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Chapter 5: El Resplandor

Habían pasado 3 años desde que Alexandro Javier Fulgencio Juanito Ramírez de Costabrava Delgado dejó de llamarse así oficialmente y pasó a ser nombrado Andrew Noah Burkheart, su nueva vida estuvo llena de lujos o todos los lujos que se le puede proveer a un niño de 5 años y aunque en realidad sus padres no sabían su edad exacta decidieron que al momento de comprarlo tenía 1 año y que nació el 4 de julio; muy patriota de su parte, estuvieron viajando con él por Europa poco más de un año.

Les mintieron, aunque irónicamente fue una mentira cierta respecto a que Andrew nació prematuro, explicaron que el año anterior había nacido con 2 meses de antelación, con lágrimas en los ojos les contaron la historia a la familia, en especial al padre de Jack; Noah, dieron una explicación sobre cómo por 1 año estuvo en una clínica en Francia.

- Nos dolía mucho verlo en ese estado, s-si si moría, si moría no sabríamos que habríamos hecho- recuerda, aunque ya no con mentalidad adulta que; fue Pam la que dijo aquello llorando, en ese año perdió cualquier noción de adultez, sin saberlo y como todo infante acepto lo que sus figuras de autoridad le dicen que es real, por ello le tiene gran cariño a su nueva madre, por aquel hermosamente falso recuerdo fugaz.

Jack estaba en la misma página que su esposa, solo que no podía verse llorando como una mujer frente al hombre que lo crio para, en palabras dichas por el viejo Noah "No ser un marica"- Ver a tu primogénito, el niño por el que esperaste meses, confinado a una incubadora, fue un duro golpe papá, no queríamos decirles sobre su existencia debido a cómo afectaría tu carrera por la gobernatura, no creía que sería bueno para el estado del bebé Noah el estar bajo tanta atención, podría haberlo afectado de forma negativa.

Y de esa forma Jack ganó la simpatía de su padre, parce que la estrategia de ponerle el nombre de su abuelo funcionó, ya que siempre trataba de verlo. Parece que Pam y el abuelo no se agradaban, puesto que Noah siempre era distante con ella y su nueva madre se negó a poner como primer nombre el de Noah, por lo cual ese paso a ser su segundo nombre. Eso convergió en que su abuelo lo llame; pequeño Noah y el resto de la familia por quedar bien con él adoptó rápidamente el apodo.

En vísperas de su quinto cumpleaños, que en realidad en pocos meses debería ser el sexto; la familia fue a un viaje a Colorado, se están hospedando en un hotel perteneciente al abuelo, su padre puede decir todo lo que quiere sobre cómo este viaje se trata de Andrew, sin embargo, al llegar se reunió con un montón de hombres con traje que acarreaban consigo a sus familias, todos excepto 2 uno al que Jack llamó Gekko y el otro que era un joven del cual Andrew solo recordó el nombre porque era el de un color; Grey.

Justo cuando creía que la reunión de falsas simpatías llegaba a su fin sucedió; un hombre rubio con traje, tenía un caminar tan peculiar que casi no parecía tocar el suelo. A un lado escucho como Pam se quedó sin aliento e incluso cubrió su boca con las manos, gesto que rápidamente cubrió fingiendo una tos.

Todo el salón, después de enmudecer en el primer segundo de la entrada del hombre empezó a susurrar, todos giraban en torno al origen de su fortuna, algunos llegaron a murmurar acerca de su ascendencia, sobre cómo desciende de forma lejana de reyes ingleses.

El hombre se acercó a Jack, le dio la mano y se dieron palmadas en la espalda, el momento fue breve, pero era incómodamente consciente de cada segundo debido a la forma en que su hermana menor Jacqueline Bukheart brincaba para jalonear su cabello largo que le llegaba un poco más bajo de los hombros.

-Miren que trajeron los basureros- Dijo un hombre larguirucho vestido de verde y con un bigote francés- El Sr Ga…

-Si no le molesta Sr. Dubois, no creo que sea el momento de hacer referencia a nuestros trabajos- sonrió el hombre rubio mientras cogía una copa de vino de un mesero al azar- puesto que nosotros no podríamos participar usando el suyo- señalo con la copa en su dirección mientras sonreía.

El comentario hizo que el Sr. Dubois pasará de parecer a una Baguette a lucir similar a un tomate debido a la forma en que se encogió sobre sí mismo. Esta breve interacción causó un efecto en Andrew, en esa noche aprendió 2 cosas; la primera es que algunas personas atacan primero por ser cobardes que no podrían sobrellevar una confrontación, por ello se escudan bajo una falsa seguridad, lo segundo que aprendió es que puedes revertir una ofensa en contra de quien la lanza.

Hubiese podido aprender más si no hubiese sido porque Pam los llevó a la habitación donde pasarían las vacaciones.

Era una gran habitación con 3 cuartos; una para sus padres, la más grande claro, otra para Jaqueline y él y la última para las sirvientas que llevaban consigo, una destinada netamente a cuidar de los niños, la otra se encargaría de los caprichos de los padres. La realidad es que los Bukheart no fueron la única familia en llevar empleados, casi parecía una reunión sindical de trabajadores domésticos.

