocos mercenarios famosos por que habían estado en muchas excursiones a lo largo de los años y que siempre volvían. Pero estos se podían contar con los dedos de una mano.

El grupo con el que Shin iba a estar durante un mes o un poco más estaba conformado por 2 hombres y 2 mujeres sin contarlo a él. Además estaba el hombre que conducía el carruaje hasta cierto punto donde tendrían que continuar caminando.

"¿Eres el novato?" pregunto uno de los dos hombres del grupo.

Shin asintió con la cabeza.

"Bien, sube rápido. Haremos las presentaciones mientras estamos de camino, no hay tiempo que perder" dijo el hombre mientras se subía al carruaje donde todos ya estaban subidos.

Shin también se subió después del hombre y se acomodó junto a una de las dos mujeres.

El conducto hizo un movimientos brusco con las riendas que llevaban los caballos y el carruaje comenzó a moverse.

El hombre frente a Shin lo miro y se apoyó en la barandilla trasera del carruaje sin techo mientras miraba a Shin.

"Ahora sí, ¿Cómo te llamas novato?"

Shin no se sintió ofendido por que el hombre lo llamara novato, podría decirse que esta era la primer misión de Shin. Después de todo nunca tuvo la oportunidad de hacer ninguna misión hasta ahora, por lo que apenas era un mercenario de rango 7.

Además Shin sintió que las palabras del hombre no tenían intención de molestarlo, incluso sus palabras parecían vacías, carentes de emociones.

"Shin" respondió Shin mientras sentía las miradas de los 4 mercenarios.

"Hmmm, soy Haler" el hombre se señaló a sí mismo y procedió a señalar al hombre a su lado.

"El grandulón a mi lado es Gerner"

El hombre llamado Gerner solo gruño en aceptación.

"La mujer a tu lado es Prara" Haler señalo a la mujer que estaba sentada junto a Shin.

"Un gusto Shin" la mujer que vestida un armadura de cuero sobre su ropa vinotinto le sonrió a Shin y le dio la mano.

Shin acepto su saludo.

"Un gusto"

Haler no espero que ambos terminaran de saludarse y señalo a la otra mujer que parecía indiferente a toda la conversación ya que solo miraba el paisaje frente a ella.

"Ella es Ayhana"

La mujer que vestía un traje oscuro que combinaba con su pelo negro y su ojos azules aburridos, ignoro a Haler y siguió mirando el paisaje.

"Es…una persona callada" dijo Haler tratando de hablar en un tono nervioso pero sin lograr ocultar la falta de emociones en su voz.

Cada uno de los mercenarios con lo que iba a formar grupo Shin eran únicos, de alguna forma u otra.

Haler parecía alguien extrovertido pero sus ojos estaban completamente vacíos y carente de emociones.

Gerner, el hombre con grandes músculos y con algún tipo de pedazo de acero en su espalda era alguien de pocas palabras, solo respondió con un gruñido cuanto le dirigían la palabra.

Prara, la mujer de pelo castaño y ojos negros que tarareaba silenciosamente algún tipo de canción parecía alguien muy hablador y enérgico…pero Shin noto algo raro en ella que no pudo decir de inmediato que era.

Y por último la mujer llamada Ayhana, quien prácticamente vivía en su propio mundo ignorando a todos y solo enfocándose en el paisaje frente a ella.

Cada uno de ellos era especial, nadie podía ser normal y vivir en este lugar olvidado por el mundo lleno de muerte y desesperación. Nadie podía vivir en este lugar y esperar ser normal, todos tenían sus formas de adaptarse.

Por último estaba el conductor del carruaje que había estado en silencio todo este tiempo mientras conducía por el camino de piedra.

Haler noto que Shin miraba al conductor y se adelantó a presentarlo.

"Ese es nuestro conductor de confianza, Kizto. Está un poco loco, pero es una buena persona"

El conductor llamado Kizto frunció el ceño y gruño:

"Loca tu madre"

Haler se rio divertidamente y cerró los ojos mientras inclinaba la cabeza hacia arriba.

"Mi madre está muerta. ¿Si ves? está loco"

Después de eso nadie en el carruaje hablo y solo se podía escuchar el sonido de las ruedas chocando contra las piedras en el piso, el galope de los caballos que conducían el carruaje y la melodía que tarareaba Prara.

'Este va a ser un viaje largo…'

Shin estaba preparado para enfrentar a todo tipo de bestias y criaturas extrañas pero no estaba preparado mentalmente para soportar a otras personas.

Con un suspiro silencioso, Shin se dispuso a cerrar lo ojos para descansar sin llegar a dormirse pero de repente el conductor le hablo.

"¿Sabes algo novato?, estas tierras solían ser grandes llanuras verdes llenas de vida"

Shin abrió los ojos y miro al conductor que no había dejado de mirar hacia el frente.

"¿Viviste en el imperio Kaptza?"

Ante la mención del imperio caído, se pudo ver un pequeño gesto casi imperceptible en el rostro de Ayhana pero que nadie noto.

"Siempre dice lo mismo, la mitad de las personas que viven en el pueblo dicen ser sobrevivientes del antiguo imperio" dijo Haler con algo de burla.

El conductor ignoro a Haler y hablo con alegría.

"¿Conoces sobre el imperio?, ¡Eso hace las cosas más fácil de explicar!"

Kizto tenía el pelo blanco y la espalda encorvada, Shin le ponía por lo menos 60 años o más, por lo que si la guerra ocurrió hace 40 años Kizto debería haber sido joven para ese entonces.

Aun así no le creyó al hombre por ahora, incluso Kurt le había dicho que la mayoría de personas que decían ser sobrevivientes solo estaban perdidos de la cabeza o eran drogadictos sin salvación que vivían en sus propios mundos.

"Cuando llegaron los demonios y declararon la guerra al imperio, me aliste como soldado para defender a mi familia. En ese entonces éramos una familia de granjeros que vivía a las afueras de una pequeña ciudad, vivíamos con lo que cultivábamos y lo que comprábamos de vez en cuando en la ciudad, pero éramos felices"

Kizto suspiro y continuo pero con algo de amargura en su voz.

"Pero nos derrotaron y los demonios mataron a mi familia, no los pude proteger y hui de la guerra escondiéndome en los bosques. Puedes llamarme cobarde…pero yo nunca quise pelear, además esos demonios eran demasiado para un soldado de bajo nivel como yo"

Kizto negó con la cabeza y jalo la cuerda con la que llevaba a los caballos para que estos caminaran más rápido.

"Recuerdo los campos llenos de trigo y los días en los cuales descansaba bajo un árbol mientras me cubría del sol con su sombra"

Shin pensó que el relato del hombre era genuino, o por lo menos el viejo conductor parecía creer eso. No podía negar la historia del conductor, pero solo el mismo sabia la verdad dentro de su cabeza.

Por el próximo par de horas, Kizto narro sus historias de joven y como era el imperio Kaptza en pleno apogeo. Historias que Shin no tuvo más remedio que escuchar.

'Por lo menos no estaré aburrido todo el camino'


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