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Chapter 2: Capítulo 1

Capitulo 1

A la mañana siguiente, poco a poco comenzó a despertar recordando lo que había pasado, quiso salir corriendo, pero Heinrich, fue más rápido y con sus brazos la jalo para pegarla a su dorso, su cara quedo hundida en su pecho, con un movimiento lento bajo a su oído y le susurro.

- Sabes cuánto eh esperado estar de nuevo a si contigo, no voy a dejarte ir te necesito para vivir –

Tal vez las palabras no fueron las adecuadas, estuvieron mal dichas, eran tan dolorosos recuerdos o simplemente carecían de valor ahora, pero no fue la reacción que esperaba después de esa confesión.

- Tengo que irme mi novio me espera –

Las palabras frías y cortantes se clavaron en su cerebro, la sorpresa lo hizo despegarla de su regazo.

- Que acabas de decir –

Ese movimiento lo utilizo a su favor y pudo soltarse del agarre, se alejó tomo una toalla camino a la recamara. Desconcertado, se levantó violentamente y la alcanzo antes de que entrara al baño.

- Piensas jugar rudo conmigo, crees que te voy a dejar ir tan fácil mente, mírame a los ojos –

Con la otra mano trato de levantarle el rostro, pero ella volteo para no verlo, esto lo hizo enfadar y con más fuerza lo trato, ahora si lográndolo, pero la inexpresiva cara que lo veía lo hizo enfurecer.

- Niégame que no me amas, que soy, fui y seré el único hombre que as amado –

- Porque eh de negar algo que tú y yo sabemos, nos amamos, pero eso no quiere decir que tenga que aferrarme a ti, eh madurado, tal vez ahora se amar como tú –

Con un movimiento brusco se soltó de su agarre y violentamente quito su rostro de un solo jalón, entro al baño y comenzó a ducharse.

En bata de baño sentado en el sillón esperaba serio y con una cara inexpresiva

- Puedes entrar –

No levanto la cara solo agarro su toalla, paso, por un lado, cerró la puerta. El teléfono sonó de nuevo, cuando lo reviso tenía cinco llamadas perdidas.

- Si diga –

- ¿Como estas? ¿Qué tal dormiste? –

- Es difícil dormir en una cama que no es la tuya, pero dentro de lo que cabe pude descansar un poco –

- Quiero disculparme por lo de ayer, no debí ser tan abrasivo contigo –

- No te preocupes, creo que soy yo quien tiene que disculparse, pero eso lo arreglaremos cuando vuelva –

- ¿Todavía estarás fuera más tiempo? –

- Tengo que terminar unos asuntos aquí, pero tratare de llagar para la cena –

No hubo respuesta del otro lado del teléfono

- ¿Qué pasa?, cuando te quedas callado es que quieres decirme algo –

- Leila, siempre eh sido sincero contigo y eh aceptado tu forma de ser, aunque no esté de acuerdo con ella, pero no creo poder soportar que estés con Heinrich, eso no puedo soportarlo, puede ser cualquiera porque sé que regresaras a mí, él es diferente yo no puedo competir, voy a perder y saber que pasaron la noche juntos me está matando –

- ¿Lo sabias?, ¿desde cuándo? –

- Él vive en enfrente de mi edificio, te vi entrar –

- Quiero disculparme por mentir, te veré en casa, tengo que colgar –

- Espera, yo… te veré en casa –

Colgó el teléfono y comenzó a vestirse, definitivamente era igual que él, no, aun peor, cuando giro para salir, solo con la toalla enrollada en la cintura la miraba fijamente, no se había dado cuenta de cuánto tiempo estaba ahí, sin decir una palabra se dio la vuelta y entro al baño, al parecer había escuchado toda la conversación.

Cuando salió, el almuerzo estaba listo, se dirigió a su habitación, se vistió y los dos comenzaron a tomar el desayuno, al terminar un silencio se apodero del lugar era obviamente incómodo.

