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Chapter 13: Si, acepto (Elaine)

Salimos rumbo a la capilla más cercana, por fortuna el vestido que compre para la recepción era más que perfecto para la ocasión, los niños lucían también el vestido y el trajecito que había elegido para ellos y Derek simplemente llevaba el pantalón gris y la camisa blanca del smoking que habíamos elegido para la boda.

Él conducía con calma y en silencio, la camioneta de los guardaespaldas nos seguía de cerca, mire por el retrovisor el rostro emocionado de los niños y de mi tía, me invadió la alegría, por fin… estaba sucediendo, sin la presión de tener que invitar nadie, o tener que ocultar algunos detalles sobre el modo en que nuestra relación se dio, seriamos solo nosotros, los verdaderamente importantes, nuestros hijos, mi tía y obviamente nosotros.

Mi mente se inundo de recuerdos, algunos gratos y otros no tanto, vino a mi memoria el día que lo conocí, el modo seguro y gallardo de su andar, su postura impecable al sentarse, su sonrisa perfecta y su apariencia inmaculada. También recordé que lo tache de ser una estrella más y desconfíe de su versión sobre el maltrato a los niños. Sus ojos furiosos al percatarse de mi desconfianza y su sonrisa picara el día que me ayudo en el restaurante del hotel.

Si alguien me hubiera dicho en aquel momento, que aquel hermoso y paternal hombre se convertiría en mi esposo, seguramente me habría reído de aquella persona. No solo porque después de lo ocurrido con Sebastian, abandone la idea de tener una pareja, la sola imagen de mi con un hombre a mi lado me resultaba poco más que ridícula; sin embargo, Derek supo ganarse mi confianza, conquisto paso a paso mi corazón, tengo que admitir que ya estaba perdidamente enamorada antes de que me confesara la situación con Adrien.

Mi mente continuo divagando entre recuerdos, sensaciones de besos y caricias, hasta que el roce de una mano tibia me devolvió a la realidad.

—¿Estas bien? —pregunto con el semblante preocupado, sonreí y tome la mano que descansaba en la palanca y apreté los dedos sobre ella.

—Si, mejor que nunca—respondí.

Llegamos a la capilla poco después, el sacerdote nos esperaba vestido y listo al pie del altar, una chica joven miraba a la expectativa para iniciar a tocar, tía Anneth tomó de la mano a los pequeños y camino con ellos para guiarlos hasta las primeras filas, una vez estuvieron sentados, los dedos de la chica comenzaron a moverse sobre el piano, interpretando de una forma magistral a Patchbel, Derek tomo mi mano con delicadeza y la acomodo sobre el dorso de su brazo, dio el primer paso hacia delante, y giro su rostro para mirarme con brillo en sus ojos, le sonreí y di un paso adelante también, pronto comenzamos a caminar lento hacia el altar.

Mi corazón latía tan fuerte que parecía acompañar al piano como una percusión fuera de tiempo. Finalmente de pie al sacerdote, me sentí ligera, como si nada en la vida me preocupara.

—Están aquí, hoy… porque quieren sellar la promesa de su amor, ¿vienen por libre voluntad?

Ambos nos miramos y respondimos.

—Si.

—El amor no es otra cosa que un sentimiento, y es tan efímero como el resto, preservarlo requiere del mismo esfuerzo y dedicación que requeriría aplicar para preservar un empleo, o incluso preservar la vida en un momento de necesidad, puede parecer un mal chiste, pero no lo es. El amor se trabaja día a día, se cultiva, y… si en algún momento alguno de ustedes llegara a cansarse de trabajar para mantener activo su amor, significara el fin de su promesa, el fin de su matrimonio, el fin de su amor. Trabajen juntos siempre, comuníquense, traten de ponerse en los zapatos del otro, cuando se enfaden… griten, lloren, pero… jamás olviden que el respeto y la empatía deben ser la base de su amor y relación. Compleméntense y sazonen la vida del otro con cucharaditas de felicidad y calidez. Pues esa es la esencia del matrimonio, y el propósito del amor.