Al llegar en la tarde los niños solo fueron alimentados por los sirvientes y luego puestos en la cama mientras los adultos asistían a una fiesta nocturna.

Andrew no podía dormir, así que salió hacia la sala común siendo seguido por una adormilada hermana menor que se sujetaba de su camisa por la parte de atrás, al llegar vieron a su niñera de nombre Rosa dormida en el sillón mientras en el gran televisor se reproducía una escena de un niño en un triciclo recorriendo los pasillos de un hotel.

-Iré a la fiesta de los adultos- dijo resuelto Andrew

- Mami dijo que nos quedemos- señaló la hermana cruzándose los brazos, cosa que con su pijama de ositos cariñositos lucía más tierna que amenazante.

-Jackie cuando los adultos dicen que no a algo es porque es divertido- dijo abriendo la puerta con una sonrisa y saliendo presurosamente mientras pronunciaba la última palabra.

La hermana solo pudo volver donde Rosa dormía, solo para ver el televisor en el momento justo en que Danny Torrance se topa de frente con las niñas.

¡¡ANDY!!- Chillo Jackie corriendo hacia la entrada de la habitación, intentando abrir una puerta de la cual no alcanzaba el cerrojo.

...................................…....Andrew...............................….

El había sobreestimado su valentía, estaba consciente de eso ahora que recorría los pasillos desolados de uno de los pisos elevados, no lo noto mientras subía a la habitación con sus padres, pero el corredor era estrecho, lo suficientemente espacioso para que 2 hombres lo recorrieran hombro con hombro, pero aun incómodo para transitarlo solo.

"64, 63, 62 ,61, 60"- Empezó a contar en cuenta regresiva en su mente, un hábito que empezó a hacer poco luego de aprender a contar hace más de un año, sorprendiendo a su maestra de primer grado siendo capaz de contar hasta mil, sin embargo la felicidad de la maestra a los días se convirtió en preocupación; al notar que cada vez que se ponía nervio Andrew empezaba a contar en reversa a partir del 64, la maestra intentó indagar más sobre la razón de ese número, pero solo contesto que era un número genial.

Al no saber como se supone debía verse un salón de eventos; empezó a entrar en habitaciones al azar en uno de ellos vio a un hombre vestido de colegiala besándose con una mujer disfrazada de perro que tenía algo café untado alrededor de la boca. Salió la más pronto que pudo de allí sin hacer ruido y continuó vagando hasta que decidió usar el ascensor, de allí no supo qué más hacer, se quedó de pie en él por un buen rato siendo llevado de piso en piso, las personas que usaban el elevador lo ignoraban, no fue hasta que tuvo suerte y fue capaz de oír a una pareja de ancianos quejarse de una fiesta de ratas que supo que debía seguirlos, después de todo así había estado llamando su padre todo el camino a las personas con las que se reuniría en el hotel.

Si aún tuviese la mente de un adulto habría notado que los ancianos eran conscientes de la presencia que los seguía a hurtadillas, y por eso de vez en cuando volteaban provocando que el niño se escondiera en los espacios sobresalientes de las paredes que las puertas de servicio dejaban, se escondía en esos lugares o en las plantas que servían de decoración en ese pasillo que si era amplio.

Al ser una reunión clandestina con ningún fin más que socializar con personas del mismo estatus no había ningún tipo de seguridad, todos sabían cosas sucias del otro, así que si algo salía de esa habitación crearía un evento en cadena que los ensuciaría a todos, era un evento donde todos eran parasitarios con el otro.

La mayoría de los invitados estaban ebrios por lo que pudo pasar desapercibido, noto que los hombres estaban separados de sus esposas, mientras estos se reunían en diversos grupos más pequeños, las mujeres tenían poco interés en interactuar entre ellas y solo se podían ver grupos de máximo 3. Podía contar, pero era difícil con tan poca luz, calculo que habrían unas 50 personas, aunque noto que habían más hombre que mujeres, algunos bastantes jóvenes, llegó a ver a un anciano que jaloneaba de la mano a un niño con ropa pequeña.

"Y mamá dice que no puedo estar aquí, ese otro niño solo es un poco más grande que yo"- Pensó mientras se arrastraba hacia debajo de una mesa con diversos bocadillos, mientras se escondía decidido probar la comida que los adultos no querían compartir con él, así que asomándose para ver que no lo descubrieran salió por un momento para coger las charolas, era bastante fuerte para un niño de 5 años, siendo incluso capaz de cargar a Jackie por un corto periodo de tiempo, razón por la cual agarrar una charola con cada mano no resulto un gran esfuerzo.

Mientras volvía a esconderse debajo de la mesa, vio a el Sr. Dubois oliendo la mesa que tenía frente a el- "¿Por qué? Tiene talco en la cara, ya está muy grande para no saber cómo usarlo, es tan torpe como Jackie"

Siguió viendo alrededor y vio a un hombre inyectarse algo en el brazo -"Debe estar muy enfermo para inyectarse solo"-Pensó al recordar la explicación que Rosa le dio sobre la necesidad de las inyecciones, aunque aún no le creía del todo.