- Tienes que llenar la despensa, en verdad fue difícil preparar el desayuno aquí con tan pocos ingredientes –

- No como aquí –

- Entiendo –

- ¿Puedes decirme porque me buscaste? –

- La última vez que nos vimos, fue en el bar, la otra noche fui con unos amigos y la mesera me llamo diciéndome que te había visto los últimos días en un mal estado, pero que la noche anterior en verdad estas mal, que debería ir a verte, cuando trate de localizarte por teléfono, no contestabas, busque hasta dar con tu dirección y cuando llegue el portero dijo que tenías días sin salir, tuvimos que abrir la puerta con una llave de recepción y te encontré en el yacusi, creí que tu… -

Su respiración se alteró un poco y sus ojos se cristalizaron, cuando las imágenes llegaron a su cabeza.

- ¿Por eso estabas llorando?, tranquila ya paso –

- Tengo que confesarte algo, llame a tu madre para preguntar por ti y ella… -

Soltó de golpe la cuchara de la mano.

- Eso sí es malo, muy malo, sabes que mi madre está obsesionada con que estemos juntos –

- Lo sé, lo sé, creó llegara en la noche –

- Demonios es probable que llegue mi tía con ella –

- También pensé en eso, pero lo hice desesperada, es toda tu culpa –

- Ah, no eso es tu responsabilidad y dar las explicaciones también, a mí no me metas en ese problema –

- Eres tan desagradable como siempre, no puedes fingir ser buena persona y simplemente ayudar –

- Que decimos que nos encontramos, eso no lo creemos ni nosotros –

- Pues tendrán que creerlo, tengo que irme –

- Espera, dijiste que tratarías de llegar para la cena quédate conmigo –

- No puedo, si llegan, comunícate conmigo –

- ¿Tienes que ir a ver a ese tipo? –

- No discutiré mis asuntos contigo –

- Vas a ser que no pasó nada después de lo de anoche, de verdad me sorprende tu comportamiento –

- De verdad piensas que esta conversación llegara a algo –

Molesta se levantó y camino hasta el lavado de platos, cuando intentaba lavarlo, el aliento fresco qué recorrió su oreja la hizo sentir escalofríos.

- Me fastidia, lo sabes, ¿cuánto me aras sufrir por lo que te hice? –

- ¿No sé a lo que te refieres?, pero te equivocas, no soy así –

- Tu eres mía lo sabes –

- Por qué dices una cosa así, tiene más de dos años que no nos vemos –

Se giro un poco, así pudo soltarse de su agarre, coloco su tazón en un lado y camino a buscar sus cosas.

- Se hace tarde, necesito irme –

No pronunció sonido alguno, se quedó parado con la llave del agua abierta

- Te dejo descansar tengo cosas que hacer, recuerda llamar si mi tía o mi mamá llegan, Adiós –

Abrió la puerta y hecho un vistazo, el seguía sin moverse aún, cerró la puerta para irse, al llegar al ascensor saco su teléfono y llamo a Vasco.

- Estoy saliendo del edificio, te veré en la oficina –

- Yo estoy en el lobi del edificio ¿Dónde estás exactamente tu? –

- En el ascensor –

- OK, te veo en el estacionamiento –

- ¡Claro! –

Al llegar al último piso las puertas se abrieron, parado enfrente del ascensor se encontraba esperándola, al verla no pudo detener su desesperación y se abalanzo abrazarla, repentinamente algo lo hizo soltarla, era el olor a ese champú qué llevaba, ella se dio cuenta.

- Estoy tan feliz de verte –

- Yo también –

- Vamos a comer ¿Tienes hambre? –

- Te acompaño, pero no tengo hambre, te acepto un postre –

- Se el lugar perfecto para ir –

Subieron al carro y fueron directo a una cafetería cerca de la oficina, su lugar favorito, muy especial, ahí se habían reencontrado, tan significativo para ambos.

Tomo su almuerzo y comió sin pena, después de esa noche necesita algo dulce en su sistema.

La acompaño a su departamento el cual se encontraba al otro lado de la ciudad, lo invito a pasar y se quedaron gran parte de la tarde platicando hasta que el teléfono los interrumpió.

