Chapter 24: Las cenizas de un sueño
Los días que pasé con mis amigos se quedaron en mi corazón, como un collage de recuerdos que se desarrollan ante mis ojos, coloreando mi mundo de alegría y nostalgia. En la calidez de la amistad, enfrentamos juntos nuestros miedos y aceptamos nuestras debilidades. Compartimos no sólo pan y la escasez, sino también sueños y esperanzas que en ese momento parecían ilimitados.
Sin embargo con el paso del tiempo, noté que esas almas valientes comenzaron a desaparecer lentamente. Desde mi posición, observaba cómo sus pasos se hacían más lentos, sus sonrisas se desvanecían y sus ojos perdían brillo de la esperanza. Sentía una urgencia por acercarme y ayudar, pero me sentía impotente, sin saber cómo aliviar su sufrimiento.
Aún recuerdo el día en que todo cambió. La enfermedad los consumió de maneras difíciles de comprender. Además, su comportamiento parecía extraño e inquietante. Sin embargo, en sus ojos, todo lo que vi fue desesperación, reflejando el abismo en el que se encontraban. Las palabras pronunciadas por mis compañeros resonaron como un coro melancólico: —El proyecto ha sido un fracaso. Pronto, todos nosotros... pereceremos.
Mis tres amigos se alejaron, con sus siluetas desdibujadas por el dolor y el fracaso. Mientras observaba su partida, las lágrimas que corrían por mis mejillas fueron un silencioso homenaje a su sacrificio y marcaron el inicio de una triste despedida. En ese rincón solitario que compartíamos, sentí un suave toque en mi mejilla. Cuando levanté la vista, mis ojos se encontraron con los de ella, la única que se negaba a ceder ante la implacable enfermedad.
Con el tiempo, descubrí que la doctora era un faro de luz. Mientras otros nos consideraban meros objetos, ella nos miraba como seres humanos. Su compasión era un bálsamo para nuestras almas heridas.
Los días pasaban inexorablemente y, uno a uno, mis amigos desaparecían en el eterno abrazo de la muerte. Cada adiós es una puñalada en mi corazón, un doloroso recordatorio de la fragilidad de la vida. Me encontré luchando contra las olas de tristeza que amenazaban con abrumarme.
La doctora y yo éramos los únicos que quedábamos, aferrándonos a los recuerdos de los que se habían ido. A medida que pasaban los días, la luz de la esperanza que una vez me sostuvo comenzó a desvanecerse y fue reemplazada por el vacío. —No hay razón para quedarnos aquí, ¿verdad? Fuimos creados como fragmentos desechables, destinados al olvido. Pero eso ya no importa. Pronto, estaré exhalando mi último suspiro.
La doctora comprendió que, a pesar de todos sus esfuerzos por salvarme, mi destino ya estaba sellado. Su mirada captó mi silencioso anhelo, y en un gesto de resignación, se retiró dejándome solo en la comodidad de mi nueva prisión. Mientras mi cuerpo decaía en la cama, atrapado en el limbo entre la vida y la muerte, los recuerdos de días pasados se desplegaban en mi mente como imágenes proyectadas en una pantalla.
En la penumbra, una voz familiar resonó como un eco distante, me llamaba con dulzura y familiaridad. Rayos de luz se filtraban entre las cortinas de mi imaginación, entrelazándose con una luminosidad celestial que se extendía ante mí. Mis ojos se posaron en ella, y mi corazón se llenó de una alegría indescriptible. ¡Allí estaban, mis amigos, mis camaradas caídos, extendiendo sus manos hacia mí!
Dejando atrás mi cuerpo inerte, me uní a ellos en ese espacio entre lo terrenal y lo divino, avanzando hacia la luz radiante. Eché una última mirada hacia atrás, donde mi forma anterior yacía como un vestigio del pasado, un recordatorio fugaz de la vida que dejaba atrás.
—¡Por fin, somos liberados! —resonó una voz entre nosotros. Ya no hay cadenas que nos aprisionen, ni preocupaciones que nos atormenten. En este abrazo etéreo, nuestros sueños perdurarán por toda la eternidad.
Al día siguiente, mientras estaba sentada en la cama que compartíamos, lo vi dormir. Con delicadeza, comencé a tararearle una canción para velar por sus sueños. La melodía de cuna, un legado de mi madre, fluía suavemente de mis labios.
Siento su respiración acariciando mi piel, desearía que todo esto fuera un mal sueño. Aún recuerdo el día en que nos miramos por primera vez; tú irradiabas soledad, mientras que yo sentía una curiosidad creciente, un deseo innato de tenerte cerca.
Mis dedos se deslizan suavemente para acariciar el cabello de mi amado, disfrutando de la suavidad de sus mechones, un gesto de amor y consuelo entre nosotros. Reconozco que era una extraña, un tanto peculiar, pero mis intenciones brotaban la pureza de mi corazón. Comprendo que te sientes culpable. Quisiera asegurarte que no eres responsable de nada, pero temo que mis palabras solo añadirán más peso a tus preocupaciones. Ya tienes suficientes problemas.
—¿Por qué estás sudando tanto? —Abrí los ojos, me arrodillé y vi su expresión, sintiendo su dolor. Sacudí su cuerpo con mis manos, tratando de despertarlo. Sus ojos se abrieron de golpe, un destello de miedo que no podía entender pasó a través de ellos.
—¡Ya basta! ¡Ya basta! —Axel gritó desesperadamente, despertando a los demás. Lo abracé con fuerza mientras se movía desesperadamente y seguía gritando.
—¡Cálmate, ya estoy aquí! No tienes que tener miedo —parece que mis palabras han funcionado. Sin embargo, había un miedo profundo en sus ojos. Axel acarició mi mejilla con manos temblorosas, un gesto de afecto en medio de su angustia.
—Por favor, no te vayas. No podría hacerlo sin ti... Siento ese recuerdo como si fuera en carne propia. Tengo miedo de perderte.
Las palabras de mi amado parecen llegar al fondo de mi corazón. No sé qué tipo de sueño lo atormenta, pero estoy seguro de que haré todo lo posible para permanecer a su lado.
CREATORS' THOUGHTS 
Chronos97
Chronos97 Si han llegado hasta aquí, se darán cuenta de que la historia está tomando grandes cambios. Espero que continúen acompañándome en este viaje emocionante.
Mi buen amigo: "weeeeeeeee", me hiciste una pregunta sobre la magia, ahora de a poco sera introducida en los proximos capitulos.
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