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Chapter 2: La Asignación

El sol del mediodía caía implacable sobre la ciudad de Tokio, mientras una intensa persecución tenía lugar en las transitadas calles. Kaito, el famoso ladrón fantasma, huía desesperadamente de la policía, derribando puestos y cajas a su paso con su increíble agilidad.

Entre los oficiales que lideraban la captura se encontraban los reconocidos detectives Taro y Sakura, prodigios de la policía a pesar de su corta edad.

—¡No dejes que ese tipo escape! —gritó Sakura a su compañero, con su característica coleta balanceándose mientras esquivaban ágilmente a los peatones. Su dynamica era siempre desafiante pero muy coordinada.

—¡Ya casi lo tengo! —respondió Taro, con una gota de sudor recorriendo su sien. Ambos forzaban al máximo su velocidad, coordinándose mediante gestos para tratar de acorralar al escurridizo Kaito.

Con la respiración agitada, el ladrón fantasma dobló derrapando bruscamente hacia el estrecho callejón, levantando una nube de polvo a su paso. Pero al toparse con la alta pared del fondo, se dio vuelta rápidamente solo para encontrarse cara a cara con Taro bloqueándole la única vía posible de escape.

—¡Ríndete Kaito! ¡Esta vez no tienes salida! —gritó Taro confiado, mientras le apuntaba con su arma y su gabardina negra se agitaba dramáticamente detrás de él.

En ese momento llegó una patrulla manejada por Sakura, tapando la única salida del callejón.

Kaito sonrió con astucia mientras una paloma blanca surgía de su manga.

—Eso creen detectives...¡pero nunca podrán atraparme!

Con un movimiento rápido, lanzó una bomba de humo y trepó ágilmente por la pared para escapar, ante la mirada atónita de Taro quien no alcanzaría a impedirlo. Pero justo cuando llegaba a la cima, se escuchó un disparo certero. Era Sakura, quien hábilmente le había dado en la pierna a Kaito haciéndolo caer.

—Ves, te lo dije que el plan funcionaría —comentó Taro con su cautela habitual.

—Sí claro, todo fríamente calculado —respondió Sakura con sorna mientras se acercaba. —Ya ríndete y admite que te salvé el pellejo una vez más —dijo dándole un codazo juguetón a su compañero.

—Ja, lo tengo justo donde lo quería —dijo Taro con arrogancia, mientras empujaba bruscamente a Kaito contra la pared.

—Oye, yo fui la que le di el tiro decisivo —reclamó Sakura poniendo los brazos en jarra.

—Detalles, detalles...este ladron era mío —respondió Taro restándole importancia mientras terminaba de esposar a Kaito.

—Sí, claro campeón. Ibas directo a que se te escapara si no llegaba a intervenir —se burló Sakura dándole un codazo en las costillas.

—Au, cuidado con la fuerza bruta —se quejó Taro sobándose.— No había necesidad de meterte, lo tenía fríamente calculado.

—Ajá, tu "cálculo" iba a dejarlo huir —rio Sakura despeinando el cabello de su compañero.

Kaito resoplaba con fastidio mientras yacía en el suelo esposado después de la certera bala de Sakura.

—Ya basta, tortolitos, mejor llévenme de una vez con el inspector —resopló Kaito poniendo los ojos en blanco.

Taro metió a Kaito en la parte trasera de la patrulla. Luego se sentó junto a Sakura, quien arrancó rumbo a la estación de policía. Durante el trayecto siguieron discutiendo en tono jocoso sobre sus respectivas contribuciones en la exitosa captura.

Al llegar, bajaron de la patrulla y llevaron al esposado ladrón a los calabozos para ponerlo bajo custodia.

Taro y Sakura entraron a la austere oficina del jefe de la división de investigación criminal para dar su reporte al inspector Daiki. Él los esperaba sentado rígidamente tras su escritorio, con una mirada severa en su rostro surcado de cicatrices.

Sin decir palabra, Daiki les indicó que tomaran asiento frente a él. Taro y Sakura obedecieron inmediatamente, manteniendo un semblante serio y profesional.

—La misión fue cumplida según los parámetros establecidos. El sujeto Kaito ha sido puesto bajo custodia sin contratiempos— reportó Taro de forma concisa.

Daiki asintió secamente.

—El procedimiento fue adecuado.— Tomó un sorbo de su taza de café negro sin despegar los ojos de sus subordinados.