- ¡Si dime, ah, Esta bien, yo los acompañare a cenar –

- ¿Quieres acompañarme al aeropuerto? –

- No veo ningún problema en eso –

- ¿Vendrás sola? –

- Si por supuesto –

- ¿Dónde quieres que pase por ti? –

- mmm. Ven a mi departamento te envío la dirección en un momento –

- Si, bien –

- Adiós –

Escribió algo en el teléfono y lo dejo en la mesita, regreso a la sala y se sentó a seguir conversando.

- Llegará mi madre y mi tía, Heinrich, vendrá por mi para ir al aeropuerto –

- Yo podría a verte llevado –

- Lo sé, pero ya es tarde y no quiero que recorras tanto camino, para nada –

- Pero yo… -

No lo dejo terminar y lo abrazo.

- No necesitas ponerte celoso por nada, no quiero verte sufrir por eso –

- Me siento como un estúpido, no creo poder controlarme –

Bajo sus manos para colocarlos en su espalda y jalarla, un gemido delicado salió de su boca, por el repentino movimiento.

- Tan salvaje e impredecible como siempre –

- ¡Sabes, lo adictiva qué eres para mí! –

- Lo sé –

Se dieron un profundo beso, sin más la cargo y la llevo a su habitación, conocía sus debilidades.

Reviso el reloj se levantó al baño, ya casi era la hora.

- Espero que estés tranquilo, de verdad no me gustaría estar en medio de una escena –

- No te preocupes, sabré comportarme –

- Me tranquiliza –

Después de cambiarse el timbre de la puerta se escucha, Vasco se levanta y se pone una bata de baño para abrir la puerta.

- ¡OH! ¡Disculpe!, creo que me equivoque de departamento –

- No, estas en el correcto pasa Leila ya casi esta lista espera en la sala –

Con la cara descompuesta, entra y se sienta.

- ¿Algo de tomar? –

- No gracias, así está bien –

- Tu eres –

- ¡OH! Disculpa mis modales, soy Vasco Medid, compañero de Leila –

- Compañero, de departamento acaso –

- No, no, de trabajo –

- ¿De trabajo? –

Leila salió del cuarto.

- Disculpa por hacerte esperar, estoy lista vámonos –

- ¿Llegaras tarde? –

- Si, no me esperes, ve a casa, no sé si llegare a dormir o me iré con mi madre, tomate tu tiempo, no vemos en el trabajo mañana –

- Está bien, envíame un mensaje cuando ya te vayas a dormir –

- Si adiós –

Heinrich, se levantó del sillón y camino a la puerta, salieron del departamento y cuando tomaron el ascensor la paciencia de Heinrich se terminó.

- ¿Qué demonios, fue eso?, ¿Quién era ese tipo? –

- Ya te dije, no voy a discutir mis asuntos personales contigo-

Sus palabras lo único que provocaron fue ira y descontrol en su paciencia, la arrinconó en una esquina del ascensor.

- ¿Qué crees que haces?, ¿Quieres probar mi paciencia?, ¿Es eso? –

No contesta, pero no evita la mirada

- ¡Te has vuelto más osada qué antes! –

- No me conoces –

- Ahora que lo dices has cambiado mucho no eres la misma chica que antes –

- Tal vez tengas razón, pero esta es la que soy ahora –

Sin decir una palabra le tomo de una mano, la acercó a su cuerpo, susurrándole al oído

- Se que aun esta esa chiquilla dentro y la encontraré cueste lo que cueste, ¡no hay nadie que pueda impedirlo! -

- ¡Suerte con eso! –

Las puertas del ascensor se abrieron jalo su mano para soltarse y camino a la salida.

La actitud que había tomado ya no era un tanto graciosa, empezaba a tornarse molesto, pero emocionado, jamás le habían dado tanto trabajo para conquistar, eso era excitante su actitud sumisa de antes nunca le había causado problema, pero si una apatía, ahora era diferente.

Al llegar al aeropuerto dos mujeres bulliciosas con vestimenta claramente de turista tomaban fotos al lugar, no eran molestas, pero si llamaban la atención.

Al llegar a su encuentro, corrieron a abrazarlos, tenía mucho tiempo que no se encontraban.

Mamá 1. – Mira nada más como están famélicos y ojerosos.