Tía Anneth se acerco a nosotros con la pequeña cajita de las alianzas entre las manos y se la entrego al sacerdote, quien solo tomo los anillos y le devolvió la caja. Miro con solemnidad y tras bendecirlos puse cada anillo en nuestras manos.

—Esta es la señal, la muestra de su promesa, llévenla siempre con orgullo y dedicación, algunas veces se volverá pesada, pero recuerden que nuestro señor cargo mas en la cruz. Digan sus votos.

Me miro primero a mi, sonreí y tome la alianza entre mis dedos.

—Yo, Elaine, te ofrezco a ti Derek, mi alma, cuerpo y corazón, para ser tu compañera en las ocasiones de tristeza y de gozo, para cuidarnos el uno al otro en la salud y en la enfermad, en la riqueza y la pobreza, hasta el día en que deje este plano terrenal, y aun después, estaré esperándote al final del arcoíris de la eternidad—. Coloque la alianza en su dedo y sonreí. Sus ojos brillaron grandes y alegres.

—Yo, Derek te tomo a ti Elaine, en alma, cuerpo y corazón, y te ofrezco los míos, para ser compañeros en las ocasiones de tristeza y gozo, para cuidarnos el uno al otro en la salud y en la enfermad, en la riqueza y la pobreza, hasta el día en que deje este plano terrenal, y aun después, estaré esperándote al final del arcoíris de la eternidad—. Derek coloco la alianza en mi dedo.

—Esta es la verdad de su amor, y la promesa de su conservación, que nada los separe y vivan sus vidas en armonía y paz, puedes besar a la novia.

Derek se acerco lentamente, y sus labios se posaron con suavidad sobre los míos.

Nos dimos la vuelta y sonreímos hacia los niños que miraban alegres, mientras tía Anneth derramaba lagrimas de alegría, nos tomamos de la mano y comenzamos a caminar hacia el asiento de los niños, Derek tomo entre sus brazos a Cassie y yo a Adrien.

—¿Ya podemos decirte mamá? —Pregunto Cassie desde los brazos de su padre, sonreí y acaricie su mejilla.

—Pueden llamarme como ustedes quieran, cariño

Adrien abrazo mi cuello y escondió su pequeño rostro en el.

—Yo quiero decirte mamá—susurro suave, intente que mis ojos no se llenaran de lagrimas, pero la emoción era fuerte y poderosa, Derek se acerco a mi y deposito un beso en mi frente.

—Vamos a casa.

Asentí y salimos caminando, subimos de nueva cuenta a la camioneta y tras arrancar comenzamos a dejar atrás la capilla, mire por primera vez mi mano izquierda, el brillo y el peso de la argolla me parecían tan naturales que solté una risita, Derek me miro por el rabillo del ojo y sonrió también, sus manos se sujetaron fuerte al volante dejándome disfrutar de una imagen directa de su mano luciendo su argolla. Ahora éramos marido y mujer, me parecía tan increíble y tan normal a la vez que sentí como el mundo comenzaba a dar vueltas a mi alrededor. Trate de apretar los ojos para evitar el mareo, mientras respiraba profundamente, pero me fue imposible evitar que mi estomago se revolviera.

—Derek, por favor… detén el auto—pedí intentando contener el ardor que subía por mi esófago hacia mi garganta.

Derek se orillo tan rápido como pudo, y sin decir nada simplemente abrí la puerta y salte del auto tan rápido como pude, corrí hacia los matorrales que adornaban la autopista y salude de cerca al desayuno y la cena de ayer, Derek apareció detrás de mi, y sostuvo mi cabello. Intente decirle que se fuera, que me dejara a solas, pues no quería que me viera de ese modo, pero como el caballero de armadura brillante que es, sostuvo con un mano mi cabello y con la otra rodeo mi cintura para ayudarme a sostenerme en pie.

Cuando por fin pude recobrar la compostura me gire apenada hacia él, me asusto que pensara que era una reacción por la boda tan apresurada, y una parte de mi realmente creía que los nervios me habían jugado una mala pasada.