—Ahora pasemos a su próxima asignación.— Activó la pantalla en la pared, que mostraba la imagen en primer plano de una joven de aproximadamente 20 años, de largo cabello negro y rasgos delicados.

—Hace 7 años, en la ciudad de Osaka, fue hallado el cuerpo mutilado de esta estudiante universitaria, Midori Tanaka, en un terreno baldío en las afueras de la ciudad—, informó Daiki.

—La causa de muerte fue desangramiento debido a la lacración de las arterias femorales y carótidas. Además, el cadáver mostraba signos de brutal desmembramiento.

Taro y Sakura escuchaban en absoluto silencio, sin demostrar reacción alguna en sus semblantes.

—Tres años después, fueron descubiertos seis cuerpos de mujeres jóvenes con heridas similares en los alrededores de Osaka y ciudades aledañas. Todas fueron identificadas como estudiantes universitarias entre 18 y 22 años.

Daiki cambió la presentación a un collage de seis fotos de escenas del crimen, donde se veían cuerpos mutilados sobre suelos empapados de sangre. Sakura apretó ligeramente los labios, pero se recompuso de inmediato.

—Durante los siguientes 24 meses, continuaron apareciendo más víctimas, todas con el mismo patrón: mujeres universitarias, desangradas y descuartizadas, sus restos desechados en descampados. Las localizaciones se extendieron en dirección noreste, acercándose progresivamente a Tokio. Hace dos años, los homicidios cesaron de forma abrupta.

Hizo una pausa estratégica, tomando otro sorbo de su café.

—Ayer a las 2100 horas fue reportado el hallazgo de un nuevo cadáver con las mismas características, encontrado en un terreno industrial abandonado en las afueras de Tokio. Preliminarmente fue identificada como Miyako Nakamura, 22 años, estudiante de sociología en la Universidad Metropolitana de Tokio. Su cuerpo presentaba laceraciones y secciones removidas de forma idéntica a las víctimas previas.

La pantalla ahora mostraba la imagen del cuerpo mutilado de Miyako, vista aérea desde el dron forense. Un tenue aroma a sangre parecía impregnar la fría oficina.

—Su misión es investigar a fondo cada escena del crimen, empezando desde el primer hallazgo, recolectando toda evidencia documental, testimonial y forense disponible. Deben reconstruir el modus operandi del sujeto y determinar su posible identidad. Tienen autorización para acceder a cualquier archivo clasificado que requieran, pero deberán reportar a esta oficina cada 48 horas con actualizaciones del progreso.

Taro y Sakura asintieron completamente enfocados, sin necesidad de anotar las instrucciones.

—El asesino ha mostrado hasta ahora un patrón inconsistente, con los primeros ataques separados al menos por 3 años, luego acelerando el ritmo a uno cada pocos meses, para finalmente cesar por completo durante 2 años antes de reaparecer. Esta variabilidad dificulta predecir cuándo podría atacar nuevamente. Sin embargo, dado que ha vuelto a la actividad después de un hiato prolongado, es posible que inicie otro ciclo de ataques frecuentes similares al periodo de hace 4-6 años.

Daiki apagó la pantalla y el reloj digital en la pared marcaba las 1100 horas justas. Se puso de pie y Taro y Sakura hicieron lo mismo al instante.

—Partirán de inmediato a Osaka y comenzarán la investigación desde el primer sitio del hallazgo del cuerpo de MidoriTanaka. Tienen 3 minutos para recoger su equipo y dirigirse al helipuerto. Reporten cualquier requerimiento adicional en el camino.

—Entendido señor, comenzaremos de inmediato la investigación exhaustiva para dar con este asesino— afirmó Taro.

Sakura asintió con firme determinación. Rápidamente se pusieron de pie y salieron de la oficina para preparar su equipo.

Mientras recogían rápidamente el equipo forense y sus abrigos para dirigirse al helipuerto, el celular de Taro timbró de forma inesperada.

—Detective Taro al habla —contestó de forma rutinaria.

Sakura notó como el semblante de su compañero de pronto palideció. Taro solo musitaba        —entiendo... —con la mandíbula tensa sin articular más palabras.

Finalmente cortó la llamada luego de un escueto

—Estaremos allí de inmediato.

—¿Qué pasó? —preguntó Sakura intrigada.

Taro la miró con gravedad.

—Un cadáver acaba de ser descubierto Osaka...con heridas idénticas a las otras víctimas..


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