Mamá 2.- los veo, los veo, pretenden morir poco a poco

Mamá 1.- Creo que es la forma de vengarte por ser una madre tan desagradable

Mamá 2. – es eso verdad

Leila tomo la mano de su madre y la puso en su mejilla.

- Madre sabes que jamás arriamos eso, si han sido las mejores mamás del mundo

- Porque piensan que seríamos así de malos –

- Bueno la verdad es que eso lo pensé hijo, tenemos tantas fallas –

- Tía, creo que es toda mi culpa no debí reaccionar de esa forma. –

- Mi hermosa princesa qué arriamos sin ti, estoy tan agradecida de reunirnos –

- Si hija nos distes a nosotras una excusa para vernos –

Se abrazaron y lágrimas de las dos mujeres salieron

- Mamá es tarde y tenemos camino al departamento –

- Hay hijo tu siempre preocupado por todo, por eso te amo –

Salieron con maletas, todo el camino estuvo ameno pidieron la cena para no salir, estaban demasiado cansadas, al terminar no tardaron en preguntar dónde dormirían, en el departamento solo había una recamara y ellas no querían separarse.

- No sé si crean qué este bien, pero nosotras querremos dormir juntas-

- Mamá por mí no hay problema –

- Tía no te preocupes llevare a Heinrich a mi departamento a si podrán pasar la noche juntas, mañana a primera hora vendremos para tomar el almuerzo –

- Hay hija no es necesario, no me gustaría que estuvieras incomoda con eso –

- No te preocupes mamá está bien, nos iremos, el viaje debió ser cansado –

- Solo tomaré algo de ropa mañana tengo algo importante que hacer y después las buscaré para el almuerzo –

Entro a su habitación y minutos después salió con una maleta de mano.

- Esto es todo lo que necesito, podemos irnos –

- OK –

Camino para abrazar a su madre y a su tía

- No puedo creer que ya sean unos adultos aún recuerdo cuando se quedaban dormidos en mi regazo, esto es muy cruel en muchos aspectos –

- Vamos Estefanía no deberíamos ser así, solo lograremos qué sé alejen de nosotras –

- Tienes razón, nos vemos en la mañana chicos –

Salieron del departamento, al parecer el destino quería que estuviesen juntos

- ¿Quieres ir algún lado antes de llegar a mi departamento? –

- Mmm, ya qué lo mencionas necesito una bebida, quieres acompañarme –

- Estoy de acuerdo necesito también yo una copa, para asimilar lo que pasara mañana qué estemos todo el día con estas mujeres –

- Si es verdad –

Sin decir nada más fueron aun bar qué sé encontraba cerca del departamento de Leila, no era muy tarde pero no querían viajar mucho.

En el bar alguien reconoció a Leila, la chica estaba ya pasada de copas y esto la hizo sentir incomoda, Heinrich se dio cuenta de eso

- ¡Hola!, cariño, estas aquí y Vasco ¿Dónde lo dejaste? –

- Eso debería de preguntarte lo a ti, de seguro fuiste a buscarlo –

- Si es verdad, pero se negó por estar contigo, me doy cuenta de que solo se quería deshacer de mi –

- Me hace sentir un poco aliviada, eres consciente de que él no quiere estar contigo, pero te sigo diciendo no te desesperes, pronto serás feliz con el –

- ¡Eres una estúpida!, ¡crees que no sé qué lo tienes ilusionado! y que solo lo ocupas para divertirte –

- Eso no debe ser asunto tuyo, es más debo de irme adiós –

- ¡Espera!, ¿me vas a dejar, hablando sola? –

- Ya terminé de hablar, no tienes por qué quedarte aquí –

Se dio medio vuelta y vio a Heinrich qué no había pronunciado ninguna palabra.

- Qué te parece si nos vamos y pasamos por algo que tomar –

- Creo que será lo mejor, podríamos toparnos con gente, no deseada –

Salieron del bar no sin dejar atrás las miradas de furia de varias personas. El departamento estaba vacío, al parecer su visita se había ido, no sin antes dejar una nota en el refrigerador.

Leila

Extenderé vacaciones para ti, toda la semana despreocúpate de ir al trabajo, me está buscando Sasha le dije que estábamos juntos, no te preocupes yo se arreglar mis asuntos, no tienes que hacer nada.