Se termino comiendo el contenido de las charolas bastante pronto, entonces volvió a salir para recoger otra, solo para esconderse rápidamente al ver al hombre rubio que calló a la baguette verde acercarse, pese a ver que se acercaba no soltó la charola que contenía rollos de camarón, cuando la iba a bajar a su escondite sintió como algo tiraba de la misma, entonces sacó más su mano intentando recogerlos uno por uno, solo para sentir que le daban un ligero golpe, intentó con otro solo para que se repitiese lo mismo, terminó mostrándolo lo suficiente para salir bruscamente de su escondite.

Entonces vio que al hombre que tenía enfrente era el rubio de traje que tenía mucho gel en su peinado, este le estaba dando una sonrisa cómplice- Este no es lugar para un niño- dio una mira alrededor del salón- Aquí están pasando cosas que te dejaran marcado.

-No soy un niño y nadie te pregunto- dijo del tono petulante tan característicos de los niños al mismo tiempo que recogía la charola y salía hacia el balcón.

-¡Niño loco esta muy frio fuera!- Medio gritó el hombre- ¡Ey! ¡Al menos dame uno!- dijo para después seguirlo.

Al llegar vio al niño ya sentado en una de las sillas para tomar el sol que por alguna razón estaban en un hotel cuyo atractivo era poder esquiar, se sentó en la silla contigua a la de él- ¡Ey no te los comas todos! Deja un poco para los demás.

-Piérdete - Pronuncio eso con la boca llena- ve a ensuciarte la cara con talco como lo hace el Sr. Pepino.

- El hombre se río levemente ante esto- Eso no era talco campeón y tu no debías ver eso- ¿Dónde están tus padres?

- Vi a papá sin camisa jugando vencidas con otros señores también sin camisa- dijo simplemente.

- Otra cosa que no debería haber visto- Señaló reclinándose en la silla- ¿No hay nadie que te cuide?

-Rosita

-¿Y dónde está?

- Cuidando a Jackie

.........…............................…Jackie.........................

En la habitación rosa seguía dormida solo que ahora en el suelo y Jackie se encontraba en el sofá comiendo las palomitas de maíz que Rosa dejo sin terminar, se encontraba viendo la misma película solo que ahora era la escena donde Jack destroza la puerta del baño con el hacha.

.......................................…...Andrew...…...................…

-¿Bueno y donde están las 2 ahora? – Andrew solo se encogió de hombros- Podrías al menos darme uno.

- 100$

-¿Qué?

- 100$, tengo algo que quieres y tu algo que quiero.

-Niño no pagare 100$ por un rollo de camarón- El niño solo se encogió de hombros- Lo digo enserio- Andrew solo continuó comiendo, solo que esta vez haciendo sonido de disfrutar de su comida.

- Bien dámelo- Sacó un billete

- 500$

-¿Perdón?

-500$, es el ultimo que queda, ya sabes lo mejor está al final- dijo volteándolo a ver y formando una enorme sonrisa con los ojos muy abiertos.

-Que sea asquerosamente rico no significa que sea timado por un niño- Andrew se volvió a encoger de hombros y agarró el último rollo llevándoselo a la boca- ¡Bien! ¡Bien!- Saco su billetera nuevamente

-1.000$

-Ni siquiera puedes contar hasta eso, ni siquiera sabes si eso es un numero

- Si no lo sabía ahora que lo confirmaste lo sé- El hombre quiso agarrarse el cabello y pasó por su mente la idea de arrebatárselo al niño- Ni lo pienses, gritaré mucho mucho mucho y te verán con un niño que no es tu hijo y que está gritando, mamá dice que esa gente es mal vista y está enferma- Dijo imitando la acción de tomar aire para empezar a gritar.

- No tengo esa cantidad ahora

- Vi a Franklin y a sus otros 20 hermanos gemelos cada vez que abrías tu billetera, no juegues conmigo amigo- Dijo Andrew señalándolo con el último rollo.

- Bien, tómalo pequeño avaro- Se quejo mientras le entregaba los 1.000$.

- Un placer hacer negocios.

- ¿Y dónde está tu madre?

- No lo sé.

En el momento que dijo eso la puerta de una pequeña bodega que se encontraba en el gran balcón se abrió y de ella salió Pam y el joven Grey, ambos estaban agitados, pasaron de largo junto a Andrew, hasta que regresó la vista y vio a su hijo.

-¡Andrew! – grito corriendo hacia él.

- Lamento que vieras eso- Comentó el hombre rubio al niño antes de que su madre lo cogiese.

-¿Qué haces aquí? ¿Cómo saliste del cuarto?

- Espere a que Rosita durmiera y me escape.

-¡Pudiste perderte! Gracias por cuidarlo Sr…

- Gatsby, Jay Gatsby- dijo agarrando la mano de Andrew que estaba apoyado sobre el hombro izquierdo de Pam- Y tenga vigilado a este campeón.


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