Derek se acerco a mi y saco un pañuelo desechable para entregármelo, en su mirada no había acusación ni tampoco asco, simplemente la preocupación opacaba su brillo habitual.

—Estoy bien—dije para tranquilizarlo. Derek quiso acercarse a mi para abrazarme pero me retire un poco—. En este momento no huelo exactamente a rosas—dije en tono chillón, él me tomo por la cintura y me levanto entre sus brazos. Me sorprendió un poco la facilidad con la que lo hizo.

—Para mi siempre hueles delicioso, vamos a casa, creo que han sido demasiadas emociones por hoy y me bella esposa, necesita descansar.

Rodee su cuello con mis brazos y me regocije al escucharlo llamarme "su bella esposa" descanse mi cabeza en su hombro.

Me acomodo en el asiento delantero con delicadeza, me gire hacia los niños y me disculpe, les explique que había comido demasiados panques en la mañana y mi estomago se había enfermado, pero que estaba bien. Tía Anneth me miro preocupada pero no dijo nada.

Llegamos poco tiempo después, en seguida subí a darme una ducha, lavarme los dientes, el agua tibia me relajo de inmediato, no entendía bien porque me había sentido así de un momento a otro, mi salud siempre había sido de roble, salí de la ducha y me envolví en la toalla, me acerque al espejo y mire mi reflejo. No tenia ojeras, mi mejillas estaban sonrosadas, mi piel lucia radiante… simplemente donde buscara no había indicios de tener una infección estomacal.

Quizá en verdad solo había sido los nervios. Mire mi mano izquierda y acaricie la argolla de matrimonio con la punta de los dedos.

"No es del todo ridículo" me dije a mi misma, el día comenzó desde temprano, y hubo mucha acción, la rueda de prensa, la boda… demasiadas emociones en un lapso de tiempo tan corto.

Después de vestirme baje a la sala, Derek había ordenado una cena abundante para celebrar, y me dedique a comer como una desesperada, todo estaba delicioso, y había una gran variedad, los niños disfrutaban de los platillos tanto o más que yo. Conversamos sobre cosas in sentido, y tía Anneth y Derek comenzaron a realizar el cuestionario pendiente que tenían para conocerse.

Después de cenar, nos sentamos en familia a ver una película de superhéroes, tía Anneth se quedo dormida en el sillón como era su costumbre, mientras que los niños comenzaron a bostezar, aun no era tan tarde pero al parecer no fui a la única que los acontecimientos que pasaron la factura.

Me puse de pie y camine hacia tía Anneth, moví levemente su hombro y ella despertó.

—Lo siento, me quede dormida.—Se disculpo—Fue un largo día—, le sonreí como respuesta y la ayude a ponerse de pie.

—Si, tía… te acompaño a tu habitación—dije en tono suave y camine junto con ella hacia las escaleras. De pronto giro su rostro hacia mi y me abrazo.

—Mi niña, no tienes idea de cuanto me alegra que hayas encontrado el amor, me siento tan torpe por no haberme dado cuenta de lo que ocurrió, quisiera poder volver el tiempo atrás y estar ahí para ti cuando más me necesitaste.

—Tía, no es necesario que te sientas así, yo decidí encerrarme en mi misma, y simplemente no permitir que nada ni nadie volviera acercarse a mi lo suficiente como para hacerme daño, yo también lamento haberte dejado fuera todos estos años, sin siquiera decirte por qué.

Tía Anneth negó con la cabeza y acaricio mi mejilla.

—Cariño, conozco ese sentimiento, querer huir y ocultarse de todos y de todo, no te juzgo, solo me culpo un poco por no darme cuenta que tu cambio de temperamento se debía precisamente a que estabas atravesando por un infierno. Pero, el pasado queda atrás, las heridas sanan y ahora has tenido la suerte de encontrar un hombre que te ama, pudiste recuperar al pequeño que creías haber perdido, me alegro tanto que por fin estés transitando el camino de la felicidad.

Sonreí de nueva cuenta y apreté mas a mi tía entre mis brazos. Tenia razón, me sentía feliz, tranquila, contenta y segura.

