—Mamá, no quiero hacerlo. Aparte de mi apellido, no tengo nada que ver con esa familia. Además, esa persona me desagrada —dijo Huo Mian. Ella solo sentía odio hacia su padre biológico, Huo Zhenghai, uno de los diez hombres más ricos de la ciudad.
Todos estos años ese hombre no preguntó por ellas ni una sola vez, no les dio ni un centavo y, actuaba como si no existieran.
Ni siquiera fue al funeral del Tío Jing, a pesar de que este fue su chofer durante diez años.
Un hombre tan cruel no merecía ser su padre.
—Ve ahí, oí que tu abuela falleció—dijo Yang Meirong, con cierta tristeza en su voz.
Si había una buena persona en la familia Huo, esa sería la abuela Huo.