Quiero agradecerte por lo de esta tarde, a pesar de que se cuál es mi lugar siempre tienes mucha consideración, me encanta lo que tenemos cuando estamos juntos, trata de no ser tan perfecta o un día de estos no te dejaré salir de mi cama.

Cuídate y trata de hablarme cuando puedas estaré esperando tu llamada

VASCO

Cuando Heinrich, termino de leer la nota se la entregó a Leila, está la leyó y la dejo en un frasco alado de la TV

- Vamos a beber antes que se haga más tarde –

- Trajiste suficiente vino como para amanecer –

- No digas eso, esto no me va a alcanzar para eso –

Los dos rieron y comenzaron a beber, entre platicas de sus trabajos y algunos recuerdos las bebidas se fueron desapareciendo, en efecto era muy bueno para beber, pero la situación era diferente ya después de unas copas estaba completamente ebria, su cara la delataba un poco, pero sus movimientos cuando se levantaba para ir al baño eran muy graciosos.

- ¡Creo que ya llegaste a tu límite! –

- También digo lo mismo, debería dormir –

- ¿Dónde tienes las mantas para mí? –

- No puedo ser tan mezquina, cuando termines de beber entra a mi cuarto –

- Si estás bien con eso –

- Mmm, si estoy bien, no es la primera vez que dormiremos juntos y no eres del tipo qué sé aprovecha, no vemos mañana –

Entro a la recamara y cerró la puerta, una hora después Heinrich había acabado con toda la bebida estaba mareado, abrió la puerta del cuarto, en la cama en pijama estaba el amor de su vida, la mujer que había extrañado por tanto tiempo, cerró la puerta y se quedó mirando por un tiempo, después se sentó en la orilla de la cama, el movimiento la despertó cuando abrió los ojos lo encontró con las manos en la cara.

- ¿Qué pasa estas mareado?, ¿Necesitas qué te ayude a recostarte? –

No recibió respuesta

- ¡Está bien! –

Se acercó y le tomo las manos, no opuso resistencia lo recostó en la cama y salió a buscar su pijama, regreso y comenzó a desvestirlo, con los ojos cerrados y sin pronunciar algún sonido dejo que esta lo tratara con un bebé.

- Listo, eres un mal bebedor –

Regreso al lado qué le correspondía y se metió a las cobijas, al percatarse, solo se giró y la abrazo, entre susurro perdidos coloco su cara en el pecho.

- Como pudimos llegar a esto, yo te amo Leila y quiero que estés conmigo toda la vida –

La habitación parecía quera era tragada por una obscura presencia qué sé iba apoderando.

Las palabras retumbaron en su pecho como martillo, sin decir nada más se acurruco en su pecho y se quedaron profundamente dormidos.

Una discusión acalorada a lo lejos logro despertarlo, la televisión, una película. Unos segundos después el sonido de un cristal quebrándose los hizo regresar de su letargo, se levantó de la cama inmediatamente y abrió la puerta. La escena era peor de lo que se imaginaba, dos tipos trataban de detener a un tercero el cual tenía una herida que sangraba abundantemente, instintivamente corrió y se colocó enfrente para cubrirla con su cuerpo.

Eso hizo enfurecer más a Vasco y arremetió con insultos a Leila.

- ¡No era menos de esperarse que esta tarde estuviera yo en tu cama y que ahora te acompañe el! –

Leila se movió para mirar fijamente a su agresor.

- Llévenselo, está fuera de sus cabales, el vino lo hace decir cosas que mañana, se arrepentirá-

Sin importarle la condición de su mano tomo el hombro de su acompañante.

- ¿Puedes soltarme? -

Les dijo muy seriamente

- Para tu desgracia no estoy completamente ebrio, si, tome algunas copas y no pienso negarlo, pero estas no han embrutecido mi juicio, se claramente lo que estoy diciendo –

Limpio su cara de las lágrimas que brotaban sin su consentimiento

- Espere estos dos años a que pudieras superar todo, pero aparece y decides ¿hacerme esto?, no eres más que una maldita mentirosa, creí que si te dejaba hacer todo sin reproche alguno podrías enamorarte de mí, que estúpido fui, pero lo tengo bien merecido al haber tratado tan mal a Sasha, siempre me lo dijo que jugarías con migo, ella siempre estuvo a mi lado a un a pesar del trato que le daba, ¿no sabes cuánto te desprecio en estos momentos? -

Esas palabras hicieron a Heinrich enfurecer y no pudo continuar siendo un espectador.

