Desde el incidente en el bar, el Gordo Han había estado desaparecido en acción por dos días antes de volver a conectarse al juego en la tarde del tercer día.
—Gordo, ¿ya estás agotado? Ten cuidado, no te vayas a romper la cadera —dijo Zhang Yang para molestar.
—¡Pequeño Yang! El día de hoy por fin entendí por qué los hombres aman las palabras "lo quiero", pero lo que viene después, el "quiero más" es una pesadilla. Te lo digo. Durante los últimos dos días, tuve que oírla diciendo "quiero más" 17 veces. ¡Diecisiete veces! Por dios, estoy más flaco —se quejó el Gordo Han sobre su gran logro.
—¡Felicidades por desflorarte! —dijo Zhang Yang con una risita.
Aunque los discursos del Gordo Han siempre estaban entrelazados con dobles sentidos, nunca pudo cumplir realmente su palabra. Nunca había cumplido con ninguna de las intenciones que manifestaba abiertamente. La amiga más cercana que tuvo fue alguien llamada Jean…¿O Jenny?