Chapter 2: Capitulo 2
Un día regresando ya tarde de mi trabajo, me sentía sin ganas de caminar, mis fuerzas se habían agotado, como si el lodo incrustado en mis botas fuera cada vez más pesado o como si en este día en particular el calor del sol en plena época de Garrir estuviera mas abrazador que de costumbre. Aunque tuviera ganas de llegar a cenar a mi casa algo me impedía continuar, no era la falta de fuerza, por que no es el primer día que realizo este trabajo, ya 10 ciclos en lo mismo no es excusa para que me quede sin energía, pero lo que me pasaba no era algo físico sino mas bien mental o espiritual, me faltaban ganas de continuar, era demasiada estricta mi rutina. Decidí sentarme sobre una barrica de madera que se encontraba a las espaldas de un comercio de trueque para reflexionar del rumbo de mi vida, para mi fortuna pude observar a dos niños jugando con espadas de madera, combatiendo como si estuvieran en un combate a muerte, a lo mejor solo estaban representando una de las historias que les contaron, al igual que yo lo hacia cuando mi madre me terminaba de contar una de esas historias.
Recuerdo que después de cada historia salía corriendo con una vara como espada y el sombrero de mi padre como casco para practicar, peleando con el monstruo que solo veía en mi imaginación, ondeando esa "espada" con fuerza y determinación estaba convencido de que algún día me embarcaría en una de esas aventuras.
¿Qué había pasado conmigo? ¿Porque deje de soñar? ¿En qué momento me perdí? Las respuestas de estas preguntas solo me llevaban a una conclusión, ya no quería vivir en sueños, pero tampoco quería vivir en esta realidad, ya no tenia mas esperanzas.
Mientras me perdía en mis pensamientos noté que alguien se acercaba a los chicos mencionado algo que llamó mi atención.
— Las historias de caballeros luchando contra bestias y monstruos, son totalmente una mentira, una farsa inventada para ocultar la triste verdad, entre más pronto abran sus ojos menos será el dolor segador que produce la verdad.
Fue solo un comentario que lo dijo en voz alta al pasar junto a ellos, yo solo mire pasar a ese señor encapuchado, por la barba que alcance a notar podría decir que aparentaba haber vivido unos 50 ciclos una persona que nunca había visto por el pueblo, aquellos niños se quedaron viéndolo y como era de esperarse los pequeños no hicieron mas que correr a sus casas llorando. Sé que pude a verlo ignorado, pero no pude dejarlo pasar, a lo mejor era por que me refleje en esos niños, lo inocente y crédulo que era en aquel entonces, tal ves por eso yo no quería que alguien les arruinara su infancia, la vida y el tiempo se encargará de ello pero no quería dejarle ese gusto a una persona, así que decidí seguir a aquel hombre para tratar de hablar con él.
El hombre se dirigió a la taberna del pueblo, un lugar de mala muerte que solian visitar los soldados del castillo en sus días libres era un lugar perfecto para ellos, nada como salir del reino para ir al pueblo mas cercano a embriagarse y pasar la noche con las pueblerinas, eran los comentarios mas comunes que escuchaba, eran palabras decepcionantes de personas a las cuales yo aspiraba ser.
— Entonces la persona que molestó a esos niños era un simple y común borracho — Me dije en voz alta recordando el motivo por que me encontraba cerca de ese lugar.
Debí a verme quedado con esa idea dar vuelta y continuar con mi vida, pero en esta ocasión decidí aprovechar que estaba ahí e ir a tomar un trago, nunca había ido a un bar por que no quería verme relacionado en esos lugares de mala muerte, pero un día horrible hay que acabarlo en un lugar horrible. Cuando entre lo primero que me llegó fue un fuerte olor a orines y al aliento de los alcohólicos, había cerveza derramada por el lugar, las risas descontroladas de las personas y además de gritos de los "cantantes" era un sonido ensordecedor y molesto, el cantinero regaba la bebida en lugar de servirla en los vasos, claro por que el también estaba ahogado en alcohol, era un deleite para los sentidos. Me imagine que este lugar no podía generar mucha ganancia de este modo, así que pensé que las bebidas deben ser de vino adulterado, baratos y fácil de conseguir. Ya acostumbrándome a esta imagen, me enfoque en buscar a ese señor y aunque trate de no llamar la atención, note que conforme atravesaba el bar en dirección de la barra todo se ponía en silencio y las miradas se enfocaban en mi, entonces me di cuenta que ellos conocen muy bien cuales son de su calaña, ni llegue a la mitad del camino cuando me di mejor la vuelta y me propuse a largarme de ese lugar, pero de repente, una mano toco mi hombro, mis nervios se dispararon, mi pulso creció, mi respiración se descontroló, lo único a lo que temía había pasado, que una persona de este lugar me quisiera asaltar, aunque eso seria lo mejor que me pasaría en este lugar. Para mi mala fortuna esa mano le pertenecía a Mozkor, un matón, un busca pleitos, un vividor, un borracho andrajoso con el pelo todo alborotado y con su ropa empapada de sudor, alcohol y orina, la más grande rata que me podía encontrar en este lugar.
— Eh chico — me dijo mientras todos callaban y centraban sus miradas a donde estaba.
Recargó su brazo en mi hombro y empezó a decirme no sé que tantas cosas acerca de la vida en una cantina y de lo que pasa cuando llegan nuevos miembros, pero yo no le ponía mucha atención, ni aunque quisiera, su horrible aliento evitaba que me concentrara.
— En resumen chico, más te vale que tengas para pagarnos a todos una ronda porque de aquí sales sin una cosa, o sales sin dinero o sin pantalones HA HA HA—Todos soltaron gritos y risas aprobando lo que dijo. Yo sentía que me iba a desmayar, no sé si era por la presión o por el aliento fulminante que salía de las risas de Mozkor. Balbuceando intente razonar y entre mi pensé ¿Qué clase de idiota intenta entablar una plática con un idiota sin razón?
— Sabes chico — me volvió a envolver con su aliento — Me caes bien y no voy a abusar de ti..... ¡Mucho!
No se si eran los nervios que los tenia a flor de piel, que obligo a mi consiente a apreciar todo con detalle pero recuerdo perfectamente desde como empuñaba su mano y la jalaba hacia atrás para tomar más fuerza, hasta el rechinado que generaban mis dientes al esperar el golpe, deseaba que el primer golpe me dejara inconsciente para no sentir lo que estaba a punto de seguir. De pronto su mano se detuvo a escasa distancia de mi cara, aquel señor encapuchado que venia siguiendo detuvo con su sola mano derecha aquel puño agresor.
— No hay necesidad de este espectáculo, hay que llevarla tranquila. A este lugar venimos a tomar y relajarnos ¿no crees? — le decía esto con una sonrisa confiada.
— ¿Qué? Ahora vienes a defender a este muchacho, es mejor que aprenda a que hay lugares a los que todavía no debe entrar, a menos que tú le quieras poner él ¡EJEMPLO!
Sin avisar tomo una botella de la barra para agredirlo, pero el con una agilidad sorprendente lo esquivo y con un golpe al costado derecho contrarrestó el ataque, Mozkor se retorció de dolor y con una patada en el estómago fue lanzado hacia unas mesas, de las cuales se levantaron mas borrachos a atacar. El lugar se convirtió en un campo de batalla, quedé tan asombrado de como ese señor se defendía del ataque de seis personas y con la agilidad que evito los ataques, que no me di cuenta de que el cantinero también se unió a la batalla tomando una botella y reventándomela en mi cabeza dejándome inconsciente.
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