- ¡Es suficiente no te voy a permitir que sigas insultándola en mi presencia! –

Leila lo tomo del brazo para tranquilizarlo, sus puños ya estaban cerrados para atacar

- Tranquilo, no es necesario…-

Una risa hizo la hizo callar

- ¡Que romántica escena!, ¡se ve que siempre han sido igual el uno para el otro!, ¡Ahora veo por qué nunca pudiste dejar de amarlo!, siempre deseaste esto, el estar con él, ¡Están destinados a estar juntos! –

Estas palabras hirientes resonaron en su cabeza y la hicieron enfurecer esta vez.

- ¡Basta!, ¡quiero que te vayas!, ¡no quiero verte! –

El grito y las lágrimas que brotaban de su rostro hicieron entrar en cordura al irritado chico, Heinrich la abrazo al ver que se descomponía y estaba a punto de desmayarse

- ¡Discúlpame!, no debí decir esas cosas, me voy como me lo pediste, no es necesario que regreses a trabajar, no quiero verte nunca más y eso también incluye el trabajo, disculpa, trata de comprenderme, Adiós –

Se dio media vuelta y camino hacia la sala para tomar su abrigo y al pasar junto al televisor tomo un jarrón con cientos de notas y lo tiro a la basura.

Los tres hombres salieron del pequeño departamento, al cerrar la puerta no pudo contener más las lágrimas llorando con fuerza, Heinrich la abrazo y esta lo estrujo sin parar de llorar, la llevo a la cama, no dejaba de llorar hasta que se quedó dormida.

Salió para limpiar el desastre, al regresar se acostó su lado, abrió los ojos y comenzó a besarlo dejándose llevar por sus deseos terminaron exhaustos en la cama.

A la mañana siguiente la luz que entraba por la puerta hizo que Heinrich, despertara abrió los ojos y era su madre y su tía, las cuales entraban al cuarto, instintivamente tapo la cabeza de su acompañante.

- Madre, que hacen aquí –

- Quien es ella –

- Nadie, hagan el favor de salir en un momento estoy con ustedes –

- Donde esta Leila, Heinrich –

- Ella salió temprano al Gimnasio –

- No entiendo que está pasando aquí –

- Madre, espérenme a fuera en un momento estoy con ustedes –

- Vamos, Estefanía, ellos ya son adultos dale la oportunidad de explicarte –

- Cristina, pero mi Leila, como se ha de sentir en este momento, tu eres un bárbaro sin sentimientos –

Enfurecida salió de la recamara.

- Tranquilo, hijo, tu madre solo esta sorprendida no dice lo que siente –

- Tía, en un momento explicare todo –

- Claro cariño tomate tu tiempo y trata de ser cortes con tu compañera –

Ella también salió de la recamara y puso seguro en la puerta.

Al desatapar la cara de su acompañante esta estaba horrorizada

- Tranquila todo ya paso –

Con un beso en la frente trato de tranquilizarla

- ¡OH! ¡Por Dios!, ¿Que vamos a hacer?, ¿Que vamos a hacer? –

- Tranquila, no te vieron, la verdad estuve tentado en hacerlo, pero creí que no estarías de acuerdo y que te molestarías así que decidí esperar –

- Bien, bien, eso me tranquiliza un poco, pero que aremos ahora –

La aparto y se levantó para tomar una ducha

- Acompáñame –

- ¡Estas!, demente –

- ¡Vamos, solo esta vez! –

- No lo are –

- ¡Bueno abriré la puerta y las dejare entrar! –

- Nunca cambiaras en lo infantil que eres –

Al terminar de ducharse, Heinrich la tomo por la cintura.