Al llegar a su habitación la despedí con un beso y baje las escaleras, Derek intentaba levantarse del sillón sin mover a Cassie, quien roncaba profundamente sobre su pecho, la escena provoco que me derritiera de ternura. Me acerque y tome a Cassie entre mis brazos con delicadeza procurando no despertarla y me incorpore por completo, Derek tomo a Adrienn y subimos con ellos hasta su habitación, abrí la puerta haciendo un esfuerzo sobre humano de no tirar a Cassie para después empujarla con espalda y poder entrar a la habitación. La cama era enorme para ambos pequeños, así que tras colocarla en el medio, comencé a hacer una barrera de almohadas alrededor, Derek coloco a Adrienn y rio por lo bajo al ver la altura del fuerte de almohadas que había hecho para ellos.

—Cariño, aun si se caen, con la altura de la cama no van a hacerse daño.

Lo mire y me reí.

—Lo sé, pero es mejor prevenir.

El comenzó a reír y se preparaba para cambiarlos de ropa y poner sus pijamas, pero lo detuve.

—Deja que yo lo haga, toma un baño, estas igual de cansado que el resto.

—Te amo—dijo contra mis labios y tras rozarlos levemente salió de la habitación.

Camine hacia la maleta pequeña y tome las pijamas de ambos pequeños, con mucho cuidado y dedicación cambio primero a Cassie y después a Adrienn, los arrope bajo la delgada sabana y les di un beso suave a cada uno antes de prepararme para salir.

—Ma… má… —Llamo Adrienn, me detuve en seco y gire mi cuerpo.

—¿Si, cariño?—susurre para no despertar a Cassie, Adrienn me sonrió mostrando sus pequeños dientes y volvió a dormirse sin decir nada mas. Ambos continuaron roncando como si nada hubiera pasado poco después.

Salí y cerré la puerta detrás de mi, camine hacia la habitación principal, mi corazón latía con fuerza, amenazando con salírseme del pecho, me sentía muy nerviosa y no era capaz de entender bien el porque, había estado con él… en varias ocasiones ya.

Entre a la habitación y la imagen de Derek de pie frente a la cama con una toalla envuelta en la cintura y secándose el cabello se quedo grabada en mi memoria. Intente controlar aquella explosión de hormonas solo digna de una adolescente y cerré la puerta tras de mi. Derek se giro hacia a mi y sonrió.

—Duermen como rocas—dije intentando que mi voz no sonara nerviosa, di un paso hacia la maleta para buscar mi ropa de cama cuando su brazo rodeo mi cintura y me acerco a él. Su cabello aun tenia diminutas gotas que cayeron suavemente sobre mi rostro cuando se inclino para rozar su nariz con la mía.

—¿Te sientes tan nerviosa como yo?

Su pregunta me hizo soltar una carcajada, me levante sobre las puntas de los pies y envolví mis brazos alrededor de su cuello.

—Ya no tanto—respondí y atrape sus labios con los míos, sus besos sabían a menta y yerbabuena, su torso desnudo se sentía duro y suave a la vez en mis manos, y simplemente no podía parar de acariciarlo, Derek bajo lentamente su rostro hasta comenzar a besar mi cuello, mientras sus manos acariciaban mis piernas tirando levemente del vestido hacia arriba. Podía sentir como algo crecía en mi interior, era una clase de deseo un tanto diferente a la que sentí en nuestros encuentros anteriores, mis manos se detuvieron en la toalla y lentamente la desate para que esta cayera al suelo, Derek gruño por mi acto y sin mas preámbulos me tomo por los muslos y se rodeo la cintura con ellos, solté un gemido bajo que lo hizo sostenerme con menos fuerza y que provoco una queja en mi interior.

—Estoy bien—dije animándolo—Solo me sorprendió un poco la facilidad que tienes para volverme loca.

