Involuntariamente, Shen Yi vio desaparecer la pequeña figura de Lu Xinyi en la cuadra de la calle, mientras él esperaba en su auto. Él sabía que no era correcto ir que él fuera a confrontarse con el exnovio a pesar de que ellos ya estuviesen casados. Iba a permitir que ella lidiara con eso, pero de igual forma iba a interferir si veía que las cosas se salían de control.
Ignoró el constante sonar de su teléfono y empezó a leer los reportes que había estado intentando leer más temprano antes de que una muy distractora Lu Xinyi se posara a su lado en el sofá, haciendo más difícil que se enfocara en su trabajo.
Ambos entendían el acuerdo mutuo que había entre ellos. Fue realmente relajante y dichoso estar con Lu Xinyi esa semana. Fue simple. No se entrometía ni rogaba por su atención, a diferencia de las otras mujeres que él había conocido antes. En realidad, ¡era él quien buscaba la atención de ella!
Provocarla, coquetearle…eran cosas que él nunca se aburriría de hacer. No era aburrido estar con ella, realmente era entretenido escucharla parlotear todo el tiempo.
Lu Xinyi era bastante interesante, pero él era cuidadoso de no sacar temas que podrían alterar su humor. No era tan mala cuando estaba de buen humor. Y, para su sorpresa, no quería volver a verla llorar.
¿Cuándo fue la última vez que se sintió atraído hacia una mujer? Ella fue capaz de reavivar sus deseos, y haber estado en celibato por años no ayudaba en nada. Que lo parta un rayo, Shen Yi estaba seguro de que ella iba poner a prueba su autocontrol. Se preguntó a sí mismo si acaso su serenidad y ordenada vida estaba en peligro.
Lun Xinyi era obviamente una mujer impulsiva, pero podía ser controlada. Él podía ajustarse a ella si era necesario.
Él no tenía que lidiar con una aprovechadora, no, pero su gran apetito era algo que no él no esperaba en absoluto. Su pequeña estatura y contextura delgada lo engañaron. Se preguntaba cómo o por dónde quemaba todas las calorías que ella consumía.
Ella también respetaba su privacidad. Lo dejó solo cuando estaba ajetreado con el trabajo. Lu Xinyi había sido cuidadosa con él, no lo había atiborrado de preguntas ni tampoco le demandaba nada, excepto que se callara cada vez que la provocaba.
Ahora volvía a su vida normal con una esposa a su lado. Volvería a trabajar en la compañía familiar y a intentar no pelear con su padre ni matar a su hermano por ayudar a la abuela a tenderle una trampa con una mujer extraña en un crucero.
Revisó rápidamente su agenda para asegurarse de que no se quedaría trabajando horas extras como antes. Ahora que tenía una esposa que lo acompañara, tenía que reajustar sus necesidades.
¿Un matrimonio por conveniencia?
¿Quién dijo que solo era un matrimonio por conveniencia? Si todo salía bien, fácilmente podía enamorarse de ella.
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Suspiró. Este era el momento. No hay marcha atrás. Había conjugado los posibles escenarios sobre cómo hablaría con Gong Yijun. Al principio quería gritarle, golpearlo en la cabeza o darle un rodillazo en los testículos, para que asegurarse de que nunca más volviese a usarlos. También se preguntó si sería lo suficientemente suertuda como para que un camión o algún vehículo a alta velocidad lo arrollaran antes de todo esto.
Sin embargo, todos estos pensamientos desaparecieron una vez que se adentró en el apartamento.
La perra y el malnacido podían pudrirse en el infierno, pero, por el momento, ella no tenía otra opción más que verlo para poder llevarse sus cosas y dejarlo para siempre. Era una mujer casada y debía vivir con Shen Yi desde ahora.
Sí, el apartamento era de él, pero ella fue quien lo decoró y lo hizo que fuese un lugar hogareño y cómodo. Mirando los retratos en la sala de estar, Lu Xinyi se preguntó por quéél había desperdiciado sus 7 años de relación. Si ya no era feliz con ella, debió habérselo dicho y terminado todo en ese instante.
¿Realmente fue tan fácil para él dejar ir todo lo que tenían? ¿Meng Jiao realmente merecía su tiempo?