- Saldré de aquí con ellas y tú nos alcanzas en mi departamento de acuerdo –

- ¿Estás seguro que no habrá problema? –

- Deja todo en mis manos –

Ella asiente con la cabeza y se mete a la cama para ocultar su cara, Heinrich después de vestirse sale de la recamara eh inmediatamente es abordado por su madre

- Ahora si piensas decirnos quien es esa mujer-

- Ella ya no es nadie madre –

- Que pretendes decir con eso –

- Ella vino para hablar de nuestra situación y llegamos a un acuerdo, esta sería la última vez que nos veríamos –

- ¿Estás diciendo la verdad? –

- Madre me ofenden tus palabras, pero comprendo que dudes al ver esta escena, estoy siendo sincero con ustedes, la única mujer que amo y amare el resto de mi vida es Leila –

- Hijo perdóname por ser una imprudente sabía que eras demasiado maduro para darte cuenta me alegra que por fin hables de tus sentimientos –

- Solo déjenme hacerlo a mi manera –

- Claro hijo –

- Tía, estas en desacuerdo con esto –

- No hijo, no es eso, solo que Leila no es la que solía ser y creo que … -

- No se preocupe yo estoy consciente de todo, solo quiero que me den una oportunidad –

- Claro que si hijo cuenta con todo mi apoyo -

- Gracias, tía –

- Donde está mi Leila a todo esto –

- Ella salió temprano, al gimnasio al ver que recibía una visita decidió dejarme solo para poder hablar con más tranquilidad, ira al departamento más tarde, para desayunar, que les parece si vamos a esperarla –

- Si claro y la chica –

- Esperará a que nos vallamos para poder salir, está muy apenada y no quiere dar la cara, la verdad es mejor a si –

- Claro tienes razón no es muy agradable su situación siento un poco de lastima –

- Vámonos que se hace tarde –

Los tres salieron del departamento y Leila se despegó por fin de la puerta, busco algo lindo que ponerse y salió a su encuentro.

Al llegar al departamento los encontró teniendo una plática muy amena

- Cariño que bueno que llegas estábamos muy preocupadas por ti –

- ¿Porque se preocuparon por mí? –

- ¡Saliste muy temprano en la mañana! –

- Si, Heinrich, tuvo una visita de trabajo y tenían que hablar de cosas confidenciales, así que decidí salir para no importunarlos, decidí ir al gimnasio para dejarlos solos –

- Pobre de ti, en la calle y sola –

- El gimnasio está en el edificio de enfrente no se preocupe tía –

Heinrich se levantó, si seguía el interrogatorio, algo malo podría pasar

- Salgamos a desayunar, tengo hambre –

- Claro que si –

- Tengo el lugar perfecto para ir, hare una llamada para las reservaciones, ya pensaron que tienen que hacer hoy –

Las dos mujeres se miraron entre si

- Iremos de compras y luego aun Spa que nos recomendaron y después nos reuniremos para comer si están disponibles –

- En la tarde tengo una junta, por cierto, Leila deje mi maletín en tu departamento –

- Hijo no te preocupes después de que nos dejen en el centro comercial van por ella –

- De acuerdo salgamos de una vez –

El desayuno estuvo muy ameno entre charlas y risas, al terminar, decidieron que querían conocer la ciudad se fueron en un autobús a recorrerla.

Cuando se encontraban en el auto Heinrich, trato de acabar con el silencio incomodo

- No quiero sonar entrometido, pero creo que deberías hablar con tu novio, vi que te afecto demasiado –

- Ese tema ya está cerrado, el decidió que no quería jamás volver a verme, y respeto su decisión, la verdad creo que es lo mejor para él –

- Trato de entender –

- No trates, no quiero discutir mi vida contigo, además fue tu culpa que perdiera mi trabajo –

- Puede que tengas razón, pero no te preocupes, te doy trabajo en mi empresa –

- Tu empresa –

- Si niña, acompáñame para que la conozcas –

Las oficinas se encontraban en uno de últimos pisos, era muy popular pero no dejaba de ser novatos, aun así, decidido declinar su oferta.

Tenía un buen curriculum, además su trayectoria gracias a la ayuda de Vazco había hecho su propio camino, tenía conocidos suficientes como para emprender su propio negocio.

No estaba dispuesta a dejar que ese hombre volviera a ser lo mismo.


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