Dije eso e inmediatamente ataque sus labios de nuevo mientras él deslizaba el cierre del vestido y actuaba con maestría para quitármelo, me puso en el suelo con suavidad para que el vestido resbalara por mi cuerpo, yo misma me quite el sostener sin despegar mi ojos de los de él y volví a acercarme suplicando que me acariciara. Derek comenzó a besarme de nuevo presionando mi cuerpo contra el suyo, no pude evitar pensar que en realidad estaba muy feliz de verme… su amigo rozaba mi vientre y estomago con una dureza casi indescriptible. Sus manos subieron de nuevo por mis piernas hasta llegar a mi trasero, me apretó a un mas contra él y ambos caímos a la cama. Deshacernos de mi pantaletas fue tan sencillo que en cuanto estas salieron por mis piernas, Derek se deslizo dentro de mi, me encogí debido a la sensación, y gemí más fuerte lo que deseaba, Derek clavo sus ojos en los míos, acaricio mi nariz con la suya mientras volvía a deslizarse, esta vez la sensación fue más profunda, sus ojos permanecían inmóviles admirando cada gesto, tenia los labios levemente entre abiertos y su piel se sentía mas caliente. Pronto nuestro ritmo se acelero, mis labios comenzaron a buscar su piel que ahora tenia un sabor salado debido al sudor, mientras él, acariciaba mis muslos con ambas manos.

—Derek… —musite su nombre entre gemidos y con la respiración entrecortada, mi cuerpo comenzaba a tensarse cada vez más, mientras que mis sentidos se disparaban tan rápido como los latidos de mi corazón, pronto sentí como se hundía cada vez más y más profundo, y tras dos embestidas mas llegamos juntos al orgasmos, sentí calidez y antes de que yo misma retomara control sobre mi mente, me di la vuelta y tire de él para que volviera penetrarme, causándole una risa melodiosa.

—Creí que estarías exhausta—dijo después de ajustarse de nuevo a mi.

—Nunca… me… canso… cuando estoy… contigo—dije antes de volver a caer presa del placer.

Después de aquel encuentro tan apasionado, me recosté sobre su pequeño y comencé a escuchar su corazón latir contra mi mejilla, al principio galopaba veloz y desbocado, pero poco a poco comenzó a tranquilizarse, mientras que el mío, continuaba palpitando con amenaza a salirse de mi pecho.

—Tantos años de gimnasio tienen su recompensa—dijo adivinándome el pensamiento. Me reí por lo bajo y acaricie su pecho.

—No presumas, o ¿es que acaso estas insinuándome que debería ir al gimnasio?

Sus ojos se cerraron por la risa y negó con la cabeza.

—Por supuesto que no, eres perfecta.

Le di un beso suave en la comisura de los labios y suspire.

—Siento como si el primer reto de nuestra vida juntas hubiera sido superado, ahora quedan dos escalones más que resolver y todo será simplemente perfecto—mi tono cambio y el se incorporo un poco para dejarme mas espacio en la cama.

—¿Adrien y tu hermana?

—Aun no se que debería hacer en esas dos situaciones, por un lado, no puedo llegar y simplemente reclamarle a mi hermana, después de todo creo que al menos merece que la deje contar su versión de la historia. Y… Adrien, mi pequeño a sufrido mucho, hace un rato cuando termine de arroparlos, me llamo mamá… mi corazón quería reventar de gozo. Se que merece saber la verdad, pero no se si sea adecuado es muy pequeño y no quiero causarle un trauma.

—Cariño, tenemos toda la vida por delante, disfruta de él, conócelo, se su mamá… lo demás se dará poco a poco. Y sobre tu hermana, mi opinión es que abordes el tema directo, en cuanto ella conozca a Adrien va a darse cuenta, es muy parecido a ti… y a su padre…

Me senté ahorcajadas sobre su cintura y me agazape para besar su mejilla

—Tu eres su padre, siempre lo fuiste y siempre lo serás.

Derek se giro sobre la cama para atraparme entre su cuerpo y el colchón mientras sus manos se deslizaban hábilmente por mi vientre, comenzando a hacer jadear.

—¿Cansada?

Abrace su cuerpo con mis piernas.

—Ni un poco.


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