¿Había estado bien durante estos sietes años?
Pues bien, ella también había querido hacerse misma pregunta. Había vivido ocultando su brillo, como alguien ordinaria en todos los aspectos posibles. . ¿Contaba eso como 'bien'?
Después de un momento de silencio, Huo Mian respondió lentamente: —No estoy mal.
Para entonces, ya, habían llegado frente al edificio del apartamento de Huo Mian. En el momento que el auto se detuvo, Huo Mian abrió la puerta y salió del auto como si fuera que los perros del infierno la estuvieron persiguiendo.
—Gracias por traerme a casa. Adiós —dijo, despidiéndose apresuradamente. Fue directo a las escaleras.
Realmente le aterraba que Qin Chu le dijera algo más, y se revelaran los recuerdos que había mantenido dormidos dentro de ella durante los últimos siete años.
Mientras observaba a Huo Mian alejarse, una pizca de calidez apareció en los ojos de Qin Chu.